Espacios. Vol. 10 (1) 1989. Pág 1

La producción y comercialización de tecnología. La experiencia del IDEC

Luis F. Marcano González*


Índice:

RESUMEN:
La producción de tecnología y su introducción en el mercado es la preocupación central y constante de los centros de Investigación y Desarrollo (I y D). El examen de las estrategias desarrolladas por el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (I DEC), así como los obstáculos encontrados por el camino son el objeto del presente artículo.
Se complementa este análisis con las características de la construcción, así como la dinámica del desarrollo tecnológico de esta rama de actividad económica. Se concluye con unas primeras reflexiones sobre la ‘resistencia al cambio’ de los sectores usuarios de las tecnologías producidas por el Instituto y las vías a seguir frente alas realidades del entorno venezolano de la construcción.


INTRODUCCIÓN

El IDEC nace a mediados de los años 70 como una Institución de I y D, adscrita a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. Su misión es la de contribuir al desarrollo de tecnología para la construcción en Venezuela, específicamente en el área de las edificaciones. El grupo fundador del IDEC provino de la Sección de Diseño en Avance a Investigaciones del Banco Obrero (hoy Instituto Nacional de la Vivienda INAVI ), la cual, durante los años sesenta, se convirtió en el organismo pionero del desarrollo de tecnología para la construcción de viviendas del sector público en el país.

Desde sus inicios el IDEC se plantea entre sus objetivos colocar en el mercado sus proposiciones tecnológicas para la construcción de edificaciones. Ello determina la creación de vínculos con el entorno (sobre todo con el sector público) y con la disposición de ensayar todas las vías posibles para lograr sus objetivos.

El camino recorrido así como las enseñanzas obtenidas son los aspectos que intentaremos describir en las próximas líneas. Perdone el lector de antemano lo apretado de la síntesis que aquí presentamos. Sin embargo, ello nos permitirá exponer lo esencial del proceso, extraer algunas conclusiones sobre los resultados y destacar las iniciativas institucionales desarrolladas para mejorar los vínculos del IDEC con su entorno.

El Perfil inicial del IDEC

De acuerdo a lo planteado por Roffé (1986), en el análisis que hace sobre los objetivos expresados en su Reglamento, el IDEC fue concebido como un organismo que podía ubicarse en cualquiera de los estadios de lo que él denomina el modelo Sábato (1975, 1982), es decir:

I. Como un laboratorio (u organismo) de investigación que produce fundamentalmente un conocimiento básico o puro.

II. Como una empresa de tecnología en cuanto que produciría tecnologías para ventas a terceros o como fábrica de tecnología en cuanto esa tecnología fuera utilizada por el mismo IDEC o sus filiales para la producción de bienes y servicios; y

III. Como una empresa de producción de bienes y servicios.

Este amplio perfil de actividades del IDEC definido en su reglamento se debió a muchos factores. Siendo el más importante de todos ellos el institucional: el IDEC fue fundado en el seno de la Universidad. Este hecho, quizás hoy de menor trascendencia para nuevas instituciones, señalo la necesidad de hacer concesiones al enfoque tradicional de la investigación en la Academia. Sin embargo, en la práctica, el perfil buscado desde sus comienzos fue el de una empresa de tecnología cuyos usuarios (o clientes) fueran entidades productoras de bienes y servicios (fundamentalmente públicos) que utilizaran las tecnologías desarrolladas por el IDEC en sus procesos de producción.

Por otro lado, la fundación del IDEC dentro del marco de la Universidad tiene un significado especial. Con el IDEC aparece por primera vez el concepto de Desarrollo en la universidad venezolana. Hasta el momento de su creación, los conceptos dominantes en el medio de investigación universitaria eran (y lo son aún en parte) los de la investigación básica (pura, fundamental, exploratoria) y los de investigación aplicada (dirigida, tecnológica). Aunque ya para la época se venían desarrollando algunas actividades de asistencia técnica, éstas no eran sino un servicio a la comunidad y una fuente de obtención de recursos económicos utilizando la capacidad ociosa de algunos laboratorios, y no para satisfacer las necesidades de las unidades de mercadeo y producción de las empresas privadas, que usando un personal calificado y recursos técnicos más sofisticados podría desembocar en la mejora de productos y procesos existentes o en la generación de nuevos productos o procesos en la producción de bienes y servicios.

El concepto de Desarrollo, como la generación de nuevos productos o procesos o el perfeccionamiento de productos o procesos existentes o simplemente el descubrimiento de nuevos usos o aplicaciones, fue introducido en la Universidad por el IDEC. Quizás no sea tiempo aún para evaluar tal decisión, dejaremos para más tarde esa tarea.

La función de Desarrollo ha correspondido, en países desarrollados, a laboratorios industriales y plantas piloto vinculados a las empresas productoras de bienes y servicios. En el caso del IDEC existieron dos razones particulares para explicar su constitución en el seno de la Universidad. En primer lugar, producto de la experiencia anterior de sus fundadores, era necesario realizar la I y D en construcción con continuidad. Sin que estuviera ésta sujeta a los vaivenes de los cambios políticos de la administración pública.

