Concetta Esposito de Díaz
Si revisamos la historia científica de cada universidad del país, seguro que tendríamos testimonios similares al reseñado líneas arriba por Esposito de D. 1995, pues la cultura científica que se imponía era esa y predominaba el espíritu del movimiento de Córdoba, Argentina, en que la Universidad debía participar e interactuar con la sociedad, entendiéndose esta interacción altruistamente como dar sin esperar o en todo caso sólo recibir la reposición de reactivos, materiales de laboratorios o equipos.
Podríamos señalar que a final de la década de los setenta es cuando tímidamente se comienza a dar cierto valor a la vinculación con su entorno, pero es en la década de los ochenta que diversos acontecimientos impulsan hacia un nuevo panorama de la vinculación. Digamos que factores académicos y económicos son los artífices de este nuevo enfoque.
Entre los factores académicos que consideramos han impulsado esta vinculación, podemos nombrar: 1) El retorno de los becarios tanto de la Gran Mariscal de Ayacucho como de las Universidades Nacionales y en especial aquellas que fundaron en sus universidades Maestrías y Especializaciones en Políticas y Planificación Científica y Tecnológica, tal como es el caso del CENDES (Centro de Estudios Superiores) de la UCV y de la LUZ (Universidad del Zulia), lo cual impulsó las investigaciones y la preparación de profesionales en esas áreas del conocimiento; su efecto multiplicador actualmente está dando resultado. 2) La aprobación en el Consejo Nacional de Universidades (CNU) de un aumento del porcentaje del presupuesto universitario a la investigación, (del 1,5% al 3%) lo cual incorporó a un mayor número de docentes en este campo. 3) La continua deficiente asignación presupuestaria, por parte del Estado, a las universidades nacionales, las ha impulsado a buscar el complemento de ingresos extras para financiar la investigación con más énfasis en la década de los noventa. Y finalmente, 4) La influencia de las investigaciones que en el área vienen realizando los pares internacionales.
Entre los factores económicos se pueden identificar: 1) La crisis por la que atraviesa el país desde 1983, cuando se realizó la primera devaluación de la moneda. 2) La inflación, que disminuye en mayor cuantía el poder adquisitivo, de los presupuestos asignados, para la compra de los insumos necesario para la investigación. 3) La globalización económica que obliga a las empresas a competir para existir, no sólo dentro del país sino fuera, y para ello éstas requieren de apoyo de consultoría, de información tecnológica y de ideas innovadoras con lo cual algunos sectores de la actividad manufacturera tímidamente han iniciado una demanda científica y tecnológica interna que anteriormente realizaban fuera del país. Y por último, 4) El deterioro del ingreso real del investigador.
El tema de la vinculación, hasta ahora, se ha venido abordando a través de investigaciones aisladas que tocan diversos temas: diagnóstico, evaluación, estudio de casos, que en cierta forma han servido de guía y de orientación para explorar cuáles son los mecanismos más apropiados, cuáles las ventajas que reportarían sus estudios y cuáles los estímulo, para continuar sondeando el tema.
Bajo esta situación y con la meta de encontrar a través de las investigaciones resultados factibles que ayuden a solventar la problemática, se ha venido formando, en algunas universidades, una masa crítica con el objeto cierto de aportar conocimientos que puedan orientar a la toma de las decisiones más apropiadas y menos traumáticas para el sector universitario, sin que esto afecte su tradicional rol dentro de la sociedad. Este tipo de relación en los países desarrollados se han venido realizando en forma normal y fluida como consecuencia del Desarrollo de la Ciencia y su estrecha relación con las actividades productivas (Esposito de D. 1993), y de allí los resultados obtenidos. Sin embargo en nuestro país se observan marcadas diferencias que según Pirela, Rengifo y Arvanitis, 1991, son cuatro:
1) En cuanto a los objetivos de la investigación científica, aplicada o fundamental y los desarrollos tecnológicos. 2) En cuanto al sitio o locus institucional y físico donde se ejecuta la investigación. 3) En cuanto a las personas involucradas, en tanto distintos actores sociales y 4) Las modalidades de financiamiento y sus formas de control.
Estas cuatro diferencias son realmente una fuerte barrera para la vinculación aún cuando en algunas de ellas, como el financiamiento, es el Estado el que puede servir de mediador o punto de enlace para superar algunas de las diferencias dependiendo, por supuesto, de lo que se investiga y de lo que se espera tener como resultado.
Se destaca en Pirela y otros (1993), ya mencionados, que las empresas para el desarrollo de ventajas competitivas deben contar con una capacidad propia de I y D. De no ser así pueden integrar, asimilar o transferir los resultados de investigaciones que se producen en las universidades y centro de investigación así como su capacidad de servicio.
De allí que, las experiencias de las universidades nacionales el análisis y aportes de algunas modalidades de vinculación (más los intentos aislados no registrados), han motivado a las universidades en general, contando o no con la infraestructura apropiada de investigación y desarrollo, a modificar sus estructuras organizativas, creando (dependiendo de la importancia que cada una le asigna a la vinculación) coordinaciones, direcciones y hasta vicerrectorados de extensión a fin de fortalecer el proceso de vinculación.
Pensamos que adecuar la estructura universitaria puede presentar una favorable imagen de organización. Sin embargo, esto no es suficiente ni es lo más importante. Se requiere, según Solleiro (1994: p.205), que el personal involucrado en la gestión, en los roles críticos y de liderazgo, sean preparados y tengan aptitudes, capacidad de negociación, de ubicación de facilitadores, de contar con generadores de ideas, un padrino (sponsor) y actualizador (gatekeeper). Añadimos a esto, que también es indispensable contar con normativas legales de propiedad intelectual y de transferencia para garantizar en justicia el patentamiento y los beneficios que puedan reportar resultados exitosos a la institución y al investigador o grupos de investigadores involucrados.
La Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) nace el 22 de septiembre de 1962 mediante el Decreto Ejecutivo Nº 845 como Centro Experimental de Estudios Superiores (CEDES); el propósito del mismo era ensayar ...una nueva concepción universitaria, que destaca como características su directa vinculación a la comunidad, su disposición para el estudio de problemas en función de necesidades reales, conforme a la demanda y requerimientos sociales y a la circunstancia de orientar su acción institucional y académica a la formación de recursos humanos a varios niveles, y servir como instrumento del desarrollo científico, cultural y técnico del país y de la región (Cañizales, F. 1992: p. 14).
Esta universidad, que es relativamente nueva, y ya pasa los treinta y cinco años de existencia, abrió sus puertas con las carreras de Ciencias Agronómicas, Ciencias Veterinaria y Medicina; posteriormente se abrieron las carreras de Administración y Contaduría (1967), Ciencia (1971) e Ingeniería Civil (1977).
En ella se vienen cumpliendo escalonadamente las funciones que se establecen en la Ley de Universidades como son: docencia, investigación y extensión. La docencia desde su promulgación, la investigación a partir de la década de los setenta cuando ésta se institucionaliza con la creación del Consejo Asesor de Investigación y Servicios (CADIS), en 1974, antecesor del actual Consejo de Desarrollo Científico Humanístico y Tecnológico (C.D.C.H.T.) al cual se le dota de infraestructura física y financiera para estimularla y apoyarla (Esposito de D, 1984) y posteriormente la extensión con una particular visión.
Las actividades de investigación en Veterinaria, Agronomía y Medicina fueron pioneras y muy relacionadas a solventar la problemática agropecuaria y de salud del Estado Lara, pero sin percibir ningún tipo de retribución. Luego, desde 1986 en adelante, se incorporan activamente investigadores de Ciencias, Administración y Contaduría e Ingeniería Civil.
La extensión universitaria, se vino cumpliendo con particular visión, a través de las actividades culturales y deportivas. Éste punto de vista ha sido el que ha venido predominando para proyectar a la Universidad con su entorno, tal vez influenciados por sus Directores que dominaban el campo de la literatura y de la música.
La extensión, vista desde la óptica de proyectar y transferir resultados de investigaciones no ha respondido a una planificación sistemática interna, propuesta por la Dirección de Extensión, sino que fue la investigación con la aplicación de sus resultados la que impulsó la extensión. En sus comienzos, en el área agropecuaria y de salud y muy lentamente se fueron incorporando otras áreas de investigación.
La aplicación de estos resultados no perseguía específicamente obtener beneficios económicos, sino cumplir con el propósito de contribuir al desarrollo científico de la región. En realidad, estos objetivos se han logrado por cuanto muchas de las agrupaciones socioeconómicas de la región se han beneficiado con sus resultados: la ganadería regional, la apicultura, la agricultura en las áreas: vegetales, florales, frutícolas y forestal, en la salud, la industria, el comercio y la construcción.
Específicamente, en el campo agrícola frutícola, el Instituto de la Uva ha realizado aportes importantes a la región, al país y a nivel internacional con sus investigaciones, logrando un paquete tecnológico del cual la industria vinícola nacional ha obtenidos excelentes beneficios. (Reyes, Esposito de D, y Leone, 1995).
La relación de la universidad con su entorno socioeconómico surgió más por una iniciativa de los investigadores en la búsqueda comprobar sus resultados, que de una política consciente de vinculación. No se contaba con una estructura organizativa, ni de normativas legales que protegieran la creatividad, el conocimiento y los resultados obtenidos de las investigaciones. La extensión en la Universidad ha sido, la mayoría de las veces, resultado de la inquietud personal de los investigadores, más no como una planificación de política universitaria.
En nuestra institución se ha creído que la firma de convenios es la forma más expedita de vincularse, al punto de crear en 1993 una Dirección de Convenios y Relaciones Interinstitucionales (DECORI) la cual maneja los convenios que la UCLA ha suscrito y suscribe con diversos organismos públicos y privados (tanto regionales, nacionales e internacionales) de carácter educativo, de investigación, de formación de recursos humanos, de pasantías, entre otros. Sin embargo, una evaluación que se viene realizando (aún en proceso) arroja información que podríamos resumir así: muchos convenios pero pocos resultados prácticos. Algunos de estos convenios ni siquiera se ejecutaron.
En relación a las modalidades de vinculación que se aplican éstas son diversas en los seis Decanatos que conforman la UCLA y que en cierta forma son similares a las expuestas por Solleiro. J.L. (en Martínez 1993). Sin embargo, las modalidades: Desarrollo Tecnológico y Transferencia de la Tecnología, señaladas por el autor, a excepción del caso del Instituto de la Uva del Decanato de Agronomía y de la experiencia que se transmitirá en este estudio del Decanato de Ingeniería Civil, no se aprecian en el resto de los Decanatos.
Esposito, C.; Bustillos, A. y otros, en 1994 presentaron a las autoridades universitarias un estudio de reestructuración de la Dirección de Extensión (su aplicación aún esta en estudio) considerando el papel que ella debe cumplir, se propuso una estructura organizativa, que se espera potencie, en el tiempo, la vinculación. Sin embargo, creemos que en los niveles operativos de esta estructura deben incorporarse personas capacitadas en vinculación para que la extensión universitaria sea exitosa y beneficie a la comunidad y a la institución tal como lo propone Solleiro.