Espacios. Vol. Vol. 11 (1) 1990. Pág 11

Los proyectos tecnológicos como alternativa generadora de ingresos propios para los CITI

Rixia M. Villalobos de Weffer*


Índice:

RESUMEN:
Tomando la experiencia del INZIT‑CICASI en cuanto a la realización de proyectos de investigación como una fórmula para lograr el auto‑financiamiento de los Centros de Investigación Tecnológica‑Industrial, el presente trabajo explica que es un proyecto de I & D y como deben vincularse los centros con el sector productivo para lograr que éste se interese por los servicios que los centros puedan ofrecerle. Para el logro de este objetivo, la autora formula unas metas y acciones, que, de llevarse a cabo, podrían llevar, siempre desde su punto de vista, a que los Centros de I &,D se auto‑financiaran, valiéndose de los recursos con que cuentan.


INTRODUCCION

La existencia de un considerable número de laboratorios de Investigación y Desarrollo a nivel de empresas públicas y privadas, así como de un respetable número de Centros de Investigación Tecnológica a Industrial (CITI), podría servir de evidencia cualitativa para indicar la reciente importancia que las actividades de Investigación y Desarrollo e Innovación Tecnológica, han venido recibiendo como procesos organizados a institucionalizados.

Mal pudiese indicarse lo mismo en cuanto a las vías de integración que, hasta el presente, se les ha dado a los mecanismos de promoción y acercamiento entre los CITI y sus potenciales usuarios, a nivel de empresas públicas y privadas. Consideramos que en el fondo de lo que denominaremos "La Conducción Desarticulada entre los CITI y sus potenciales usuarios", han estado incidiendo tres (3) importantes variables, a saber : a) La falta de políticas gubernamentales a tales fines; b) El natural (hasta ahora) desinterés del empresario industrial y de servicios; y c) La falta de promoción y comercialización de ofertas de una manera organizada por parte de los CITI (1).

Un denominador común en los procesos de industrialización de los países del Tercer Mundo (PTM) ha sido (por un largo tiempo) la falta de integración, vinculación casuística y duplicación de esfuerzos de los diferentes entes organizacionales involucrados en tales procesos. No es posible concebir la industrialización sin una adecuada articulación de las políticas económicas con las respectivas políticas tecnológicas a industriales, así como no parece posible concebir el desarrollo de nuevos productos a incluso la optimización de procesos tradicionales dentro de la empresa, sin una vinculación adecuada con un centro de investigación tecnológico a industrial (CITI).

Las grandes industrias cuentan con una escala de operaciones y recursos que les permiten cubrir por su propia cuenta algunas de estas actividades, teniendo departamentos de información, de gerencia a investigación, de investigación y desarrollo de nuevos productos, de consultoría jurídica, etc. Sin embargo, esto no es así en el caso de las pequeñas y medianas industrias, que no disponen de personal calificado suficiente y necesitan de una asociación interempresas o de la ayuda externa para cubrir dichos servicios.

Es propósito de este trabajo analizar el comportamiento de la demanda de Investigación y Desarrollo de ese pequeño y mediano sector industrial y como se conforma la oferta de Centros de Investigación Tecnológica a Industrial especialmente a través de proyectos tecnológicos. Es importante destacar, a fin de delimitar el ámbito de la investigación, el interés del INZIT en fortalecer uno de sus mecanismos de vinculación con el sector productivo, correspondiente a la negociación‑venta de proyectos tecnológicos. En este sentido, el presente trabajo complementa la experiencia recogida por el INZIT‑CICASI en la puesta en marcha del citado mecanismo.

I. EL PROCESO DE INVESTIGACION Y DESARROLLO: UN INTENTO DE PERIODIZACION EN EL CASO VENEZOLANO

En Venezuela, la dinámica de su transformación tecnológica no ha estado vinculada a la relación innovación‑productividad‑expansión económica, sino a un proceso mediante el cual la renta petrolera determinó la dinámica de la demanda de bienes y servicios, y donde, por otro lado, una relación de sobrevaluación de la moneda orientó esa demanda hacia el exterior.

De tal suerte que el proceso de adquisición de capacidad tecnológica ocurrió a través de un lento y costoso proceso de "aprender haciendo" a nivel de la empresa, mientras la política del Estado no se orientó hacia cambiar la conducta tecnológica de las empresas, sino que, por el contrario, fomentó la ciencia y la creación de Instituciones desvinculadas con el sector productivo. (2).

Cuando se habla de transformación tecnológica, se establece la idea del cambio de un viejo patrón tecnológico, que ha caracterizado al país como subdesarrollado, a uno nuevo que se corresponde con las aspiraciones y necesidades del desarrollo de los pueblos.

