Espacios. Vol. 19 (2) 1998

Gestión tecnológica y desarrollo sostenible y solidario en los países latinoamericanos: experiencia cubana

Technological management and sustainable and solidarity development in Latinamerican countries

Beatriz Cristina Brito Viñas 1, Gilberto Hernández Pérez 2 y Arnaldo Álvarez González 3


RESUMEN

En el presente artículo se brinda una conceptualización de aspectos relacionados con las actividades de gestión tecnológica y se analizan sus principales aplicaciones económicas y sociales para los países latinoamericanos, enfatizando en la experiencia cubana.

ABSTRACT

The technological innovation management has become an important element in enterprises competitiveness and a factor of survival for most of them. In the present article a conceptualization about technology management is given, analyzing their main implications, fundamentally for the Latinoamerican countries and enfatizing in Cuban experience.

Contenido


1. INTRODUCCIÓN

“El futuro del planeta promete gran cantidad de necesidades y oportunidades ... Resulta imprescindible no sólo vivir con mejores estándares materiales de vida sino también resolver, con carácter de urgencia un gran número de problemas referentes a la población, el medio ambiente, la generación de nuevos recursos, la salud, la energía y las comunicaciones, la pobreza, la educación, la ciencia y la tecnología, entre otros...”. De esta forma se refiere Ramsay (1992), a los problemas que afectan a la humanidad en estos tiempos. De aquí se desprende el hecho de que, en la actualidad, no sólo resulta importante resolver los problemas económicos, sino también los del desarrollo humano, integrados a los anteriores, en un contenido de sustentabilidad y solidaridad.

No hay dudas de que la mejor calidad de la vida se consigue, en gran medida, mediante el desarrollo de nuevos productos y servicios que, en la mayoría de los casos, emergen de la actividad creadora que se lleva a cabo en las empresas, en la Universidades y en los centros de I&D (Brito Viñas, 1996). Sin embargo no se trata sólo del diseño de un nuevo producto, sino también del desarrollo de nuevas formas de hacerlo, de venderlo y preservarlo, administrando de forma eficiente los recursos necesarios para producirlo (Flit, 1994). En ese contexto, el cambio organizacional se convierte en una premisa para aprovechar las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías en un entorno cada vez más competitivo.

Cada día con mayor intensidad y frecuencia, se formulan en el mundo políticas de desarrollo relacionadas con la incorporación y adaptación de nuevas tecnologías, la consecuente reestructuración administrativa, los proyectos de I&D para mejorar los procesos productivos y administrativos y la investigación y desarrollo de productos nuevos y mejorados.

Según Mercado (1995), el proceso de aceleración del cambio tecnológico está generando importantes transformaciones que abarcan incluso, a la estructura organizacional del trabajo, y los perfiles y calificaciones en la mayoría de los países.

Se trata entonces de elevar la posición competitiva a través de diversos mecanismos que, en su mayoría, deben ser encontrados por las propias empresas, donde la Gestión Tecnológica puede jugar un papel decisivo.

La economía cubana atraviesa por una situación difícil. El desarrollo un tanto “favorecido” que provocó las relaciones ventajosas con los países de la entonces comunidad socialista y que Fidel, en su momento, caracteriza como un “nuevo, verdadero y justo orden económico internacional”, tocó a su fin. Alcanzar nuevos mercados y reconstruir las relaciones comerciales del país constituye un propósito fundamental, para lo cual se requiere la definición clara de una estrategia que se fundamente en el incremento progresivo de la competitividad del sector empresarial. Para ello es menester desarrollar las “aptitudes domésticas” para seleccionar, asimilar, transformar y generar tecnologías, lo cual necesita de una comprensión de todos los factores que inciden en el fomento de estas capacidades, para poder instrumentar las políticas que coadyuven y estimulen este proceso, aprovechando las oportunidades que depara el entorno de turbulencia e hipercompetitividad que caracteriza al mundo actual.

2. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y GESTIÓN TECNOLÓGICA. UNA CONCEPTUALIZACIÓN NECESARIA

El examen de la innovación tecnológica y su gestión plantea la necesidad de una conceptualización de los aspectos relacionados con los términos ciencia y tecnología, así como su gestión y difusión, ya que en dependencia del enfoque teórico que se adopte, variará la óptica con que se instrumenten, desarrollen, evalúen y controlen estas actividades a nivel empresarial y estatal.

