Vol. 38 (Nº 43) Año 2017. Pág. 9
Víctor Dante AYAVIRI NINA 1; Gabith Miriam QUISPE FERNANDEZ 2; María Eugenia BORJA LOMBEIDA 3
Recibido: 29/04/2017 • Aprobado: 21/05/2017
RESUMEN: La investigación estudia las dimensiones del capital social en el contexto de las comunidades rurales y su desarrollo local, dada las potencialidades y recursos existentes en los territorios. La metodología aplicada es a partir de la revisión teórica interpretativa de los diversos planteamientos y las dimensiones del capital social en este ámbito. El estudio identifica a las redes como un elemento destacable en el sustrato del tejido asociativo para el desarrollo local, las organizaciones comunitarias, como formas de relacionamiento fortalecidas como principio de gestión colectiva y cooperación, y por último, la confianza hacía las organizaciones, en sus actuaciones e intervenciones en los procesos de desarrollo comunitario, donde los actores locales juegan un papel relevante en los procesos de desarrollo local de las comunidades rurales. Así, el estudio concluye haciendo especial énfasis a las dimensiones como mecanismos y elementos que determinan el desarrollo local basados en la construcción de relaciones en el capital social y el desarrollo local comunitario. |
ABSTRACT: The research studies the dimensions of social capital in the context of rural communities and their local development, given the potential and resources in the territories. The applied methodology is based on the theoretical revision of the different approaches and the dimensions of social capital in this area. The study identifies networks as a prominent element in the substrate of the associative fabric for local development, community organizations, as strengthened relationships as a principle of collective management and cooperation, and finally, the trust to organizations, in their Actions and interventions in community development processes, where local actors play a relevant role in the local development processes of rural communities. Thus, the study concludes with special emphasis on dimensions as mechanisms and elements that determine local development based on building relationships in social capital and local community development. |
El capital social es el conjunto de valores o normas que comparten los miembros de un colectivo basados en la cooperación (Lesser, 2000; Fukuyama, 2001); es decir, estos grupos buscan un trabajo conjunto en favor de los integrantes, suman esfuerzos y sinergias cuya característica es la comprensión, honestidad, tolerancia y reciprocidad como las fuerzas axiológicas del capital social (Campbell y Jovchelovitch, 2000); por lo tanto, la capacidad asociativa conduce a una práctica de los valores y principios de colaboración (Gutiérrez, 2016). Según Matus (1986) y Falleto (1995), afirman que se debe crear la necesidad de construir la viabilidad colaborativa y organizacional que contribuyan en el desarrollo, otros en cambio afirman que desde las redes se conforma el capital social, elemento relevante en el desarrollo social (Schiff, 1992; Stone, 2000; Winter, 2000; Delhey y Newton, 2002; Sobel, 2002; Roche, 2004; Van Deth, 2008) y económico de las regiones (Mavares et al., 1999; Ibañez, 2004; Martinez et al., 2010; Sánchez, 2013) que a su vez, permite la construcción de sociedades con libertades (PNUD, 1998; Román et al., 2013). En consecuencia, el capital social se enmarca en el ámbito del desarrollo y sus componentes que acompañan los procesos de transformación de las sociedades y su crecimiento (Scull, 200; Sudarsky, 2004; Kingston y Caballero, 2005), y consecuentemente, relieva la actuaciones de los actores y agentes del desarrollo a través de la participación e involucramiento de los individuos y las redes en los procesos (Falleto y Martner, 1990; Putnam, 2001; Haz, 2015).
Según Haz (2015: pp30) señala que “la primera teorización sobre el capital social se la otorga a James Coleman (1988) a Glenn Loury (1977), quien empleó este concepto para referirse a los recursos que están vinculados a las relaciones familiares. Sin embargo, el desarrollo teórico en profundidad del capital social corresponde a las obras de Pierre Bourdieu (1980; 1988), James Coleman (1988; 2011) y Robert Putnam (1993; 2002; 2003)”. No obstante, el estudio del capital social puede ser abordado en dos enfoques, el estructuralista y comunitario o culturalista (Coleman, 2011; Haz, 2015). El primero considerado como un conjunto de bienes disponibles para la aplicación en redes (Bourdieu, 1988; Coleman, 2011); la segunda, corresponde a la escuela comunitaria que busca una relación entre el desarrollo comunitario, sociedad civil y capital social (Putnam, 2001), en ambos casos, todavía existen vacíos en el contenido y existen espacios para seguir investigando en la temática (Levi, 1996; Kliksber, 2000; Portes, 2000; Lin, 2001; Pena y Sánchez, 2013).
En el ámbito del desarrollo comunitario, fue Putnam (2001) que establece una relación entre el capital social y el ámbito local comunitario, y plantea una visión socio comunitaria orientada a las organizaciones comunitarias, estas son organizaciones locales propias de una comunidad, cuyo propósito es promover los objetivos económicos o sociales de la población (Carpio, 2001; Gutiérrez, 2016). Así, en el estudio del capital social intervienen factores y elementos que configuran una sociedad y su contexto (Posner y Boix, 2000; Moyano, 2002; Putnam, 2003; Ibañez, 2004; Van Deth, 2008; Urteaga, 2013; Dodd et al., 2015). También el capital social es abordado desde el ámbito de las redes (Guía, 1999; Margarida y Rego, 2003; Moreno, 2007; Martí y Lozares, 2008; Gutiérrez y Flores, 2011; Ballester et al., 2014), las organizaciones (Guinalíu, 2003; Forni et al., 2012, 2013; Mendieta y Araujo, 2012) y la confianza (Thiébault, 2003; Pena y Sánchez, 2005; Gordon, 2005; Frías et al., 2011; Mendieta y Araujo, 2012; Martínez-Cárdenas et al., 2015), éstas dimensiones aplicadas en el contexto rural deberían contribuir en los procesos de desarrollo local, objetivo que buscan las comunidades rurales y el conjunto de la sociedad.
En este contexto, el capital social enfatiza en la cohesión comunitaria basada en las redes de organizaciones locales comunitarias, participación de los actores, solidaridad y pertenencia (Calloway y Nadlicki, 2000; Muntaner, Lynch y Smith, 2000; Gil-Lacruz, y Gil-Lacruz, 2006). Según Cook y Moore (2001) y Campbell (2000), sostienen que los individuos en una comunidad se integran en la medida que el capital social es valorada en base a las prácticas propias tales como costumbres y hábitos de convivencia, y en consecuencia, el capital social se constituye en la base de los estudios del capital humano (Durkin, 2000; Lee y Croninger, 2001; Sutherland et al., 2001; Veenstra, 2001; Campbell y Jovchelovitch, 2000) y de las potencialidades del desarrollo local (Castelleti y Canzanelli, 2005; Vázquez Barquero, 2009; Alburquerque, 2004). Bajo estos antecedentes, el presente estudio plantea tres hipótesis que se pretenden evidenciar: cuantas más actividades desarrollan en red (alianzas estratégicas), mayor será el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias; cuanto mayor sea la confianza en las organizaciones comunitarias, su contribución al desarrollo local será de mayor importancia y, cuanto mayor sea la confianza hacía las redes, las organizaciones comunitarias serán más sostenibles, las mismas son contrastadas desde el punto de vista teórico y empírico.
La investigación aplica la metodología analítica entre los planteamientos teóricos desarrollados en el ámbito del capital social y sus implicancias en el capital social comunitario. La consulta de la literatura y bibliografía especializada coadyuva en la comprensión e identificación de las dimensiones y aspectos que contempla el estudio del capital social, estos trabajos desarrollados apoyaron en el establecimiento de un modelo de concepción en las comunidades rurales. El trabajo se realiza en la provincia Avaroa del departamento de Oruro, ubicada en la parte andina de Bolivia, cuya población dedicada a la agricultura y ganadería que habita en el área rural alcanza a 3.664 familias, de los cuales se determina una muestra de 347 familias; la encuesta se realiza al jefe de familia, lo cual permite apreciar las concentraciones de poblaciones en el sector rural e identifica el entorno y sus organizaciones, además de las principales actividades que desarrollan en sus comunidades. Las dimensiones abordadas y planteadas en las hipótesis, son identificadas y sujetas a contrastación empírica y desde el punto de vista teórico.
En primer lugar, se presentan algunas características de la muestra que contempla el presente estudio. Es interesante aportar algunas cuestiones que describen a la población rural encuestada, éstas se observan en la siguiente tabla.
Tabla 1. Características de la población
Variables |
Respuestas |
Frecuencias |
Porcentaje |
Sexo |
Hombre |
243 |
70,03 |
Mujer |
104 |
29,97 |
|
Edad |
Menos de 20 |
22 |
6,34 |
De 21 a 30 |
57 |
16,43 |
|
De 31 a 40 |
98 |
28,24 |
|
De 41 a 50 |
76 |
21,24 |
|
Más de 51 |
94 |
27,09 |
|
Nivel de estudios |
Nivel primario |
104 |
29,97 |
Nivel intermedio |
51 |
14,97 |
|
Nivel secundario |
22 |
6,34 |
|
Nivel Universitario |
1 |
0,29 |
|
Sin formación |
169 |
48,70 |
Fuente: Elaboración propia
En cuanto al sexo, el 70,03% de la población encuestada (347 en total) corresponde a varones y un 29,97% a mujeres. El grupo de edad con mayor representatividad es de 31 a 40 años que corresponde a un 28,24%, seguido por mayores a 51, con el 27,09%; muy cerca a este porcentaje se encuentra el grupo de 41 a 50 años, en términos relativos representa el 21,24%; continúa el grupo de 21 a 30 años con el 16,43%, y finalmente el grupo menos representado son los que tienen menos de 20 años, con el 6,34%. Es destacable que los beneficiarios mayores de 31 años suman el 76,57%. Respecto a la formación escolar de la población, los que no tienen ninguna formación alcanza al 48,70% muy cerca del 50%, le sigue una población que representa el 29,97% cuya formación corresponde a la enseñanza primaria, seguido por la formación intermedia con el 14,97%, la formación a nivel secundario representa el 6,34% y finalmente la población que tiene una formación universitaria representa el 0,29%. También se observa, que el nivel de formación de la población encuestada suma el 78,67% entre la formación primaria y aquellos que no cuentan con formación educativa.
De acuerdo a la encuesta, el 85,87% de la población señala que existen varias organizaciones locales comunitarias, instituciones que lideran y ejercen autoridad para la puesta en marcha de normativas, reglamentos y planes en la comunidad, las mismas son establecidas en base al sistema organizativo y cultural de las comunidades rurales, cuya práctica proviene de un sistema tradicional y basado en costumbres y saberes comunitarias propias de cada territorio. El trabajo en red y una coordinación sistemática en proyectos locales, permiten establecer como un capital importante de las comunidades. Por otra parte, las comunidades son beneficiarias de proyectos que ejecutan las Organizaciones No Gubernamentales, y cerca del 70% de la población está involucrada en proyectos agrícolas, créditos, ganadería y derechos humanos, que están relacionadas con los actores locales e involucradas en proyectos de desarrollo y sociales, aspecto relevante de la población en la participación de los procesos de desarrollo local. En la tabla 2 se observa el comportamiento de las hipótesis planteadas para la investigación.
Tabla 2. Resultados de la estimación del modelo global
Relación en el modelo |
J cuadrada |
Correl |
R2 |
H1. Cuantas más actividades desarrollan en red (alianzas estratégicas), mayor será el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias. |
gl=38,82 p=0,021 |
0,90 |
0,87 |
H2. Cuanto mayor sea la confianza en las organizaciones comunitarias, su contribución al desarrollo local es de mayor importancia. |
gl=84,16 p=0,013 |
0,74 |
0,66 |
H3. Cuanto mayor sea la confianza hacía las redes, las organizaciones comunitarias serán más sostenibles. |
gl=46,24 p=0,044 |
0,68 |
0,51 |
Fuente: Elaboración propia
Las hipótesis planteadas en la tabla 2, han sido objeto de análisis a través de la ji cuadrada, su correlación y el R2, estadísticos que ayudan en su aceptación o rechazo de una hipótesis (Monge y Pérez, 2009; Cobo, 2007; De la Horra, 2003; Castro, 2000; Montanero, 2008). Como se observa, el ajuste del modelo a los datos es aceptable, ya que los indicadores se encuentran entre los valores recomendados. Las correlaciones entre los distintos constructos, éstas muestran valores positivos y significativos; de la misma manera la ji cuadrada asumen un valor de p<0,05, por lo que se rechaza la hipótesis nula de independencia y en consecuencia, las variables estudiadas en cada hipótesis, corresponden a una función de dependencia uno del otro. No obstante la última hipótesis el R2 tiene un grado de significación muy pequeño.
