Espacios. Vol. 20 (2) 1.999


El ofertismo limitado: una aproximación al sistema nacional de innovación venezolano. 2

The limited “offerism”: An approach to the national innovation system of Venezuela

Alexis Mercado, Pablo Testa *
Raquel Rengifo, Nakary Gómez, Thanaly Patruyo * *


Algunos factores limitantes

Los años que siguieron a la caída de la dictadura de Pérez Jiménez presenciaron una vertiginosa ampliación de la educación superior. Esta expansión estuvo acompañada con el desarrollo de una importante capacidad de investigación académica. Este dinamismo comenzó a disminuir a finales de los setenta y entró en una severa crisis a comienzos de los ochenta. Diversos fueron los esfuerzos para promover la consolidación de esta capacidad. Sin embargo, surgen dudas con relación a la eficacia que tuvieron las acciones emprendidas para tal fin. Aventurarse en la identificación de los factores que determinaron estos resultados pasa por analizar y evaluar los instrumentos desarrollados, pero también, por analizar algunos aspectos de carácter estructural que, sin duda, pueden haberse erigido en serios obstáculos para su desarrollo.

Sin detenernos a analizar aspectos de carácter cultural y conductual, apuntamos una serie de condiciones que vienen limitado de manera importante el éxito de las iniciativas adelantadas en estos campos:

A pesar de esta situación, en algunas áreas se avanzó de forma significativa. Una revisión de los centros de generación de conocimientos, revela la existencia de una cantidad encomiable de esfuerzos, que desde el punto de vista cualitativo, y en cierto modo cuantitativo, constituyen un substrato importante de generación de conocimientos y activos científicos y tecnológicos. Por su parte, en el sector de la demanda, si bien se reconoce que esta no se ha caracterizado por tener un perfil innovador, desde su implantación bajo el esquema de sustitución de importaciones, se conformó un parque industrial aceptablemente moderno en algunos sectores. En este, se han identificado importantes esfuerzos de aprendizaje tecnológico, lo cual indica la existencia de un substrato capaz de precisar y demandar conocimientos tecnológicos, de generar innovación e, inclusive, desarrollo tecnológico. No obstante, este potencial tiene que ser estimulado y dirigido. Acciones eficientes de política pública, podrían ayudar a algunos sectores industriales a convertirse en puntos nodales claves de la red innovativa venezolana.

Por esta razón, una caracterización del Sistema Nacional de Innovación adquiere especial relevancia en estos momentos. La determinación de sus principales deficiencias y sus aspectos más destacados es una tarea prioritaria. Por esta razón, la noción de Sistema al que hacemos referencia, toma en cuenta la mayor cantidad de factores y de actores, además de considerar las articulaciones en nivel local y/o regional y las incidencias que las mismas tienen en la creación de espacios de desarrollo tecnológico.

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El Sistema Nacional de Innovación

Freeman 5 define originalmente el concepto de Sistema Nacional de Innovación como la red de instituciones públicas y privadas cuyas actividades e interacciones generan, modifican y difunden nuevas tecnologías. Esto deriva en un sistema complejo, caracterizado por la existencia de una diversidad de elementos culturales, institucionales y regionales y/o locales, que pueden propiciar, o no, el desarrollo de aptitudes específicas que conduzcan al desarrollo de capacidades de creación de conocimiento y a la consolidación de estructuras competitivas.

Si existe una fuerte interacción entre los diferentes actores, y esta es positiva, se propicia la “coevolución” de los mismos. 6 Una suerte de sinergia donde se mejoran constantemente las estructuras productivas, las estructuras de investigación y desarrollo, los mercados y otras instituciones.

En el caso del Sistema Nacional de Innovación venezolano, este tipo de interacciones son más bien escasas. Así es difícil el desarrollo de un claro proceso de coevolución. Por el contrario, si algo ha caracterizado nuestro sistema es la baja incorporación de actores locales dentro del proceso de generación y transferencia de conocimiento científico y tecnológico. Esto es un aspecto singular de nuestra realidad; mucho más si se considera que durante tanto tiempo, la economía ha dependido de una industria que demanda capacidades de I&D en sectores tan complejos y diversos como lo es la petrolera.

Si bien en Venezuela la actividad petrolera se extiende ya por un período de más de setenta años, hasta hace muy poco, no se tuvo la capacidad de difundir una cultura tecnológica y empresarial capaz de desarrollar en forma amplia la participación de actores locales dentro del proceso de manejo y desarrollo de esta industria. La visión rentística, determinaba que lo importante fuera la obtención de recursos. Durante cincuenta años la explotación del recurso quedó en manos de las empresas transnacionales, mientras la participación nacional se resumía a establecer los dividendos a obtener por el fisco y el aporte de mano de obra de menor calificación.