La ciencia como actividad social

Para Storer (1966), ciencia es “.....un cuerpo de conocimientos sistemáticos al que se llega mediante el uso de aceptadas técnicas físicas y mentales de investigación”. De esta definición se desprende que es la propia comunidad científica la que determina qué es ciencia y qué no lo es, al especificar cuáles técnicas de investigación son aceptadas. Esto implica un cierto grado de autonomía de la ciencia que, aunque teniendo una determinada organización social, no persigue directamente una finalidad práctica. La sociedad no es la destinataria inmediata de los descubrimientos de la ciencia, sino que éstos deben pasar primero por una actividad de investigación aplicada para que pueda determinarse claramente su utilidad social. Luego, no es la sociedad la que evalúa directamente sus resultados, sino los demás miembros de la comunidad científica que trabajan en ese campo; constituyéndose la ciencia tanto en una actividad (investigación científica), como en un resultado (el sistema de conocimientos que dicha actividad produce).

La tecnología

El concepto de tecnología tiene su raíz en las palabras griegas (techne) y (logos). La primera puede ser interpretada como “habilidad de mano o técnica”. La segunda se interpreta como “conocimiento o ciencia”. De acuerdo con esto, tecnología puede interpretarse como “conocimiento de habilidad” (Autio & Laamanen, 1995).

Para Sáenz (1995), la tecnología abarca “...el conjunto de conocimientos científicos, ingenieriles, gerenciales y empíricos, que contribuyen a la creación, producción, distribución, comercialización y mejoramiento de un producto, siendo una actividad de búsqueda de aplicaciones a conocimientos existentes’. A su vez, Pavón Moreto & Hidalgo Nuchera (1997) consideran como la definición más completa de tecnología, la aportada por Child (1974), según la cual ésta se entiende como: “... el conjunto de conocimientos e información propios de una actividad que pueden ser utilizados en forma sistemática para el diseño, fabricación y comercialización de productos o la prestación de servicios, incluyendo la aplicación adecuada de las técnicas asociadas a la gestión global”.

Específicamente orientada hacia el sector empresarial, Dilworth (1992) define la tecnología como “...las habilidades, técnicas, procedimientos, equipos y sistemas empleados para llevar a cabo un trabajo”.

Sobre la base de los conceptos antes expuestos, resulta importante realizar una clara distinción entre los términos tecnología y técnica, a la luz de la situación particular en que se encuentra una gran parte de los países latinoamericanos, altamente dependientes del exterior en cuanto a conocimientos tecnológicos se refiere. Si se asocia la idea de técnica a los medios –máquinas, equipos e instalaciones- que utiliza el hombre para llevar a cabo cualquier operación productiva o de servicios, estaría claro que una gran mayoría de nuestros países importan mayoritariamente técnicas, no tecnologías, ya que muchas veces no disponen del conocimiento requerido para la adaptación o reproducción de esos medios. Las técnicas, en la medida en que pueden ser entendidas como simples procedimientos específicos, serían apenas, un insumo más de la producción, y el país que las importe masivamente, de no lograr aprehenderlas en forma que le permita comprender cómo funcionan y adaptarlas, no estaría adquiriendo tecnología. Vale aquí la afirmación de García Larralde (1989): “Los países industrializados poseen tecnología; los países latinoamericanos importan técnicas”.

Invención e Innovación

Según García Larralde (1989), por invención se entiende “...el acto mediante el cual una nueva posibilidad técnica es reconocida y trabajada en su forma más rudimentaria”. Así, una innovación puede concretarse en un invento, el cual puede definirse como “... una idea, esbozo o modelo para un nuevo o mejorado artefacto, producto, proceso o sistema”.

La mayoría de los estudiosos del tema coinciden en señalar que la innovación se encuentra asociada a la primera transacción comercialmente exitosa que se realiza de un invento. De esto se desprende que un invento será exitoso cuando es viable desde el punto de vista técnico, mientras que el éxito de una innovación depende de su viabilidad económica (comercial).