En la primea hipótesis (H1), la relación entre las actividades que desarrollan en redes y el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias, no se encuentra evidencia en contra para rechazar dicha afirmación. El valor de p=0,021, una correlación de 0,90, y un R2=0,87, este último mide la proporción de variabilidad de la variable dependiente explicada por la variable independiente. En esa línea, investigadores como Yánez (1990), Carleen et al., (2002), Requena (2003) Villasante y Martín, (2006), Moreno (2007), Gutiérrez y Flores (2011) señalan que las redes coadyuvan en el crecimiento y fortalecimiento de las organizaciones locales. Las actividades en el área rural se desarrollan bajo la figura de asociatividad y cooperación, ésta última entendida como la minka o minga (palabra en quechua), basada en una relación de apoyo mutuo y de generación de confianza interna, por lo que, en el ámbito de las comunidades rurales, el capital social está arraigada en sus costumbres y formas propias de trabajo en redes sociales densas, y consecuencia, fortalecen a las organizaciones comunitarias.
La segunda hipótesis (H2), muestra un valor de p=0,013, una correlación 0,74 y un R2=0,66; estos datos confirman que el planteamiento, cuanto mayor sea la confianza en las organizaciones comunitarias, su contribución al desarrollo local es de mayor importancia, se valida y está sustentada por la relación que existe entre las variables; de igual forma, existen autores que se acercan al planteamiento de la confianza en las organizaciones y estas tienen resultados en la generación de valores en la gestión y la mejora en sus intervenciones locales (Loli, 1988; Guinalíu, 2003; Pena López y Sánchez, 2005; Frías et al., 2011; Mendieta y Araujo, 2012). La asociación de personas, organizaciones y comunidades con los mismos intereses, y de similares condiciones, sociales, económicas y culturales fortalece la confianza y empodera a los miembros de la misma a buscar objetivos comunes. En consecuencia, la hipótesis es validada tanto estadísticamente y desde el punto de vista teórico.
Los resultados de la tercera hipótesis (H3), cuanto mayor sea la confianza hacía las redes, las organizaciones comunitarias serán más sostenibles, proporciona la siguiente información, p=0,044, una correlación de 0,68 y un R2=0,51. La proporción de variabilidad de la variable dependiente explicada por la variable independiente es menor en relación a las otras dimensiones, razón por la que se puede afirmar que sí existe una débil relación y no altamente significativa. Este planteamiento coincide con Luna y Velasco (2005) y Aguerre (2011) que manifiestan la confianza en las redes están dadas en la medida que los individuos se identifiquen con ellas y podría determinar la continuidad o el divorcio de aquellas organizaciones que la conforman.
La investigación identifica tres dimensiones que forman parte del capital social, la red, organizaciones comunitarias y confianza, que actúan y se relacionan entre sí, a partir de estas dimensiones las comunidades rurales impulsan el fortalecimiento de los procesos y la búsqueda del desarrollo local. A estas variables, la teoría las define como dimensiones del capital social, dado que son variables cualitativas y propias de cada territorio, dependerá de la cultura e identidad su forma de organización, la participación en redes y la confianza que tengan hacía el entorno y cambios que produce el desarrollo local. Las redes sociales densas o fuertes son las que generan confianza entre los miembros de las mismas, al existir esta confianza, se desarrollan eficientemente los términos de intercambio, y por lo tanto se reducen los costos de transacción; a su vez, esta interrelación entre personas, instituciones y comunidades crean normas y reglas del juego que definen una estructura local de convivencia; por lo tanto, el capital social es un indicador importante en términos económicos y de estructura legal y social. Sin embargo, también es importante mencionar que en los procesos de desarrollo intervienen otras fuerzas y variables que convergen en ese propósito.