Diversos países demuestran que, apoyándose en sus ventajas comparativas, lograron el desarrollo de importantes capacidades tecnológicas. Otros, inclusive, sin contar siquiera con stock de recursos han desarrollado extraordinarios sistemas de innovación. En el caso de países que contaban con el recurso petróleo y lograron rápidamente desarrollar capacidades locales podríamos citar el caso de Noruega y, sin ir muy lejos, Brasil que, a pesar de contar en forma ínfima con este recurso, fue capaz de generar participación nacional. Este país incorporó tempranamente actores locales, sobre todo en áreas técnicas y en el sector de bienes de capital. Para 1950 crea su empresa nacional (PETROBRAS) y al poco tiempo su centro de desarrollo tecnológico (el CENPES). En este proceso se generaron capacidades de investigación y desarrollo, demandas en las universidades y capacidad industrial. Hoy día, este país es capaz de suplir el cincuenta por ciento de sus necesidades de petróleo en yacimientos aguas afuera. Paradójicamente, en Venezuela, el centro de desarrollo tecnológico de la industria (el INTEVEP) no fue creado sino unos cuantos lustros más tarde, a mediados de la década de los 70.

Este resulta un aspecto que ha constituido una de las más graves deficiencias del sistema nacional de innovación venezolano. La ostensible incapacidad de estimular y estructurar centros de desarrollo tecnológico. Una muy tardía preocupación por impulsar capacidades de generación de tecnologías necesarias para el desarrollo de su principal industria.

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La promesa básica: la conformación de un sistema nacional de investigación

La institucionalización de las disciplinas científicas y tecnológicas en Venezuela, es un proceso reciente, si se le compara, por ejemplo, con la experiencia de otros países latinoamericanos como Argentina, México o Brasil. Sin embargo, hay que señalar que otras sociedades que comenzaron su proceso de institucionalización de la ciencia y la tecnología en forma simultánea, y hasta un poco más tarde, lograron conformar y madurar sistemas de producción de ciencia y tecnología mucho más eficientes, inclusive sin contar con la extraordinaria base de recursos con que contó, y cuenta, Venezuela.

Una rápida revisión al proceso de consolidación de estructuras de creación y generación de conocimientos científicos y tecnológicos, revela diferencias significativas en la evolución de estos dos esfuerzos. En el caso de la infraestructura científica, se observa que desde la década de los cincuenta, hasta principios de los ochenta, se experimentó una significativa consolidación y expansión del tramado de instituciones cuyos objetivos eran la instauración y desarrollo de esta actividad. Si bien hay que reconocer que los esfuerzos, sobre todo desde el punto de vista de inversión, distaban mucho de los “estándares” considerados aceptables por los organismos internacionales, se fueron generando los espacios de legitimación social e intelectual.

Observando el mapa de creación de instituciones de formación e investigación en ciencias básicas y/o experimentales (Figura 1), podemos percibir el rápido crecimiento que experimentó durante este período la actividad científica. Teniendo su germen en la Universidad Central de Venezuela,7 institución que desempeñó un papel clave en la formación de muchos profesionales que llevaron adelante labores pioneras, se fueron estructurando diversas facultades y escuelas de ciencias e institutos de investigación en diferentes regiones del país, especialmente durante los sesenta y setenta. Uno de los grandes logros de este proceso fue el de expandir la formación de profesionales, en prácticamente todas las disciplinas científicas, a un amplio espacio de la geografía nacional.

Figura 1
Mapa de creación de Instituciones de formación e investigación en ciencias básicas y/o experimentales

Hasta la década de los cincuenta, el desarrollo de la poca capacidad de investigación estuvo ligada al área biomédica, y serán justamente algunos profesionales de estas áreas los que comenzaron a luchar por la creación de un espacio de legitimación social de la actividad de investigación. En el caso de las disciplinas científicas básicas, si bien para inicios de los cincuenta ya se habían creado algunas escuelas, la consolidación con un perfil moderno, comenzará a finales de los cincuenta, con la creación de la Facultad de Ciencias de la UCV. En el caso de la ingeniería, si bien la experiencia de formación era de larga data, no será sino hasta inicio de los sesenta cuando surjan nuevas carreras bajo la figura de ciencias de la ingeniería (química y eléctrica) [Licha, 1987].8

Por otra parte, Una revisión de la evolución de la matricula de educación superior entre 1955 y 1975, revela el crecimiento meteórico que estas disciplinas experimentaron las áreas de Ciencias e ingeniería (2.458 %). Hay que destacar que, dentro de estas, la química creció dos veces más rápido que el resto de las disciplinas [Vessuri y Díaz, 1984].

De lo anterior se desprende que durante esta etapa, el país, y más específicamente las universidades, acogieron de manera amplia y apropiada las recomendaciones provenientes de la UNESCO que propugnaban la formación y consolidación de una masa critica en ciencias básicas, capaz de crear matrices disciplinarias de la actividad científica, como prerrequisito fundamental del desarrollo.9

Sin embargo, como en el resto de los países latinoamericanos, hubo un cuestionamiento de la efectividad de la promoción de la actividad científica. Sobre todo cuando esta se analizaba, erróneamente, bajo el prisma de la necesidad de resolver los innumerables problemas nacionales. Los postulados ofertistas fueron criticados en función del bajo impacto que tuvo el desarrollo de la actividad científica en la resolución de problemas concretos de la sociedad.

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