A fin de ilustrar cual ha sido el proceso de Investigación y Desarrollo en Venezuela, se establece la siguiente evolución socio‑histórica: (3)

ler. Período: Venezuela pre‑petrolera: Caracterizada por una economía agroexportadora en base a café y cacao y con una tecnología artesanal.

2do. Período: (1920 ‑ 1958, aprox.). La crisis y ruptura del modelo agro‑exportador y la emergencia de la economía petrolera.

El proceso se da dentro de un contexto científico tecnológico muy incipiente, altamente desarticulado, y que explica al rezago (es prácticamente el último de América Latina) con el que el país entra en el proceso de modernización.

Luego, a partir de 1958 se inician los cambios técnicos y económicos que dará lugar a la modernización del país que, sin estar marcada por el proceso de industrialización, se apoya en el advenimiento del ingreso petrolero.

3er. Período: (1959 ‑ 1969): Gran promoción de la ciencia con una política estatal orientada al aumento de la infraestructura. Se observa un corte evidentemente cientificista.

Independientemente de la actividad de investigación dominantemente básica que se venía realizando en Venezuela desde el inicio de la actividad universitaria, es con la creación del IVIC, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, en 1959, los Consejos de Desarrollo Científicos y Humanísticos en 1958 y posteriormente la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), en 1967, cuando se puede hablar en el país de una verdadera preocupación, a nivel de los grupos dirigentes, por el desarrollo de la ciencia (a).

A1 igual que ocurrió en otros países en vías de desarrollo, la actividad estuvo fundamentalmente dirigida al fomento de investigaciones y estudios de post‑grado relacionados con la medicina y ciencias básicas.

En 1952, se crea el Instituto de Investigaciones Médicas y en 1954 se conforma el IVNIC (futuro IVIC). En una encuesta realizada en 1964, se demuestra que el 42 % de los investigadores se dedicaban a investigar en ciencias biológicas, un 33,1 % en ciencias físicas, y un 15,6 % a ciencias sociales. (5).

Ni la creación de estos centros de alto nivel, ni el perfil educativo dominante en los núcleos empresariales, pueden señalarse como bases firmes para un despegue industrial futuro. Por eso se verá más adelante que, al dársele prioridad a la industrialización básica a partir de 1970, Venezuela se ve obligada a importar mano de obra calificada, capacidad de ingeniería (salvo ingeniería de construcción), bienes de capital y tecnología de procesos.

4to. Período: (1970 ‑ 1983): Punto de partida del nuevo período de industrialización. Definición de una política industrial por parte del Estado. Inicio de la relación industria‑Investigación.

Se ha optado por fijar como punto de partida del nuevo período de la industrialización sustitutiva, el año 1970, toda vez que entre los años que van de 1970-1974 ocurren algunos hechos de gran importancia que permiten madurar la estrategia que se adelanta a partir de esos momentos.

Se intensifica el proceso de industrialización sustitutiva, iniciado en el trienio 45 ‑ 48 y continuado durante la década del 60. En ese momento se plantea el agotamiento de la etapa de ensamblaje fácil, con lo que se concluye en la necesidad de avanzar hacia la producción de bienes intermedios y de bienes de capital. La nueva política industrial considera como una condición previa, debido a problemas de escala, propiciar vías y mecanismos para la diversificación de las exportaciones, de manera de encontrar fuentes alternas al ingreso petrolero, así como también la necesidad de regular más rigurosamente las inversiones extranjeras y la transferencia de tecnología.

A partir de 1970 se pondría un mayor énfasis en el use de instrumentos explícitos para el desarrollo científico‑tecnológico en comparación a la fase anterior, pero sin que ellos logren vencer los efectos secundarios de la política económica en cuanto a la naturaleza estructural del modelo de desarrollo tecnológico dominante.

Es en la década de los setenta cuando puede situarse en el país, el surgimiento de la investigación industrial como actividad organizada con una extensión significativa. Empresas públicas y privadas crean unidades especializadas y se establecen varios centros de investigación independientes. Por parte del sector público, acciones que coinciden con tímidas medidas de política industrial que favorecen el desarrollo tecnológico, como es la normalización técnica y la promoción de la productividad.