Desde la visión teórica, el capital social incorpora varias variables de análisis según el contexto en la que se aplica y desarrolla el concepto (Schiff, 1992; Lesser, 2000; Winter, 2000; Stone, 2000; Kliksberg, 2000; Roche, 2004; Van Deth, 2008; Martínez, 2010; Sánchez, 2013; Haz, 2015), éstas se identifican y son relevantes en la medida en que esas prácticas son apropiadas o forman parte de su cultura o sistemas de vida de los individuos o grupos (Levy y Varnagy, 2005; Román et al., 2013; Christoforou, 2013; Villalonga, 2015; Jha y Cox, 2015). Así, las variables o dimensiones analizadas en el contexto de las comunidades rurales, juegan un papel importante en la configuración del capital social, dimensiones propias en sus sistemas organizativos y de relacionamiento comunitario. Habría que añadir al análisis otras cuestiones que podrían ser objeto de estudio, como ser la lealtad y la cultura nativa, costumbre y saberes ancestrales, de tal forma, conocer en qué medida estos componentes influyen en el concepto del capital social en el contexto de las comunidades rurales y su relación con el desarrollo local.
La revisión teórica establece que las dimensiones analizadas en la investigación se relacionan con el capital social, y las prácticas en comunidades rurales están presentes como una forma de gestión e intervención de las actividades locales; estas acciones configuran un escenario de coordinación y fortalecimiento de sus organizaciones basada en uno de los principios de convivencia comunitaria, como es la confianza en sus organizaciones como mecanismo de desarrollo sostenido de los territorios.
La participación en redes como un sistema de trabajo intercomunitario, en la que participan comunidades vecinas en los proyectos comunitarios y de cooperación internacional, les otorga un valor social importante en la consecución y cumplimiento de los objetivos locales; así también, el papel que juegan las organizaciones comunitarias en el desarrollo local se visibiliza en la confianza que adquiere la población en ellas, y en consecuencia, se constituye como un elemento del capital social en el ámbito rural.
Finalmente, las dimensiones de las redes, organizaciones comunitarias y la confianza se relacionan estadísticamente y contribuyen en la explicación del capital social en las comunidades rurales; aunque la última variable asociada a la sostenibilidad de las organizaciones comunitarias, no es muy representativa; sin embargo se observa la relación entre ellas. Así, la investigación concluye afirmando que estas dimensiones contemplan y contribuyen al capital social comunitario, prácticas ancestrales que han están presentes en sus formas y sistemas de gestión y convivencia.
Aguerre, C. (2011). Comunicación, stakeholders y las redes de confianza en las organizaciones, Dixit, Nº 15, págs. 34-38.
Alburquerque, F. (2004). Desarrollo económico local y descentralización en América Latina. Revista de la Cepal, N° 82, págs. 157-171.
Ballester, L.; Pascual, B. y Vecina, C. (2014). Redes sociales, políticas públicas y capital social, Aposta: Revista de ciencias sociales, Nº 61, págs. 28-43.
Bourdieu, P. (1988). Las formas del capital; capital económico, capital cultural y capital social, En: Poder Derecho y Clases Sociales: 131-165. Nº5, Colección Clásicos Contemporáneos. Ed. Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) (Madrid).
Calloway, M. y Nadlicki, T.M. (2000). Research and learning: using theories of social capital to guide health policy and evaluation. Association Paper. American Sociological Association.
Campbell, C. (2000). Social capital in health: Contextualizing health promotion within local community networks. En S. Baron, J.Field y T. Schuller (Eds.). Social capital: Critical Perspectives. Oxford. Oxford University Press.
Campbell, C. y Jovchelovitch, S. (2000). Health, Community and Development: Towards a Social Psychology of Participation, Journal of Community and Applied Social Psychology, N° 10, págs. 225-270.
Carleen, R.; Coller, X. y Andrews, S. (2002). Redes, cultura e identidad en las organizaciones, Reis: Revista española de investigaciones sociológicas, Nº 97, págs. 31-56.
Carpio, J. (2001). Desarrollo local en los espacios rurales. Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, vol. 1, Nº 2, págs. 45-56.
Castelletti, O. y Canzanelli, G. (2005). Estrategias e instrumentos para el desarrollo local en la era de la globalización. Revista Ópera, abril, vol. 5, págs. 78-88.
Christoforou, A. (2013). On the identity of social capital and the social capital of identity. Cambridge journal of economics, Nº. 4, 2013, págs. 719-736.
Cobo, E. (2007). Bioestadística para no estadísticos: Bases para interpretar artículos científicos, Elsevier Masson.
