Espacios. Vol. 14 (2) 1993

La ciencia y la tecnologia en América Latina: Progreso desigual y oportunidades de cooperación

Science and technology in Latin América: unequal process and cooperating opportunities

Carlos M. Correa *


RESUMEN

América Latina busca actualmente un nuevo sendero de desarrollo a través de la apertura de sus economías, la privatización de las empresas públicas y el achicamiento del Estado. Al heterogéneo complejo científico-tecnológico latinoamericano le corresponde parte de este desafío. Ya no es suficiente “adaptar y mejorar” tecnologías para satisfacer el mercado interno; deberá contarse con conocimientos que permitan competir en mercados internacionalizados. La aceleración del cambio tecnológico hace difícil a los países en desarrollo encarar un proceso de “catching up” tecnológico a la manera de Japón y los países del sudeste asiático, hace veinte años. Por otra parte en los países industrializados hay una tendencia a un mayor proteccionismo científico-tecnológico, es decir, a asegurar, por todos los medios, la apropiación de los resultados del desarrollo de la ciencia y la tecnología. La cooperación internacional en diversos planos -empresarial, científica, gubernamental- aparece como una vía ineludible para hacer frente a los nuevos desafíos de América Latina. Europa puede llegar a jugar un papel fundamental en el proceso de aplicación y fortalecimiento de la cooperación científico-tecnológica de la región.

ABSTRACT

Nowadays, Latin America is looking for a new development path through the opening of their economies, the privatization of public enterprises and the State reduction. Part of this challenge corresponds to the heterogeneous scientific-technological complex of Latin América. Yet, it is not enough to “adapt and upgrade” technologies to satisfy te domestic market; one must rely on the knowledge needed to compete in the internationalized markets. The acceleration of the technological change makes it difficult for the developing countries to face a catching up process, the way Japan and the countries from South-East Asia did twenty years ago. Besides, in the industrialized countries there is a tendency towards a greater scientific-technological protectionism, that is, by all means, appropriation of the results from the develpment of science and technology. The international cooperation in different levels -governmental, scientific and corporative- is considered an inevitable way to face the new challenges of Latin America. Europe can play an outstanding role in the process of application and strenghening of the scientific-technological cooperation of the area.

Contenido


Un progreso desigual

La ciencia y la tecnología han asumido un papel clave en el desarrollo de los países y, particularmente, en la creación de capacidades competitivas en el mercado internacional.

Los indicadores sobre ciencia y tecnología para América Latina muestran logros modestos, no sólo en comparación con los países industrializados, sino también respecto de otros países en desarrollo, como los “Tigres” asiáticos. Ello no significa que la región sea un continente donde sólo lucen los coyas con vistosos vestidos, los grandes sombreros mexicanos o sus talentosos escritores y futbolistas. Ella posee una comunidad científica vasta (aunque con frecuencia relegada en sus aspiraciones y necesidades) e incipiente -más no desechables) desarrollos tecnológicos.

En conjunto, la región latinoamericana invertía, en la segunda mitad de la década pasada, en el orden de los 6.000 millones de dólares anuales en investigación y desarrollo (I&D) (1), sama equivalente a alrededor del 0,6% del PBI regional (Organización de Estados Americanos, 1988). Este porcentaje es algo menos de la mitad del observado en países asiáticos de industrialización reciente y cuatro veces menor al promedio de los países industrializados. Con un 8,1% de la población mundial, América Latina disponía (en cifras para el comienzo de la década del ochenta) sólo del 4,4% del stock mundial de ingenieros y científicos, y con el 2,4% del total mundial de estos profesionales dedicados a tareas de investigación y desarrollo. En materia de publicaciones científicas, la región daba cuenta del 1,1% del total y del 2,4% de las solicitudes de patentes presentadas en el mundo.

En el marco de un modelo agroexportador y de sustitución de importaciones basada en el uso de bienes de capital, licencias y know-how obtenidos en su mayor parte en el exterior, las políticas sobre ciencia y tecnología instrumentadas desde los años sesenta en la región, procuraron -con escaso éxito- articular “sistemas” de ciencia y tecnología (a veces “creados” por ley) y utilizar el poder de compra del Estado como palanca del desarrollo tecnológico. Con frecuencia se supuso, en una concepción lineal del progreso científico-tecnológico, que a partir de un desarrollo de la ciencia básica se llegaría, casi automáticamente, al desarrollo endógeno de tecnologías. Más aún, se consideró a la “ciencia” y la “tecnología” como susceptibles de un mismo tratamiento, como si fueran actividades semejantes en cuanto a sus fines, metodologías y protagonistas.

El Estado asumió un papel central como planificador y, en ocasiones, regulador de la transferencia de tecnología más, como se ha dicho, no asignó recursos suficientes para una efectiva concreción de sus planes. La ciencia y la tecnología figuraron de manera prominente en muchos discursos, pero sólo marginalmente en los presupuestos oficiales. Dada la escasa repercusión política y electoral del tema, pocos legisladores se preocuparon alguna vez por pelear por mejores asignaciones. La poca visibilidad del trabajo científico-técnico y la escasa consideración social de la investigación, explican la tranquila aceptación social de esta situación por décadas.

Pese a todo, en el plano institucional varios países establecieron estructuras políticas y de administración de la ciencia y tecnología, inspiradas en buena medida en la experiencia europea. La creación de “consejos”, secretarías o ministerios de ciencia y tecnología reflejó la influencia del sistema centralizado que acompañó el proceso de modernización industrial europeo en el período de la postguerra. La implantación de ese cuadro organizacional proporciono los rasgos fundamentales de la estructura formal de la ciencia y la tecnología en América Latina (Oteiza, 1991, p. 37). Empero, su transplante a países con condiciones económicas, técnicas, políticas y culturales tan diferentes a las de sus países de origen no garantizó resultados comparables al caso europeo.