Así, entre 1970 y 1980, se crean las unidades de investigación industrial de la Compañía Nacional de Teléfonos de Venezuela (CANTV) (1971), de la Siderúrgica del Orinoco (SIDOR) (1973) y de Petróleos de Venezuela (INTEVEP) (1976), así como los siguientes centros independientes: Centro de Investigaciones del Estado para la Producción Experimental Agroindustrial (CIEPE) (1973) por parte de la Corporación Venezolana de Fomento; el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) (1975) en la Universidad Central de Venezuela; el Centro de Investigaciones Carboníferas y Siderúrgicas (CICASI) (1977) por CONICIT, CORPOZULIA y la UNIVERSIDAD DEL ZULIA y el Centro de Investigaciones Tecnológicas de Oriente (CITO) (1980) por CONICIT, CORPORIENTE, LA UNIVERSIDAD DE ORIENTE y diversos organismos de desarrollo regional y local. (6).

Las universidades y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) crean estructuras internas de investigación tecnológica y de vinculación con el sector productivo, destacándose el Centro Tecnológico del IVIC (1971) y el Módulo de Investigación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Carabobo (1975).

En términos de Recursos Humanos y Financieros, este esfuerzo del sector público representa para el año 1980 la cantidad de 256 investigadores, de 194.5 millones de bolívares de recursos financieros, en 8 centros independientes y de empresas del sector público, correspondiéndole al INTEVEP el 58.9 % de los investigadores y el 74.5 % de los recursos financieros. Para el año 1983, el 45 % de los investigadores del país prestaban servicios en los centros de investigación industrial. De estos investigadores, el 71 % trabajaba en el INTEVEP, dicho instituto desarrollaba el 52.25 % del total de proyectos y captaba el 87 % del presupuesto total de los mismos.

5to. Período: (1983 ‑ en adelante): Inicio de la nueva onda de sustitución de importaciones, acción adelantada por la Corporación Venezolana de Guayana (C. V. G.), CORPOZULIA y PDVSA. Disminución de las inversiones del Estado. Freno de divisas y dificultad para lograr soluciones tecnológicas en el exterior. Fortalecimiento de la capacidad tecnológica local.

Desde el punto de vista del desarrollo tecnológico del país, la necesidad de aplicar los ajustes en la relación cambiaria de 40 a 90 %, abrió nuevas perspectivas a tres factores fundamentales en todo proceso de transformación tecnológica: 1) Reorientación de la demanda de tecnologías hacia la oferta local; 2) Desarrollo de la industria de bienes de capital y 3) Potencial real de diversificar las exportaciones no tradicionales.

Con respecto al primer punto, ya se nota una nueva conducta por parte de las empresas en cuanto a búsqueda de tecnologías generales localmente, y ha quedado demostrada la existencia de cierto grado de integración de infraestructura industrial, ya que las importaciones se redujeron en 14 mil millones, sin crear mayores traumas en el proceso de producción.

En el ámbito de los bienes de capital es donde se realiza el esfuerzo sistemático; aquí se adelanta, con el apoyo de las Naciones Unidas, un proyecto específico donde se estima que en el próximo quinquenio se satisfará una demanda del orden de los cien mil millones de bolívares con oferta local. Esta demanda por parte de las empresas del Estado está acompañada, en el caso de la industria petrolera, de un significativo programa de asistencia tecnológica por el centro de investigaciones tecnológicas del sector. En el campo de las exportaciones, no se puede hablar de un avance acelerado a pesar del incremento de las cifras de exportaciones en los últimos años. Lo que es más, el valor de muchas de estas exportaciones se apoya en una ventaja circunstancial de precios y no en ventajas competitivas por capacidad tecnológica. Sin embargo, se puede señalar que la apertura real a mercados externos está actuando como estímulo para que las empresas participantes comiencen a preocuparse por la productividad y el desarrollo tecnológico.

Durante este período y debido a los graves problemas financieros confrontados por las industrias básicas, aluminio, hierro y acero, petroquímica, se le concede prioridad a lo aspectos gerenciales, productividad y capacidad tecnológica. Es conveniente señalar que a partir de esta etapa comienzan a dar resultados los esfuerzos en materia de sustitución de importaciones dirigidos a fortalecer la industria de bienes de capital, como consecuencia del desarrollo de CONDIBIECA, creada por decreto 621 de fecha 22‑05‑80, que tiene como objetivo todo lo que concierne a la política de integración de la producción nacional, el cual ha venido liderizando los programas de sustitución de importaciones de las empresas del Estado y las privadas.

II. EL PROYECTO COMO EJE DEL PROCESO DE INVESTIGACION Y DESARROLLO

A fin de definir la herramienta fundamental con que cuenta un Centro de Investigaciones Tecnológicas a Industriales, como lo es el Proyecto, seguiremos la definición aportada por Martínez.