Cook, P. y Moore, M. (2001). Environment and persistence in youthful drinking patterns.
En Gruber, J. (eds). Risky behaviour among youths: an economic analysis. Chicago: Chicago Press.
De la Horra, J. (2003), Estadística Aplicada, Díaz de Santos. España.
Castro, J. y Galindo, M.P. (2000): Estadística Multivariante: Análisis de correlaciones, Amaru Ediciones, Madrid.
Delhey, J. y Newton, K. (2002). Who Trusts? The Origins of Social Trust in Seven Nations, Berlin, Social Science Research Center Berlin.
Dodd, M.; Brummette, J. y Hazleton, V. (2015). A social capital approach: An examination of Putnam’s civic engagement and public relations roles, Public Relations Review, Vol 41, Nº 4, págs. 472-479.
Durkin, J. (2000). Measuring social capitaland its economic impact. Working Paper, University of Chicago.
Falleto, E. y Martner, G. (1990). Repensar el Futuro, Estilos de Desarrollo. Compilación de Ensayos. Editorial Nueva Sociedad.
Frías, R.; Fellinger, E. y Clarke, D. (2011). El rol de la confianza en las organizaciones, Capital humano: revista para la integración y desarrollo de los recursos humanos, Nº 258, págs. 98-105.
Forni, P.; Nardone, M. y Castronuovo, L. (2013). Capital social y organización comunitaria: la urbanización del Barrio Almafuerte, Pilquen - Sección Ciencias Sociales, Vol. 16, Nº 2, págs. 1- 14.
Forni, P.; Castronuovo, L. y Nardone, M. (2012). Las organizaciones en red y la generación de capital social. Implicancias para el desarrollo comunitario, Miríada: Investigación en Ciencias Sociales, Vol 4, Nº 8, págs. 79-106.
Fukuyama, F. (2001). Social capital, civil society, and development, Third World Quarterly, Vol 22, págs. 47-61.
Gil-Lacruz, M. y Gil-Lacruz, A. I. (2006). Del capital humano al capital social: estrategias de prevención del consumo de alcohol, Revista Originales, Nº 31, págs. 79-92.
Gordon, S. (2005). Confianza, capital social y desempeño de organizaciones, Revista Mexicana de Ciencias Polìticas y Sociales, Vol. 47 Nº 193, págs. 41-55.
Gutiérrez González, L. y Flores, M. (2011). Un concepto sobre las redes de conocimiento entre organizaciones, Revista de ciencias sociales, Vol 17, Nº 3, págs. 473-485.
Guinalíu, A. (2003). Confianza en el e-government: factores antecedentes de la confianza del ciudadano en la prestación de servicios públicos online, Aplicaciones del marketing en la administración pública y organizaciones no lucrativas, Madrid.
Guía Julve, J. (1999). Capital social, redes relacionales y creación de conocimientos en las organizaciones, Revista de economía y empresa, Vol. 13, Nº 37, págs. 55-82.
Gutiérrez, S. (2016). Capital Social, cultura organizacional, cultura innovadora y su incidencia en las organizaciones productivas rurales colaborativas, Revista Economía y Sociedad, Nº 34, págs. 119-136.
Haz, F. (2015). El capital social y la Universidad: Estudio sobre la influencia de la Universidad en la construcción del capital social en los jóvenes. Tesis Doctoral, Universidad de la Coruña, España.
Ibáñez, E.; Ramirez de Haro, G. y Cuerdo, M. (2004). El capital social y el estudio del desarrollo económico, Universidad Rey Juan Carlos, Madrid.
Jha, A. y Cox, J. (2015). Corporate social responsibility and social capital, Journal of banking and finance, Vol. 60, Nº. 11, págs. 252-270.
Kingston, C. y Caballero, G. (2005). Capital social e instituciones en el proceso de cambio económico, Ekonomiaz: Revista vasca de economía, Nº. 59, 2005 (Ejemplar dedicado a: Capital social: Innovación organizativa y desarrollo económico), págs. 70-91.
Kliksberg, B. (2000). Capital social y cultura: claves olvidadas del desarrollo. Ed. Banco Interamericano de Desarrollo, Departamento de Integración y Programas Regionales, (Washington) Estados Unidos.
