Espacios. Vol. 15 (1) 1994

¿Académicos empresarios? ó ¿Por qué algunos profesores escogen trabajar con el sector productivo desde el medio académico?

Academic promotors? Why some of the teachers decide to work in the productive sector from the academic mean?

Habe M. C. Vessuri*


RESUMEN

Siguiendo un enfoque microsociológico, en este trabajo se trata de conceptualizar y ordenar las relaciones entre investigadores universitarios y clientes en las firmas como procesos de interacción directa entre actores dentro y fuera del medio académico. Una mejor comprensión de estos problemas ayuda a encarar los problemas de la demanda del sector productivo sobre los productos de la universidad e indirectamente a redefinir las agendas de investigación y docencia universitaria.

ABSTRACT

Following and approach in the microsociological side, in this essay we’ll try to consider and arrange the relations between an university researcher and clients in the firms as the direct interaction procedures between the actors from inside and outside from the academic mean. A better comprenhension of this procedures will help to face the demand problems in the productive sector over the university products and those which indirectly will help to redefine the investigations notebooks and the university teaching.

Contenido


Una evolución fundamental de la ciencia

Tres tipos de fenómenos relativamente recientes en el campo de la ciencia conducen a mutaciones significativas en su naturaleza:

a) Un acortamiento del camino entre el conocimiento teórico y el conocimiento práctico. Después de trescientos años de desarrollo de la ciencia y la tecnología modernas, su unificación ya no es meramente un proyecto filosófico. La estructura que caracteriza al nuevo nivel de interacción entre ciencia y tecnología supone la ramificación de la ciencia en teorías tecnológicas específicas o, desde el punto de vista de la tecnología, la búsqueda de fines técnicos a través de la construcción de teoría. En el trayecto, la diferencia entre ambas formas de conocimiento se diluye cada vez más (Vessuri, 1992).

b) Un acercamiento de las fuentes productoras de bienes y serviios a las fuentes productoras de conocimientos. Se trata de una práctica muy frecuente en aquellos contextos industrializados donde se ha producido cierta equiparación en el costo de los factores de producción convencionales (mano de obra, insumos, etc., y donde la búsqueda de un factor estratégico para la innovación y el incremento de la productividad puede dar lugar a una ubicación más favorable en el mercado (Cragnolini, 1992).

c) Una valoración creciente de los conocimientos orientados (tecnologías) y de servicio (informática, etc.) en el seno de universidades y otras instituciones tradicionalmente abocadas a la conservación y expansión del conocimiento teórico. De hecho, se está produciendo una transformación profunda en los modelos institucionales y organizacionales por los cuales se produce y reproduce el conocimiento científico-técnico (Gibbons & Wittrock (eds.), 1985); Malerba, Morawetz y Pasqui, 1991; TEP, 1992).

En el presente se perfila un cuadro novedoso en el ámbito de la producción de conocimiento en el cual la investigación estará por mucho tiemposubordinada a un nuevo régimen de control de difusión de las ideas y los resultados. La historia reciente, en los países industriales, de las unidades de interfase de centros académicos con el medio productivo pone en evidencia la institucionalización de nuevas formas de investigación, donde los socios de la universidad son el gobierno y la empresa. Queda cada vez más claro que la cuestión no es tanto la de llevar los esfuerzos de los investigadores más allá de los resultados obtenidos en el laboratorio universitario, con vistas a aplicarlos en la industria. Más bien, lo que aparece como de la mayor importancia es que las colaboraciones resultan más fecundas cuando comienzan en la etapa de la investigación misma.

El cambio no es trivial. Se modifican profundamente las condiciones de trabajo del investigador científico y los postulados en los cuales ha estado fundada la libre divulgación de los resultados de la investigación a través de la publicación. La presencia industrial inclusive en las fronteras de la investigación de punta, obliga a una cooperación entre equipos universitarios e industriales. Para trabajar en temas nuevos, los académicos deben aproximares a la industria, pero en el camino se ven forzados a abdicar parte e su autonomía. El reconocimiento del valor económico del conocimiento científico y técnico conduce ahora a su acumulación, su protección y su no difusión. La penetración de las preocupaciones comerciales influye profundamente en el funcionamiento de la investigación, revitalizando, entre otras, una vieja área intelectual que parecía condenada al olvido: el derecho vinculado a la propiedad intelectual.