La experiencia de la Sección de Diseño en Avance a Investigación del Banco Obrero (B. O.) fue rica en realizaciones y logros en el desarrollo de nuevas técnicas de construcción de viviendas. Ello se hizo evidente con el aumento de la capacidad de construcción del B. O. durante los años sesenta. Sin embargo, a partir de 1969, la Sección fue prácticamente desmantelada y su actividad se reorientó con el objeto de convertirla más en una unidad de investigaciones aplicadas para la vivienda que en una unidad de desarrollo de nuevas técnicas y procesos de construcción. Tal decisión se refleja hoy en día, entre otros factores, en la imposibilidad que tiene el INAVI de aumentar su capacidad de oferta de unidades de viviendas para los sectores de la población de más bajos ingresos. Es en busca de mejores condiciones y de mayor continuidad y estabilidad que se decide la constitución de esta unidad de I y D en el medio académico universitario. La segunda razón tiene que ver con las características más resaltantes de una rama de actividad económica como la construcción y la forma como se da su desarrollo tecnológico. Nos detendremos aquí a fin de exponer algunos aspectos de la dinámica de esta rama lo cual pensamos dará un marco adecuado para la mejor comprensión del significado de la actividad de I y D en la construcción.

La construcción: Características y Desarrollo Tecnológico

De acuerdo a los resultados del Proyecto INCOVEN (1986) y del trabajo de algunos autores, entre ellos Becerra (1985), Lovera (1985) y Villanueva (1987), podemos afirmar que la rama de la construcción es desde el punto de vista de su división del trabajo una rama manufacturera. Es decir, la construcción no ha llegado al estadio de la gran industria maquinizada. Esto implica, que el papel de la fuerza de trabajo es fundamental, a diferencia de la gran industria en la cual el sistema de maquinaria es el eje central en torno al cual se organiza la producción. En esta manufactura la potencia fundamental del proceso de trabajo colectivo descansa en la habilidad, pericia y capacidad de los trabajadores mismos. En consecuencia, la rama de la construcción es amplia utilizadora de mano de obra y posee una tecnología general relativamente baja.

La productividad en construcción está condicionada por un gran derroche de fuerza humana de trabajo, que se sustrae a otros ámbitos de la producción de bienes y servicios. Es así como el valor de sus productos es comparativamente más elevado. Por lo tanto, las obras de construcción tienen un alto precio, consecuencia de la alta participación relativa de la fuerza de trabajo frente a los medios de producción, más la gran magnitud de trabajo cristalizado en cada obra completa.

Además, los productos de la construcción son el resultado de un largo período de trabajo continuo, cuyas múltiples jornadas culminan con la aparición de un producto parcial en elaboración progresiva. Sólo al final de este proceso se tiene un producto listo para su consumo.

Por otro lado, los distintos procesos y subprocesos en que se divide el trabajo manufacturero de la construcción se articulan entre sí y en su conjunto de una manera dominantemente heterogénea. Es decir, la forma de la manufactura donde el producto es resultado del ensamblaje de procesos independientes unos de otros. No se trata, entonces, de un proceso lineal sino de un conjunto de procesos parciales que al reunirse en una secuencia específica dan lugar al producto total (1).

Todo esto configura una breve existencia de la unidad de producción en contraste con la durabilidad de los productos de la construcción. El taller o unidad de producción dura lo que tarda en producirse la obra. Por supuesto, cuando hablamos de unidad de producción no nos estamos refiriendo a la empresa constructora, sino a la acción localizada de ésta, es decir, la empresa obra. La empresa constructora para acometer una obra debe emplazarse en el lugar donde se va a llevar a cabo la obra. Con el fin de la obra desaparece esa unidad de producción. Esta breve historia de la unidad de producción tiene importantes consecuencias desde el punto de vista de las economías de escala, pues implica el montaje y desmontaje de la unidad de producción para cada obra. Además, esta brevedad de existencia de la unidad de producción está íntimamente relacionada con la vinculación de ésta con la tierra. Como se sabe, los productos de la construcción quedan fijados a la tierra una vez que culmina su producción. Su consumo se da en el mismo sitio donde se produce. Por tanto, para cada nueva producción se requerirá un nuevo terreno. Hasta aquí las principales características de la construcción.

Vista en su conjunto, la construcción con sus características, y en primer lugar como manufactura, tiene que enfrentar como primera prioridad de su proceso de producción la organización del trabajo colectivo. Como hemos señalado, por tratarse de una manufactura,

La clave del proceso productivo está en la organización de la fuerza de trabajo. Pero, precisamente por las características que hemos mencionado, el desarrollo tecnológico en construcción puede presentarse en tres planos:

I. El desarrollo tecnológico del proceso general de producción. Cómo llevar adelante una obra para salvar los obstáculos que reducen la productividad, la eficiencia, el ritmo del flujo de factores, etc.

II. El desarrollo tecnológico de procesos o sub procesos de trabajos específicos. Cómo mejorar o introducir cambios en el ensamblaje de ciertas partes, cómo desvincular o independizar del trabajo en obra a ciertos procesos, etc.

III. El desarrollo tecnológico del manejo del negocio de la construcción. Se trata de la manera de administrar una obra, de resolver eficientemente la combinación de agentes y procesos involucrados. En una manufactura heterogénea donde deben ponerse en concierto tantas fases y tantos agentes distintos, a la vez de garantizar la colocación de los productos en el mercado, el manejo eficiente del proceso en su conjunto aparece como una tecnología importante a manejar en esta rama (2).

* IDEC. Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción. Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Universidad Central de Venezuela.
(1) Sobre esta característica Cfr. Equipo INCOVEN (1987)
(2) Cfr. Equipo INCOVEN (1986), pp. 23 y 24

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