Lee, V. y Croninger, R. (2001). The elements of social capital in the context of six high schools, Journal of Socio-Economics, 30: 165-167.
Lesser, E. (2000). Knowledge and Social Capital. Global Real. USA.
Levi, M. (1996). Social and Unsocial Capital: A Review Essay of Robert Putnam's Making Democracy Work, Politics & Society, Nº 24, en Zona Abierta, Nº 94-95, págs. 105-119.
Levy, S. y Varnagy, D. (2005). Capital financiero y capital social: dos ingredientes del desarrollo, Líder: revista labor interdisciplinaria de desarrollo regional, Nº 13, págs. 13-30.
Lin, N. (2001). Social Capital: A Theory of Social Structure and Action. Ed. Cambridge University Press (Cambridge) UK.
Loli, A. (1988). La confianza interpersonal en las cooperativas del Perú, Psicología, trabajo, organización y nuevas formas de empleo: 1er Congreso Iberoamericano y 3º Nacional de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, Madrid.
Luna, M. y Velasco, J. L. (2005). Confianza y desempeño en las redes sociales, Revista mexicana de sociología, Año 67, Nº 1, págs. 127-162.
Margarida, I. y Rego, P. (2003). Redes y desarrollo local: la importancia del capital social y de la innovación, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº 36, págs. 117-127.
Martí Olivé, J. y Lozares Colina, C. (2008). Redes organizativas locales y capital social: enfoques complementarios desde el análisis de redes sociales, Portularia: Revista de Trabajo Social, Vol 8, Nº 1, págs. 23-39.
Martinez-Cárdenas, R.; Ayala-Gaytán, E. y Aguayo-Tellez, S. (2015). Confianza y capital social: evidencia para México, Economía, Sociedad y Territorio, Vol 15, Nº 47, págs. 35-59.
Martínez, J. (2010). Capital Social y desarrollo económico en Puebla, México, Desarrollo local y cooperación internacional / coord. por Eugenio Sánchez Alcázar, págs. 57-88.
Matus, C. (1986). Política, Planificación y Gobierno, Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), Fundación Altadir.
Mavares, A.; Díaz, M.; Colina, F.; Lombardi, D. y Prieto, J (1999). El capital humano, el capital social y su importancia para el desarrollo económico, Revista de ciencias sociales, Vol 5, Nº 2, págs. 129-136.
Mendieta, A. y Araujo, L. (2012). La confianza en las Organizaciones No Gubernamentales, Actas IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social: Comunicación, control y resistencias / coord. por Concha Mateos Martín. La Laguna.
Monge, J.F. y Pérez, A. (2009). Estadística No Paramétrica: prueba de chi cuadrado, Cuadernos de trabajo, UOC, Págs. 1-20.
Montanero, J. (2008). Análisis Multivariante, Colección de manuales UEX-59. Universidad de Extremadura.
Moreno, A. (2007). Las organizaciones en red y sus nuevas identidades, Tesis doctoral, UNED, España.
Moyano, E. (2002). Capital social y desarrollo en zonas rurales: Un análisis de los programas Leader II y Proder en Andalucía, Revista internacional de sociología, Nº 33, págs. 67-96.
Muntaner, C., Lynch, J. y Smith, G.D. (2000). Social capital and the third way in public health, Critical Public Health, Nº 10, págs. 107-124.
Pena López, J. A. y Sánchez Santos, J. M. (2005). Actividad asociativa, confianza y generación de capital social: evidencia empírica, Ekonomiaz: Revista vasca de economía, Nº 59, págs. 136-159.
Pena, J. A. y Sánchez, J. M. (2013). El capital social individual: lo micro y lo macro en las relaciones sociales. En: Veira, J. L. (coord.)Capital social y desigualdad en España. Ed. Netbiblo (A Coruña): 10-32.
PNUD / BID (1998). El Capital Social. Hacia la Construcción del Índice de Desarrollo Sociedad Civil de Argentina, Edilab Editora, Buenos Aires.
Posner, D. y Boix, C. (2000). Capital social y democracia, Revista española de ciencia política, Nº 2, págs. 159-186.
Portes, A. (2000). The Two Meanings of Social Capital, Sociological Forum, Vol 15, N° 1, págs. 1-12.
