Albert Keesman, Jos Benders y Job de Haan
La gestión tecnológica podría servir como herramienta para revalorar la producción dentro de la empresa. En este contexto se presentaron algunas metodologías universales de las cuales se podría beneficiar una empresa en cualquier circunstancia. Un ejemplo de modelos de este tipo es el de Control de Calidad Total (Heising, Univ. De Florida, EEUU; Omachonu, Univ. De Miami, EEUU), con el que la producción podría restablecerse como parte de la estrategia integral de la empresa. Además se presentó una gran cantidad de modelos que incorporaron las circunstancias bajo las que la industria podría organizar su producción.
Para lograr que la producción asuma nuevamente su papel clave en la estrategia de la empresa, se mencionaron las siguientes metodologías: gestión de I & D, gestión de proyectos y metodologías para la aplicación de la gestión tecnológica.
En cuanto a la gestión de la I & D, se subrayó la importancia de dar a conocer la productividad de los investigadores y la calidad de sus trabajos y, simultáneamente, la importancia del rol de la I 6 D como parte de la producción (Mendenhall, Mendenhall & Co., EEUU; Beruvides y Koelling, Virginia State Univ., EEUU). Se presentaron metodologías mayormente basadas en investigaciones empíricas, que aumentan la noción de la efectividad de la I & D. Mediante la identificación apropiada de las áreas de I & D y la gestión de la intensidad de los esfuerzos se puede llegar a una optimización de I & D (Holt, Univ. De Trondheim, Noruega; de Wet, Univ. De Pretoria, África del Sur).
Se notó una tendencia semejante relacionada con la gestión de proyectos. Por ejemplo, se expusieron los resultados de un estudio destinado a incrementar el control sobre proyectos por medio de una tipología de dos dimensiones (Shenhar, Univ. De Tel Aviv, Israel): la incertidumbre técnica y la complejidad del sistema.
En las sesiones dedicadas a metodologías de gestión tecnológica fueron tratados muchos aspectos tecnológicos, pero también surgieron tema como la desmitificación de la tecnología y el trabajo de los técnicos involucrados, dirigidos a un mejor entendimiento entre los técnicos y los gerentes de las empresas. Se previó que la tecnología podría asumir su papel clave como elemento integral de la estrategia competitiva de la empresa. También se presentó una metodología para aumentar la aceptación de nuevas tecnologías, uno de los temas centrales de la gestión tecnológica (Noori, Univ. Wilfred Laurier, Canadá).
Al nivel departamental todavía se dedica mucha atención al concepto de la flexibilidad en la organización. Flexibilidad se definió como la capacidad de cambiar un cierto elemento de la organización dentro de un período fijo, como por ejemplo la productividad de los recursos humanos o de las máquinas, o la línea de productos o servicios. Durante la conferencia se expuso el impacto múltiple de máquinas modernas como robots (Liff, Univ. De Warwick, Inglaterra) y máquinas CNC en la flexibilidad de la producción. Con la introducción de la microelectrónica, el tiempo que esas máquinas requieren para cambiar a un nuevo tipo de producto se ha vuelto muy corto. Así se abre la posibilidad de producir económicamente lotes pequeños.
Sin embargo, sería un ilusión pensar que la adquisición de máquinas flexibles basta para ofrecer una línea de productos variable. A veces se utiliza estas máquinas en tareas que no cambian durante varios años. La conferencia mostró que hay grandes diferencias en la manera en que se está aplicando máquinas flexibles en diferentes países. Para lograr una utilización óptima se necesita tomar medidas de carácter organizacional. Ejemplos de esas medidas incluyen el desarrollo amplio de los recursos humanos de la empresa y una planeación adecuada de su capacidad y su necesidad de insumos.
En las ponencias de Bennett y Ettlie se trató el concepto de innovación sincrónica: un proceso de innovación en que se introducen cambios tecnológicos y organizacionales paralelamente. En este contexto, Bennett mencionó que en la práctica la innovación tiende a concentrarse en uno de estos dos aspectos, por lo que el valor de la innovación sincrónica como concepto prescriptivo todavía debe ser probado. La promoción de una coordinación entre cambios técnicos y organizacionales no es nueva; ya hace cuarenta años se hablaba de eso, tal vez usando términos diferentes.