Madelein Arellano Rodríguez y Teresa Gamboa Cáceres
El término “informacional” desarrollado por Castells (1999:47)”indica el atributo de una forma específica de organización social evidenciada en la actualidad y en la cual la generación, el procesamiento y la transmisión de información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, consecuencia de las nuevas condiciones tecnológicas. Se habla entonces de una nueva estructura social, que lleva consigo una serie de transformaciones, más allá del desarrollo tecnológico actual y de una reestructuración del sistema capitalista.
Las nuevas tecnologías de información han contribuido a la interconexión de las empresas y otras organizaciones, lo cual ha incrementado la competencia económica y la posibilidad de control; la acumulación y gestión del capital puede ser realizada independientemente de la geografía y cultura de las regiones involucradas (Castells,1999:27-28), caracterizándose así un proceso de globalización en el cual se encuentra inmersa la economía actual.
Para desarrollar la salud dentro de este contexto globalizador, que implica un espacio “sin fronteras”, la atención al paciente e información médico asistencial pueden estar disponibles en todos los países en condiciones similares. Delimitar la atención en salud a un entorno territorial representa el riesgo de no atender oportuna y adecuadamente a una persona; lo contrario, requiere poner a disposición de la población los diversos recursos económicos, materiales, y el personal apropiado para la asistencia médica en cualquier momento y lugar del mundo; además disponer en red de la información correspondiente a la historia clínica del demandante, facilita la atención y asegura la consideración de antecedentes médicos. Según Rodrigues y otros (1998:10) la telemedicina permite que profesionales de áreas rurales atiendan de manera más efectiva a pacientes que en otras condiciones tendrían que ser transferidos a centros urbanos.
Por otra parte, la complejidad de los programas de salud indica, desde hace más de una década, que para poder hacer un adecuado control y monitoreo del funcionamiento del sistema se debe tener... información, que no solamente provea estadísticas de salud, sino... información acerca de la administración del proceso (Oxman, 1988:68), es decir, información que comprende desde la utilización de recursos (financieros, humanos, materiales) hasta los servicios de salud prestados con el uso de los mismos.
Según los resultados de una consulta de expertos realizada por la OPS (Rodrigues et al, 1998:6) a mediados de los 90, el problema de los sistemas de información en salud no había sido resuelto en América Latina, a pesar que el mejoramiento de la información sobre atención de salud es una clave operativa para incrementar el acceso, la calidad y los resultados de los servicios, así como el intercambio de información clínica sobre el paciente entre los diversos proveedores de servicios. Se evidencia además, que en la mayoría de los países aún está pendiente el desarrollo de infraestructura, instrumentos de comunicación y herramientas de análisis que soporten la gestión de los servicios de salud.
La aspiración de salud para todos establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2000), e impregnada por un espíritu globalizador, fue afectada por diversos factores de tipo cultural, territorial, étnico, político, tecnológico, financiero, entre otros. De allí que el propósito de “globalizar” la salud en la nueva “sociedad informacional” esta lejos de ser una posibilidad contundente.
No sólo se trata entonces, del cambio en las estructuras de salud del sector público, con el propósito de garantizar su desarrollo; sino también disponer de sistemas de información, que contribuyan a organizar exitosamente la prestación de servicios públicos tan importantes y complejos, como es el caso de la salud pública. Porque hoy en día ninguna actividad económica o social tiene posibilidades de desarrollo a espaldas del avance tecnológico en informática. Tal como afirma Castells (1999:31):
En la última década se ha constituido un sistema tecnológico (telecomunicaciones, sistemas de información interactivos..., etc.)... que se configura como nuevo paradigma operativo en la década de los setenta, y es la base de la globalización de la economía... un sistema económico articulado globalmente, funcionando con reglas cada vez más homogéneas entre las empresas y territorios que lo constituyen.
Este paradigma se fundamenta en el uso de nuevas tecnologías de información e interconexión en red, aplicables en todos los sectores de la economía; cuando se requiere su utilización en el sector público, la tecnología debe estar al servicio de la sociedad, una concepción contraria a la utilización de la tecnología en el sector privado, basado en el fin de lucro. Un enfoque social exige la democratización de la información y la consideración de las necesidades de los distintos sectores sociales, independientemente de su capacidad de pago.
Con frecuencia los servicios de salud adolecen de mecanismos de información y comunicación, que les permitan realizar de forma integral el procesamiento de información relativa a las condiciones de salud de la población, así como al funcionamiento de los centros de atención. Justamente el desarrollo de sistemas de información, es una cuestión clave en la modernización de la gestión pública en salud.
La exigencia de modernizar el sector salud, debe tener un fundamento teórico que permita el análisis de los procesos administrativos y las necesidades de información y, de esta manera, evitar el riesgo y práctica ineficiente de automatizar procesos obsoletos. En el diseño e implementación de un sistema integral de salud, es preciso evitar desarrollar el sistema como respuesta a necesidades o crisis repentinas, en cuyo caso el resultado perderá de vista las necesidades globales: puede surgir un conjunto de subsistemas informativos, relacionados entre sí pero yuxtapuestos, con duplicación de tareas y fines cruzados (Bocchino, 1997:14,16).El diseño e implementación de un sistema de información pertinente a una organización determinada debe disponer fundamentalmente de: personal con ciertas características y valores, que garanticen la direccionalidad del sistema y su sostenibilidad; una concepción específica del SI; la infraestructura física y tecnológica.
Por ser los Servicios de Salud servicios de personas para personas, es imprescindible reconocer la significación de los Recursos Humanos, no sólo como factor estructural sino también como el principal factor de cambio; y al mismo tiempo el más fuerte estabilizador de esos cambios cuando éstos se instalan en la cultura institucional (Rovere,1993:6). Por lo tanto, la aplicación de nuevas tecnologías en el Sector Público requiere un proceso de capacitación y nuevas reglas del juego (incentivos y sanciones), lo cual genera un cambio en la cultura organizacional y, por ende, facilita los procesos de modernización llevados a cabo en diferentes instituciones gubernamentales.
Si bien es cierto que el Sector Privado ha hecho un uso más amplio de la innovación tecnológica, el conjunto de nuevas tecnologías puede ser empleado para la modernización del Sector Público, y a este respecto existen algunos avances que serán discutidos a continuación.