Putnam, R. (2001). Social Capital: Measurement and Consequences Isuma: Canadian, Journal of Policy Research. Vol 2, págs. 41-51.
Putnam, R. (2003). El declive del capital social: un estudio internacional sobre las sociedades y el sentido comunitario, Barcelona: Galaxia Gutenberg.
Requena Santos, F. (2003). Análisis de redes sociales. Orígenes, teorías y aplicaciones, CIS – Colección Monografías, Madrid.
Roche, M. (2004). Social Policy and Social Capital: A Clear Case of Putting Merit before Method?, Social Policy and Society, Vol 3, N° 02, págs. 97-111.
Román, R. E., Gómez, A. y Smida, A. (2013). El capital social organizacional de la pequena empresa innovadora. Un ensayo de medición en las ciudades de Cali y Medellín. Estudios Gerenciales, Vol 29, N° 128, págs. 356–367.
Sánchez, V. (2013). El capital social como instrumento del análisis económico, Cuadernos de relaciones laborales, Vol. 31, Nº 2, págs. 473-493.
Saz Gil. M. I. (2006). El capital social en las organizaciones no lucrativas. Implicaciones en la gestión: Una aproximación a través del estudio de casos, Tesis doctoral, Universitat de València, España.
Schiff, M. (1992). Social Capital, Labor Mobility, and Welfare, Rationality and Society, Nº 4, págs. 157-175.
Scull, S. (2001). Social Capital; A briefing paper for Module Development. West Morton Public Health, Unit Queensland Health, Australia.
Stone, W. (2000). Social Capital, social cohesion and social security, Journal of Economic Literature, Nº 40, págs. 175-154.
Sutherland, I. y Shepherd, J. (2001a). The prevalence of alcohol, cigarette and illicit drug
use in a stratified sample of English adolescents. Addiction, N° 96, págs. 637-640.
Sudarsky, J. (2004). Las llaves del desarrollo económico y social, Cuadernos Unimetanos, Nº 1, págs. 4-13.
Thiébault, J. L. (2003). Les travaux de Robert D. Putnam sur la confiance, le capital social, l'engagement civique et la politique comparée, Revue internationale de politique comparée, Vol 10, Nº 3, págs. 341-355.
Urteaga Olano, E. (2013). La teoría del capital social de Robert Putnam: Originalidad y carencias, Reflexión política, Año 15, Nº 29, págs. 3-17.
Van Deth, J. W. (2008). Measuring Social Capital”. En: Castiglione, D.; Van Deth, J. W. and Wolleb, G. (Ed.) The handbook of social capital. Oxford University Press (Oxford) UK: 150-176.
Vázquez-Barquero, A. (2009). Desarrollo local, una estrategia para tiempos de crisis. Universidad Autónoma de Madrid. Trabajo presentado en el Seminario Internacional de la Red DETE-ALC, Rafaela, Argentina.
Veenstra, G. (2001). Social Capital and Health. Printemps, Spring, Chicago.
Villasante, T. y Martín, P. (2006). Redes y conjuntos de acción: para aplicaciones estratégicas en los tiempos de la complejidad social, EDES-Revista hispana para el análisis de redes sociales, Vol 11, Nº 2, págs. 34-51.
Villalonga, E. y Kawachi, I. (2015). The measurement of social capital, Gaceta sanitaria: Organo oficial de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, Vol. 29, Nº. 1, págs. 62-64.
Winter, I. (2000). Family Life and Social Capital: towards a theorised understanding, Working Paper No. 21, Australian Institute of Family Studies, (Melbourne) Australia.
Yánez, M. (1990). Redes y organizaciones, Chasqui: Revista Latinoamericana de Comunicación, Nº 34, págs. 25-27.
1. PhD en Desarrollo Económico por la Universidad Autónoma de Madrid. Docente Investigador en la Universidad Nacional de Chimborazo, Ecuador. Email: vdayaviri@gmail.com
2. PhD en Integración y Desarrollo Económico por la Universidad Autónoma de Madrid. Docente Investigadora en la Universidad Nacional de Chimborazo, Ecuador. Email: gabithmiriam@gmail.com
3. Economista y Profesora Titular en la Universidad Nacional de Chimborazo, Ecuador. Email: vdayaviri@gmail.com