Espacios. Vol. 15 (2) 1994

Universidad, tecnología y empresa

University, Technology and companies

Alfredo Cilento Sarli


5.- “There is not such thing as a free lunch” (Barry Commoner,”The Closing circle: nature, man and technology”).

Ya no es el petróleo, sino el trabajo de los venezolanos el que subsidia a las universidades. Las exportaciones de crudo apenas podrán sustentar la transición hacia un nuevo modelo económico. Y eso si los venezolanos actuamos con inteligencia.

El reaccionario cliché, que se repite supinamente, acerca de una tal “privatización de la Universidad” o la oposición a la tildada “universidad productivista”, esconde una visión atrasada acerca de los procesos de generación y transmisión de conocimientos; y, en el mejor de los casos, la misma visión populista que hace que la universidad distribuya sus valiosos productos gratuitamente a todos por igual, porque el Estado está supuestamente obligado a cubrir totalmente el costo de los factores que hacen posible tal producción de conocimientos, bienes y servicios, independientemente de la grave regresión que ello implica.

En verdad, el Estado agotó en yodas partes, y no sólo en Venezuela, su capacidad para sostener por la vía presupuestaria, la totalidad del gasto, no sólo de las universidades, sino de todas las empresas públicas que gastan sin límites debido a las concesiones homolocráticas y al derroche generalizado de recursos. Por ello ya no se puede seguir enarbolando, como única bandera para estructurar el gasto universitario, la “lucha por un presupuestos justo”, a fin de evitar el colapso económico y la masiva fuga de docentes e investigadores que continuará acelerándose.

De lo anterior mi convicción de que el camino de la creación de un sistema de empresas universitarias de derecho privado, no sólo es válido, sino altamente necesario en la época del “cambio de poder”.

Las empresas universitarias, independientes de la estructura arcaica que organiza y administra a las universidades públicas (la mayoría de las privadas sin investigación, no son verdaderas universidades), pudieran ser un factor tan legítimo y seguramente tan importante socialmente, como la pequeña industria, las empresas comunales y familiares y las actividades informales productivas de personas y grupos. Las empresas universitarias son organizaciones basadas en el conocimiento interdisciplinario y a las fuentes de renovación, actualización y generación de nuevos conocimientos; así como un medio para emplear y promover la formación de pequeños y medianos empresarios entre sus propios egresados.

Se trata de una de las pocas opciones factibles que permitiría transformar conocimientos en bienes y servicios transferibles a la sociedad, a través de los circuitos económicos del mercado. Estamos proponiendo la promoción audaz –en magnitud y diversificación- de un sistema de empresas en los múltiples campos de conocimiento que manejan las universidades:

Tecnologías educativas; biotecnología médica, odontológica, farmacéutica; tecnologías de las ingenierías y de las ciencias de los materiales; de la electrónica y la informática, del diseño industrial y la construcción; de la arquitectura y el urbanismo; de las ciencias básicas; de la producción editorial y audiovisual; la consultoría técnica en general; la geografía y el medio ambiente, etc...

Las empresas pueden ser de base tecnológica, de servicios, de difusión de tecnologías, de innovación (empresas jóvenes) o productoras de tecnología, mixtas, consorcios, etc...

El perfil de una empresa universitaria podría describirse de una manera simplificada como aquella que observa los siguientes requisitos: (1) promotores altamente capacitados y dispuestos a asumir riesgos y trabajar en grupos; (2) estar basadas en alta experticia y tecnologías sofisticadas o actualizadas; (3) ubicada en un “nicho tecnológico” desarrollado, que no compita en forma abierta con empresas existentes de mayor capacidad y poder; (4) productos y servicios que respondan claramente a requerimientos del mercado; (5) producción por encargo de pequeña escala y series de productos en las cuales la escala de la producción no afecten la eficiencia y productividad. (Jaffé W., 1986, con modificaciones).

Freeman (1991), sostiene que el aprendizaje de una nueva tecnología es un elemento clave para la vigencia, y adaptación a los cambios de la demanda; y señala un conjunto de fuentes para el aprendizaje tecnológico en las empresas, de las cuales las cinco primeras las considera excepcionales:

  1. Reclutamiento de ingenieros, científicos y técnicos
  2. Contactos continuos con las facultades de ingeniería y ciencias y con varias instituciones de entrenamiento técnico, facilitados por 1
  3. Actividades de investigación, diseño, desarrollo, software y entrenamiento realizadas en las empresas basadas en 1 y 2.
  4. Otros servicios científicos y técnicos internos para mejorar productos, procesos y sistemas
  5. Consultorías con instituciones públicas y privadas de asesoría técnica y gerencial
  6. Asociaciones de investigación y participación en otras redes de investigación
  7. Revisión de publicaciones científicas y técnicas, de patentes y de otras fuentes mundiales de información
  8. Contactos formales e informales con instituciones públicas del área ciencia y tecnología
  9. Inversiones conjuntas y adquisiciones de otras empresas
  10. Contratos de investigación con terceros
  11. Experiencia en la producción, control de calidad y pruebas
  12. Experiencia en la comercialización y en la comunicación con los usuarios
  13. Experiencia participando en redes de subcontratación
  14. Experiencia en el diseño de plantas y maquinaria, su construcción y mejora
  15. Compra, prueba y uso de nuevos materiales, bienes de capital y software
  16. Asesoría, recomendaciones y servicios de mantenimiento por parte de los proveedores de maquinaria, planta, materiales y software
  17. Adquisición de licencias y licencias cruzadas para productos y procesos nuevos, incluyendo disposiciones para la transferencia de “know how”, entrenamiento y uso de equipos
  18. Otros.

Al releer este conjunto de vías de aprendizaje nos percataremos, sin lugar a dudas, que son canales propios (endógenos y no exógenos) en empresas universitarias de tecnología.
Los beneficios de un sistema de empresas universitarias, cuya expansión dependerá de la capacidad instalada en cada universidad, no son solamente las utilidades que generen las empresas, como pudiera desprevenidamente pensarse, sino la utilización, como insumo básico, del conocimiento existente, activo intangible de alto valor, así como la capacidad no utilizada de sus valiosos recursos humanos, laboratorios e instalaciones, cuyos costos deben revertir a la Universidad, como costos reembolsables, al igual que la participación en el superávit de las empresas.

El sistema de empresas deberá contar con una infraestructura y equipamiento, especialmente en el área de las TCI, de alta calidad y suficiencia.

Puede ser indistintamente un parque tecnológico, tecno-edificios o un complejo de pequeñas edificaciones o módulos inteligentes.

Si la Universidad adolece de fallas en su estructura y procesos administrativos, el sistema de empresas debe desarrollarse a través de una gerencia altamente eficiente, transparente e interrelacionada. Podría adoptarse, con las obvias diferencias, el modelo de la estructura tipo grupo “keiretsu”, que en el Japón permitió un pleno aprovechamiento de las ventajas de escala, o economías de escala, en las tecnologías, la gerencia corporativa y el acceso al capital y los mercados.

Un elemento clave para el buen funcionamiento y control de las empresas es el establecimiento de un manual único de contabilidad que establezca un código de cuentas aplicable a todas las empresas universitarias y que permita unificar la forma de presentación y publicación de los estados financieros. El objetivo de disponer de estados financieros mediante la aplicación de reglas de agrupación, es facilitar su lectura, interpretación y comparación, además de permitir la especialización del personal de contabilidad y agilizar las funciones de auditoria y certificación de balances y de superintendencia universitaria de las empresas.

La verdadera y efectiva vinculación entre la Universidad y el sector productivo se producirá a través de las empresas universitarias, las cuales además de intervenir en los procesos productivos y de consultoría, son un vehículo adecuado para la negociación rentable de licencias y patentes en ambos sentidos, así como para lograr una mejor inserción de sus egresados en el aparato productivo.

Referencias

ASHBY, ERIC (1969) “La Tecnología y los académicos”, Monte Ávila.

CILENTO, ALFREDO (1991). “Pueden las universidades innovar?”, Revista Aula Magna No. 4.

FREEMAN, C. Y JAHODA, M. (1978). “World Futures The Great Debate”, Martín Robertson, Londres.

FREEMAN, C. (1993). “El reto de la innovación tecnológica”, Editorial Galac.

GARCIA BACCA, J. D. “Ciencia, Técnica, Historia y Filosofía, en la atmósfera cultural de nuestro tiempo”, Ediciones Biblioteca UCV.

JAFFE, W. (1986). “Empresas Jóvenes en la UCV”, Fundación UCV.

PEREZ CARLOTA (1991). “Nuevo patrón Tecnológico y Educación Superior: una aproximación desde la empresa”. Retos Científicos y Tecnológicos, Vol. 3 CREASALC.

ROSENBERG, N. y BIRDZELL, L. E. (1986). “Sciencie, Technology and The Western Miracle”. Scientific American. Vol. 263, No. 5, 1990. Basado en el libro de los mismos autores “How the West Grew Rich”.

TOFFLER, ALVIN (1990). “El cambio de poder –powershift-“ Plaza y Janés.

VESSURI, HEBE (1991). “El Futuro de la Cnvestigación Científica y Tecnológica en las Universidades”. Retos Científicos y Tecnológicos. Vol. 3, CREASALC.

WHITE, LYNN (1973). “Tecnología Medieval y Cambio Social”. Paidos.

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