Eva Stal
Al confrontar las entrevistas realizadas con los relatos de la literatura, encontramos varias coincidencias. Algunos tipos de investigación citados por Dunning (op.cit), varios aspectos que favorecen a la dispersión de las actividades de I&D, mencionados por Duysters y Hagedoorn (op.cit) y Kumar (op.cit.), además de las condiciones, motivaciones y factores desencadenantes descritos por Boddewyn (en Cheng y Bolon, op.cit.) están presentes en el caso brasileño:
Al formular un programa de calificación para estudiantes de Ingeniería Electrónica y Computación, Motorola contribuyó para el desarrollo de la capacidad innovadora brasileña, conforme apuntado por Dunning (op.cit.). Del mismo modo, Flextronics firmó un convenio con la Facultad de Ingeniería de Sorocaba, para la realización de un módulo de entrenamiento en Tecnología SMT, utilizada en su fábrica.
Dos de los entrevistados enfatizaron la creciente importancia que la nueva ley da a la I&D. La ley 8.248/91 estimulaba a la producción de bienes y servicios de informática en el país. Ya la ley 10.176/01, a pesar de mantener la exigencia de producirse de acuerdo con el PPB (proceso productivo básico) definido por el gobierno, menciona que tendrán derecho al beneficio fiscal las empresas de desarrollo o producción de bienes y servicios de informática y automatización.
Muchas empresas transnacionales instalaron fábricas en el país a mediados de la década de 90, atraídas por los incentivos de la Ley de Informática y por el tamaño de los mercados brasileño y latinoamericano. La realización de I&D era vista como una obligación, hasta los convenios que deberían ser firmados con instituciones de enseñanza y investigación, y sin vínculo con la estrategia de la empresa. Después de la instalación de unidades de producción, algunas percibieron la oportunidad de hacer I&D, y no sólo para cumplir exigencias de la ley, una vez constatada la existencia de un conjunto de factores propicios- disponibilidad de personal calificado en el mercado, existencia de una buena infraestructura y de grupos de investigación de elevada calidad, en algunas universidades e institutos de investigación.
Varias empresas entrevistadas afirmaron que están realizando en Brasil parte del esfuerzo mundial de investigación y desarrollo, luego de la definición amplia adoptada por la Ley de Informática para I&D nos parece bastante sensata y apropiada en relación con las actividades realizadas en diversos países. Merece destacarse, por lo tanto, la credibilidad conquistada por algunos centros de I&D de las empresas en Brasil, frente a los demás centros instalados en otros países, dentro del esfuerzo mundial de innovación de esas empresas.
Dos empresas afirmaron que los centros de I&D brasileños concentran sus actividades en adaptación de productos y procesos para el mercado local y regional (América Latina), con algunos desarrollos específicos para esos mercados.
Los incentivos fiscales fueron fundamentales, en muchos casos, para justificar la implantación de un centro de desarrollo en Brasil. Ya la decisión de consolidarlos y expandirlos se debe a su desempeño y de la mano de obra de calidad y barata (entrevistas). Dos empresas entrevistadas hicieron énfasis en la elevada calidad, la dedicación, la flexibilidad, la persistencia y la creatividad de los ingenieros brasileños.
En reciente entrevista a la Revista VEJA (2002, p. 15), Michael Dell, presidente de Dell Computadores, afirma: Brasil tiene muy buenas oportunidades de ser la plataforma de exportación para la región de América Latina. Por ser una plataforma dirigida al resto del mundo, tendrá que atraer inversiones en las áreas de Investigación y Desarrollo. En nuestro sector, la producción local de semiconductores también es crucial.
Esas son exactamente las preocupaciones actuales no sólo del MCT, sino también de varios estudiosos del tema, que han demostrado la necesidad de una política industrial y de una política tecnológica más convergentes. En un artículo publicado en la Folha de São Paulo (12/11/2000), antes de ser aprobada la ley actual, Coutinho mencionaba el inmenso déficit comercial del complejo electrónico, que para la época era de cerca de US$ 2.300 millones, y sugería que la reducción de ese déficit empezase por el área de componentes electrónicos:
Un esfuerzo dirigido de substitución de importaciones y de creación de capacidad exportadora requiere que se incorpore en el país, cuanto antes, la capacidad de producir componentes microelectrónicos. ........Una negociación estratégica entre el gobierno y las transnacionales de esos sectores debe ser emprendida luego, y las empresas nacionales deberían ser estimuladas, pero, para eso, es necesario aprobar con urgencia la prórroga de la actual Ley de Informática (8.248/91).
En ese sentido, Ceitec (Centro de Innovación Tecnológica) surge como una importante acción integrada, que consiste en una inversión de R$ 92 millones, costeado por el Gobierno del Estado de Rio Grande do Sul, MCT, Municipalidad de Porto Alegre, Istec y Motorola (aporte de equipamientos por el valor de US$ 10 millones) y debe estar en funcionamiento en 2004, como un centro de estudio, planificación y producción de chips.
A título de conclusión, relacionamos algunas criticas y sugerencias de las empresas, con el objetivo de perfeccionar los mecanismos de dirección de las actividades de I&D realizadas por las empresas y también para contribuir con la atracción de nuevas inversiones: