Espacios. Vol. 17 (1) 1996

La política tecnológica como política económica

Technological policy as economic policy

Víctor Alvarez R (*)


RESUMEN

En el presente trabajo se argumenta ampliamente sobre la necesidad que tiene el Estado venezolano de diseñar y ejecutar que estimulen una mayor creación, transferencia y difusión de conocimientos científicos y tecnológicos que sustenten la supervivencia y competitividad del aparato productivo nacional. Se plantean bases de una política tecnológica de nuevo tipo que trasciende la promoción de las actividades y centros de I&D, incorporando cada vez más incentivos al fortalecimiento de las capacidades tecnológicas de empresas.

ABSTRACT

This work presents an argumentation on the need of the Venezuelan Government to de sign and carry out public policies to stimulate greater creation, transfer and spreading of scientific and technological knowledge to support competitiveness and survival capacity of national productive system. Bases of technological policy of new type are presented. This policy surpasses the pomotion of scientific and technological activities in academic institutions and I & D centers, including even more incentives to the techno logical capacity reinforcement of corporations.

Contenido


De la venezuela rentista a la venezuela productiva

Hasta hace poco, la actividad económica en el mundo se caracterizó por la gran producción en serie, la importancia decisiva de las economías de escala y la consiguiente rigidez organizativa que tal modelo originaba. En gran medida, este modelo de la producción en masa fue muy exitoso mientras se apoyó en el petróleo barato y la abundancia de otros insumos intensivos en energía. Pero, ante los violentos incrementos de los precios del petróleo en los años 70 y 80, los principales países consumidores reaccionaron iniciando un sostenido esfuerzo a fin de ahorrar materias primas y energía, logrando eficaces formas de conservación y fuentes alternas para su generación. Esto ha debilitado la importancia del petróleo y sus derivados como pilar fundamental de la gran producción estandarizada. En su lugar surge un nuevo modelo económico caracterizado por un creciente use de la información y el conocimiento, el cual ha permitido un use mucho más eficiente de las materias primas naturales y la energía destinadas a la producción industrial.

El revolucionario significado que ayer tuvieron para la humanidad el petróleo y la energía es semejante al que hoy en día tienen la información, el conocimiento y los medios para difundirlos, toda vez que ha originado la transición de la producción en masa, con use intensivo de energía y materiales, hacia formas de producción más flexibles y diferenciadas, caracterizadas por un use intensivo de la información y las comunicaciones y una explotación más racional de los recursos naturales y de la energía.

En efecto, a través de las nuevas tecnologías de la información es posible coordinar a integrar el diseño, los proveedores, la fabricación, la comercialización, el transporte, a incluso los servicios técnicos y administrativos en redes de teleinformación. La ampliación y abaratamiento de los medios para comunicar, procesar y almacenar información, así como la interacción creciente entre una amplia gama de tecnologías, ha permitido imponer la práctica de la comercialización global a través de redes de telecomunicaciones. Este nuevo fenómeno tiende a modificar radicalmente la localización óptima de las actividades económicas y a alterar los determinantes tradicionales de la competitividad, debilitando aún más las estrategias de desarrollo basadas en la explotación de un recurso natural.

Por ejemplo, en los sistemas de transporte uno de los principales consumidores de petróleo tienen lugar radicales avances organizativos los cuales impactan negativamente el mercado internacional de hidrocarburos. Las nuevas tecnologías de la información posibilitan cambios estructurales y funcionales en las redes de transporte y en la configuración espacial de la producción y el comercio. El incremento en la flexibilidad de los procesos de producción, distribución y gestión facilitan la descentralización de funciones para dar paso a la conformación de cadenas productivas internacionales, lo cual se ha traducido en un extraordinario ahorro de energía. Y en función de aprovechar las ventajas comparativas en una economía cada vez más globalizada, los países y empresas tienden a localizar cada unidad productiva, distributiva o de gestión en el lugar que posee más ventajas para su interés económico. Sobre esta base se eslabonan todas y cada una de estas unidades en una cadena de interdependencias internacionales, en gran medida facilitadas por la eficacia que permiten las tecnologías de información.

Este nuevo paradigma ha originado consecuencias sin precedentes para los países exportadores de petróleo', toda vez que sus estrategias de desarrollo ahora sólo son viables a partir de la optimización de esta ventaja comparativa en el marco de un sistema económico abierto y de un proceso de creciente globalización de la competencia. En el caso concreto de Venezuela, tales cambios imponen la necesidad de relanzar el proceso de industrialización con base en una creciente incorporación y difusión del progreso técnico que haga posible la transformación de las materias primas nacionales en productos con alto valor agregado.

En adelante, los cambios socioeconómicos que reclama el país estarán muy vinculados a nuestro avance científico y tecnológico. La transformación de la actividad productiva, apoyada en el fortalecimiento de su capacidad tecnológica, constituye un punto clave de la nueva estrategia de desarrollo que en el país se debe formular y ejecutar.

La caída de la renta petrolera que ha venido afectando a Venezuela lejos de ser un desequilibrio coyuntural constituye, más bien, una consecuencia de cambios estructurales que han tenido lugar en la economía mundial, los cuales imponen un nuevo tipo de industrialización con base en una creciente incorporación y difusión del progreso técnico. La difusión de las nuevas tecnologías' en la estructura del aparato productivo mundial ha alterado drásticamente el patrón de ventajas comparativas que sustentó la inserción de Venezuela en la economía mundial. En el curso de este proceso, lo más probable es que las intensidades energéticas continúen declinando. Si a esto agregamos que las reservas de petróleo que se descubren están siendo mayores que los incrementos en el consumo, parece prácticamente imposible que se puedan recobrar los elevados niveles de renta petrolera que hasta hace poco Venezuela disfrutó. Mas bien, y como resultado de los factores que hemos apuntado, el nivel de renta tiende a deprimirse cada vez más. Justamente, esto es lo que nos permite afirmar que estamos en presencia del agotamiento de una estrategia de desarrollo que se apoyó en la percepción de un creciente plusvalor internacional y que permitió niveles de consumo y de inversión muy por encima de los que los factores productivos internos estaban en capacidad de generar.

Con el agotamiento del capitalismo rentístico se impone el tránsito de la Venezuela rentista a importadora a la Venezuela productora y exportadora. Esto supone una nueva forma de integración del aparato productivo nacional a la economía mundial. En adelante, deberá estar en capacidad de generar una amplia gama de bienes con la suficiente calidad y/o bajo costo para competir en el mercado internacional. Sólo así será posible superar nuestra actual especialización internacional como un país exportador de productos primarios y aumentar la participación de las manufacturas nacionales en el comercio internacional.

* Egresado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de La Habana (1985). Master en Planificación del Desarrollo, CENDES- UCV (1988). Postgrado en Gerencia Pública, IVEPLAN (1991). Postgrado en Análisis y Gestión de la Ciencia y la Tecnología, Universidad Carlos 111 de Madrid (1993). Director de Coordinación Industrial (1989-1991) y Director General Sectorial de Planificación (1992) del Ministerio de Fomento. Asesor de la Presidencia y el Directorio de CORPOINDUSTRIA (1992). Ha sido profesor en las cátedras de Desarrollo Económico en la Facultad de Economía de la UCV, y de Entorno Económico en el Postgrado de IVEPLAN. Actualmente se desempeña como Director de Políticas y Planificación del CONICIT (1994-)

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