Más allá de las estructuras formales, prevaleció en América Latina un modelo económico que no generó una demanda significativa de conocimientos científico-tecnológicos desarrollados localmente. Las firmas latinoamericanas podían acceder con facilidad a tecnologías del exterior, favorecidas por la protección de los mercados locales y por un relativamente lento desplazamiento de la frontera tecnológica internacional. Además, dado el sendero de desarrollo industrial sustitutivo seguido en la región, el principal esfuerzo innovativo consistió en la adaptación y mejora de tecnologías importadas (adecuación a escalas, cambio de insumos, etc.) antes que en tareas de innovación original.

El panorama general recién trazado, como todo ejercicio de generalización, revela tanto como lo que oculta. Detrás de la modestia de las cifras agregadas, de los déficits y desinterés señalados, se esconde una realidad mucho más rica y heterogénea. El 70% del gasto latinoamericano en investigación y desarrollo se concentra en tres países -Brasil, México y Argentina- lo que indica de por sí las fuertes disparidades existentes. No obstante, la pequeña dimensión relativa de la infraestructura científica latinoamericana, y la escasa repercusión social del trabajo científico-técnico, en algunas disciplinas se alcanzaron logros notables. Así, científicos argentinos recibieron tres premios Nobel, dos de ellos por trabajos realizados exclusivamente en su país de origen en el campo biomédico; el tercero (Milstein) por una labor (en biotecnología) realizada fuera de su país, como la de tantos otros científicos latinoamericanos empujados al exterior por persecuciones políticas o falta de condiciones (remunerativas y otras) adecuadas para su desempeño. Diversos institutos de investigación y desarrollo latinoamericanos (Instituto de Ingeniería Eléctrica de México, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina, Instituto de Biotecnología de Cuba, etc.) son buenas ilustraciones de las capacidades creadas en la región, en muchos casos con crecientes vínculos con el sector productivo. No son pocos los casos, igualmente, en que se han logrado desarrollos tecnológicos competitivos en el plano internacional. Los ejemplos incluyen la tecnología nuclear argentina (con exportaciones a países en desarrollo y desarrollados), la aeronáutica brasileña, la industria del vidrio mexicana, cerámicas del Uruguay, entre otras. La única empresa de un país en desarrollo (y una de las pocas no-europeas) actualmente participante en un proyecto “Eureka” es ... argentina.

También en el campo de los estudios sociales sobre ciencia y tecnología, la región ha hecho avances considerables. Ellos incluyen tanto la caracterización de las principales modalidades de desarrollo científico-tecnológico en un marco de dependencia, como la conceptualización de los instrumentos de política científico-tecnológica, la sociología de la ciencia y la prospectiva tecnológica.

El complejo científico-tecnológico latinoamericano, en suma, es de una heterogeneidad tal, tanto por diferencias entre países como entre instituciones, empresas y disciplinas, que no puede sorprender la convivencia de áreas de carencia y de excelencia de nivel internacional. Así como es posible que un grupo de investigación participe en algunos proyectos de frontera, en ciertas áreas y países la infraestructura es tan débil que la tarea por hacer es fundacional y debe abarcar desde la formación de recursos humanos hasta la creación y equipamiento de laboratorios.

América Latina, quebrada por el peso de la deuda externa y el estancamiento económico, busca actualmente un nuevo sendero de desarrollo a través de la apertura de las economías, la privatización de empresas públicas y un achicamiento del Estado. En este nuevo marco ya no será suficiente “adaptar y mejorar” tecnologías para satisfacer el mercado interno: deberá contarse con conocimientos que permitan competir en mercados internacionalizados. Dada la crisis fiscal, no es posible esperar un nuevo impulso público para fortalecer la base científico-tecnológica local, ni pensar en la posibilidad de repetir desarrollos tecnológicos ya efectuados en el exterior. El desafío que hoy enfrentan los países latinoamericanos en el campo de la ciencia y la tecnología es especialmente complejo por la confluencia de dos factores externos. Por un lado, es clara la aceleración del cambio tecnológico, lo que hace hoy mucho más difícil a los países en desarrollo encarar un proceso de “catching up” tecnológico como el realizado por Japón y los países del sudeste asiático hace veinte años atrás. Por el otro, en los países industrializados hay una tendencia a un mayor proteccionismo científico-tecnológico, es decir, a asegurar por diversos medios al apropiación de los resultados del desarrollo de la ciencia y la tecnología. Ilustra esa tendencia la creciente privatización del conocimiento científico, resultado en parte de la mayor injerencia de las empresas privadas en los programas de investigación universitarios, y de los mayores controles en los centros de investigación respecto de la divulgación de conocimientos que pueden ser la base de ventajas competitivas. Como lo expresa un reciente informe oficial del Japón “there is a growing trend of imposing very stric restrictions on the disclosure, distribution and transfer of scientific and technological achievements. This trend is seen in the research on applied sciences and development work but it is now feared that this may also occur in the areas of basic research partly since the differences between basic research and the research on applied science have become less and less distinct” (Council for Science and Technology, 1990).

La cooperación internacional en diversos planos -empresarial, científica, gubernamental- aparece en el escenario descrito, como una vía ineludible para hacer frente a los nuevos desafíos de América Latina. Qué papel puede caber a Europa en un proceso de aplicación y fortalecimiento de la capacidad científico-tecnológica en la región?

* Director de la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Buenos Aires. Director de la Revista de Derecho Industrial, que se publica en Argentina.

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