Espacios. Espacios. Vol. 31 (3) 2010. Pág. 15


Los productores del espacio construido y sus roles en la cooperación internacional al desarrollo

The producers of the constructed space and their roles in the international cooperation for the development

Glenda Dimuro Peter


Conclusión

Los profesionales involucrados en los procesos de producción del hábitat, como todo y cualquier ciudadano, también tienen el compromiso de actuar para que todos tengan garantizados sus derechos humanos, de luchar por un desarrollo sostenible y más igualitario de los países menos desarrollados, y contribuir para mejorar las condiciones de vida y bienestar de los empobrecidos.

A través de metodologías participativas, que no son ninguna novedad en otras disciplinas pero que para arquitectos y urbanistas se transforma también en un reto personal, los proyectos y procesos de producción social de hábitat colaboran para que las ocupaciones y comunidades humanas, principalmente en las zonas más pobres del planeta, puedan desarrollarse de forma sostenible y autogestionada. Este tipo de proceso no tiene principio ni final, es una espiral espacio-temporal, con una metodología abierta a las influencias del propio proceso que crece y se desarrolla a partir de sus propias experiencias, haciendo con que crezca un intercambio y una construcción colectiva de conocimiento que pueden llevar a acciones de cambio desde el ámbito humano y social, pero también económico, ambiental y político.

Los productores del espacio construido deben cambiar antiguos roles mercantilistas y tampoco pueden limitarse a hacer propuestas técnicas, sino que se obligan a asumir su función social y ciudadana. También deben ser suficientemente humildes para descartar viejos discursos concebidos en otras realidades culturales y dedicarse a aportar cambios sociales necesarios, rompiendo con relaciones asimétricas y verticales de poder e incorporando todos los sujetos involucrados en el proceso de producción del hábitat, buscando la relación entre las partes, entre el diseño habitacional, el barrio y la ciudad, promoviendo el desarrollo local e integral que parte de esta complejidad.

A través del intercambio entre los conocimientos tecnológicos y la arquitectura vernácula, se crea un proceso de generación, adaptación y transmisión colectiva de conocimientos que logra resultados permanentes y a la vez evolutivos que contribuyen para la mejoría de las condiciones básicas de vida de una determinada población, pero también colabora para la generación de conductas y actitudes solidarias y comprometidas que permiten el desarrollo sostenible de la comunidad, aspectos comúnmente olvidados en proyectos planificados, diseñados y construidos solamente por profesionales del mercado.

Referencias bibliográficas

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Vol. 31 (3) 2010
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