"El proyecto representa un conjunto integrado de actividades llevadas a cabo bajo una unidad de dirección y tras fines específicos, que emplea una variedad de recursos por plazos determinados. El proyecto en sí está constituido por varias etapas, las que representan el camino a través del cual se transforma una idea previamente seleccionada, de acuerdo a algún criterio pre‑establecido, en un objeto factible de comercializar por su potencialidad económica" (7),

En general el proyecto de Investigación y Desarrollo surgirá como respuesta a una oportunidad de desarrollo: creación de nuevos empleos, sustitución de importaciones, nuevos productos, nuevas necesidades, reducción de costo, mejoramiento de calidad.

A fin de determinar la posibilidad de realización de un proyecto es necesario adelantar un Complejo Proceso de Evaluación, que va desde la posibilidad técnica, económica, de recursos humanos, de mercado, hasta la estrategia.

La relación costo‑beneficio tan ampliamente seguida como técnica de evaluación y selección para el caso de proyectos de inversión, presenta serias dificultades en razón de la incertidumbre tanto en costos como en resultados, cuando se trata de Proyectos de Investigación y Desarrollo.

La evaluación de proyectos de I & D puede tomar en consideración los impactos sociales, económicos, ambientales, científicos y tecnológicos que éstos puedan producir. Una vez establecido el impacto del proyecto sobre estas dimensiones, corresponde ponderarlos para determinar con que grado de probabilidad y en que magnitud se producirán, considerando la calidad del grupo de I & D y las condiciones de eficiencia que el medio debe reunir para el logro de los resultados esperados. (8).

Ahora bien, aceptando la necesidad de lograr una vinculación efectiva entre los CITI y el sector productivo, por cuanto ello posibilita enfrentar las amenazas y aprovechar las oportunidades dadas por el entorno económico y político de los países en desarrollo, es necesario entonces conocer la potencialidad de los primeros de gestar recursos y proyectos que permitan el objetivo deseado.

Esta gestión de recursos y proyectos debe ser organizada de manera que no quede reducida a acciones esporádicas para satisfacer demandas ocasionales que sólo producen desequilibrios en los institutos y crean falsas expectativas en los empresarios.

En este sentido otros autores señalan algunos requisitos necesarios, para que dicha gestión responda a las capacidades a intereses del instituto como también a las necesidades del sector productivo; entre ellos, cabe señalar : definición de una política clara, mecanismos flexibles y operativos, conocimientos del sector a atender por parte del instituto, disponer de carteras de proyectos y participar en proyectos conjuntos con otras instituciones para compartir experiencias y capacidades.

Para pasar a la formulación de cada proyecto se hace necesario diferenciar las diversas categorías del mismo, si está dirigido hacia la obtención de un servicio o producto, sustitución de importaciones, etc, y de ello dependerá la orientación final.

Esta formulación, entre otros, contempla los siguientes parámetros:

Todo lo anterior expresa con claridad la importancia de seguir un esquema organizado dentro de la gestión de proyectos tecnológicos. Entendiéndose como tal, el proceso que va desde la detección de necesidades y oportunidades, hasta que el proyecto se inicie, bien sea a través de la asignación de recursos del propio instituto o la venta‑negociación a un usuario.

"Un aspecto fundamental que debe ser aprehendido por el investigador tecnológico es que su responsabilidad abarca los problemas financieros y de gestión de su actividad" (9).

Sin lugar a dudas el medio más expedito para garantizar el financiamiento de su actividad de investigación tecnológica es la importancia de ésta en el medio donde se realiza; es decir, dicha actividad debe resolver una necesidad sentida de un usuario, sea ésta una persona, una empresa o el mismo Estado.

Es parte imprescindible de la labor del investigador el demostrar que su actividad tiende a satisfacer esa necesidad, dentro del límite de costos y tiempo, con. mensurados con el problema que pretende resolver. A veces es necesario que el investigador se convierta en promotor de su área de trabajo, cuando el desconocimiento por parte de sus potenciales clientes de los beneficios de la actividad que quiere desarrollar, determina la falta de una fuente de financiamiento. (10)

En este punto es conveniente señalar, sin pretender profundizar en consideraciones de naturaleza teórico-metodológica, la necesidad que la gestión de investigación y desarrollo sea vista con una perspectiva tridimensional, conformada por una dimensión organizacional, una dimensión gerencial y una dimensión metodológica, cada una con autonomía y relevancia suficiente como para ser objetos de estudios particulares pero interrelacionadas de tal forma que se hacen indispensables una con respecto a la otra para lograr los objetivos de una gestión eficiente de la variable I & D.

* Instituto Zuliano de Investigaciones Tecnológicas

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