La innovación constituye la regla constante del progreso e, incluso, un factor primordial para explicar las diferencia del desarrollo entre los pueblos. Se ha definido como “... la transformación de una idea en un producto vendible, nuevo o mejorado; en un proceso productivo o en un nuevo enfoque o procedimiento para la organización social. Cubre todas las etapas científicas, técnicas, comerciales y financieras, necesarias para el desarrollo y comercialización con éxito del nuevo producto, proceso o servicio social. Constituye una actividad -la transformación- y un resultado, ya que sólo después que aquella ha finalizado con éxito, puede considerarse que se ha producido la innovación” (García Capote, 1996).

La innovación es algo que no atañe únicamente al subsistema técnico (innovación tecnológica), en muchos casos la innovación organizativa puede convertirse en la fuente de ventajas competitivas más sólidas y sostenibles, cobrando especial significado en economías industrializantes, como la nuestra Mientras que la innovación tecnológica se define como “... las etapas científicas, técnicas, comerciales y financieras, necesarias para el desarrollo y comercialización con éxito de productos nuevos o con mejores características, la utilización comercial de nuevos o mejores procesos y equipos o la introducción de un nuevo servicio” la innovación organizativa se puede definir como “...el conjunto de contratos y relaciones que la empresa establece externamente con sus suministradores, compradores y colaboradores e internamente con sus trabajadores (Pavón Morote & Hidalgo Nuchera, 1996).

Como señala Porter (1983), la innovación tecnológica es, quizás la más importante fuente de cambios en la cuota de mercado entre empresas competidoras y, probablemente, el factor que más influye en la desaparición de posiciones consolidadas. Sin embargo, el desarrollo de la competitividad a través de la habilidad para innovar en los productos y en los procesos productivos, no es posible sin el cambio de la mentalidad gerencial y organizacional, que logre la necesaria flexibilidad y el enfoque hacia objetivos claros y comunes de los individuos y las empresas. La experiencia mundial indica que el cambio organizacional es una condición básica para sacar provecho de las ventajas que ofrece el nuevo equipamiento basado en la electrónica (Pérez, 1991). Quien realiza grandes cambios en equipamiento, pronto descubre que tiene que realizar grandes cambios en organización. También quien comienza por la adopción de los nuevos principios organizativos, tiende a generar demandas en elementos de tecnología de la información, al igual que equipos e instalaciones más precisos y confiables.

Además, las innovaciones organizativas suelen ser más difíciles de imitar, ya que se sustentan en habilidades y capacidades específicas y, generalmente, difíciles de replicar. El aprendizaje organizacional puede dar lugar a procesos muy eficientes, que son de difícil traslación de una organización a otra.

Gestión Tecnológica

En el documento de Conclusiones y Recomendaciones de la Conferencia Científica de la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno (CYTED, 1995), se brinda una definición concisa y, a la vez, abarcadora del proceso de gestión tecnológica, concibiéndolo como “...la eliminación de todas las fricciones que se generan durante la aplicación de los conocimientos científicos a la práctica”. Por su parte, para Sáenz (1995), la gestión tecnológica es “... la gerencia de los procesos de innovación tecnológica el incremento de capacidades tecnológicas mediante la acumulación de conocimientos respecto a los procesos productivos sus potencialidades, convirtiendo la información en conocimiento y desarrollando la memoria tecnológica”. Giral (1986), la define como “... la función gerencial dedicada a estimular la actividad innovadora en la industria y en los centros de I&D y comprometida con promoción del mercado de servicios tecnológicos” y Badawy & Badawy (1993), en un sentido más amplio, la define como “...la arquitectura o configuración de los sistemas de gestión, políticas y procedimientos que rigen el funcionamiento estratégico y operativo de la empresa para alcanzar sus objetivos”.

De las definiciones aportada por los autores anteriormente señalados, se desprende el hecho de que la gestión tecnológica surge y se desarrolla en el seno de las empresas y que su objetivo fundamental es el logro de una mejor vinculación investigación-industria-sociedad, la cual debe entenderse como una relación de mercado. Esto implica comprender que la mima se rige fundamentalmente por leyes de oferta y demanda.

La gestión tecnológica busca integrar el proceso de cambio tecnológico con los aspectos estratégicos y operativos del control y la toma de decisiones de la empresa. Así, se concibe la tecnología como un arma competitiva y como tal, debe constituir un punto esencial del planteamiento estratégico a largo plazo.

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