La luz que sobre estos desarrollos arroja una visión microsociológica de las relaciones entre dos tipos de actores sociales, los universitarios y sus clientes empresarios, ayuda a entender la naturaleza y profundidad de los cambios. Nuetro interés en este trabajo se centra precisamente en las formas concretas y diferenciadas como se produce el conocimiento disciplinario, multidisciplinario o interdisciplinario hoy, cuando la orientaciónsocial de la ciencia es más inmediata, y en las formas como se da la organización del trabajo en el proceso de investigación, cada vez más influenciado por rasgos y exigencias propios del mundo industrial (Ravetz, 1971). La cuestión que se coloca en términos de la conducta de los académicos en esta arena pública ya no es la de la “república de los pares” sino que incluye además de los científicos, a otros actores sociales, los agentes económicos.

El enfoque microsociológico

El tema de este ensayo es por qué hay profesores que escogen trabajar con clientes del sector productivo y prefieren hacerlo apoyados en el marco institucional que les proporciona el medio académico y no fuera de éol, y cómo lo hacen. Nuestro interés está en las transformaciones concretas de grupos de investigación y unidades académicas en el interior de la institución de educación superior, a través del desarrollo de procesos de colaboración con el sector productivo. Nos concentarmos, por tanto, en aquellos individuos y grupos que se organizan y se movilizan en las instituciones académicas, para producir conocimiento en circunstancias en las que, a diferencia de los estereotipos que describen al investigador académico como alguien que busca el conocimiento en libertad, sin presiones de temas, tiempos ni ninguna otra restricción, producen conocimiento que tiene una utilidad “inmediata”, un destinatario conocido, cronogramas de trabajo definidos y plazos de entrega de resultados fijos.

Por lo general, las relaciones entre la Universidad y el sector productivo han sido estudiadas en la región latinoamericana desde una aproximación gerencial, la cual permite identificar y analizar funciones como la formación de recursos humanos profesionales, técnicos y científicos que las empresas luego emplean, ciertos servicios rutinarios de laboratorio, variados servicios de apoyo técnico o períodos de entrenamiento y prácticas en empresas como parte de la formación profesional. La “shopping list” de mecanismos institucionales para la vinculación entre universidades y sector productivo, reflejada en la literatura de gestión, es extensa y variada. (1)

Pero como es sabido, la respuesta que se obtiene depende de la pregunta que se haga. Algunos investigadores se han sentido más inclinados a indagar en otras dimensiones de estas relaciones entre académicos y empresas productivas, que complementan lo gerencial-económico. Surgieron así una serie de perspectivas de análisis microsociológico que coinciden en poner el énfasis en la caracterización de los actores sociales, los elementos que intervienen en la articulación de los intereses de unos y otros, coaliciones, negociaciones y compromisos, los alcances y límites de la vinculación y las consecuencias socioinstitucionales y cognitivas de las relaciones cuando éstas se estabilizan entre los productores del conocimiento y el sector demandante de conocimiento para aplicarlo a la producción de bienes y servicios.

Los enfoques microsociológicos nos exigen comenzar con la investigación del caso individual y movernos paulatinamente hacia el conocimiento eventualmente utilizable. La expectativa es que avanzando de esta manera obtendremos un resultado más seguro que si tratamos de resolver todo el problema de una vez, y evitaremos simplificaciones deterministas con respecto a la multiplicidad de causas intervinientes. La microsociología de la ciencia muestr la paradoja que el conocimiento objetivo, universal, verdadero, que la caracteriza resulta del esfuerzo personal -falible, subjetivo y estrictamente limitado por su contexto- de los investigadores, es decir, de características eminentemente humanas y sociales (cf. Favetz, 1971). Por analogía, cuando se focaliza la atención en las relaciones que los científicos, o para ser más precisos, los investigadores (sean científicos o técnicos) tienen con clientes del sector productivo se puede esperar que sus propósitos, actitudes y comportamientos se asemejen en aspectos cruciales a los de otras personas en relaciones de intercambio en el mercado.

La mayor parte de estas formas de colaboración entre investigadores y clientes “ajenos al medio” (aunque como veremos, esto último no es muchas veces estrictamente cierto porque con frecuencia el cliente situado en el medio productivo es otro científico o alguien con alguna formación científico-técnica) poseen un contenido altamente casuístico; de allí el interés de realizar estudios detallados de episodios particulares de vinculación. Estos estudios permiten revelar hasta dónde las culturas de investigadores y clientes del medio productivo son diferentes, cómo intereses discrepantes se traducen en propósitos comunes, hasta dónde los intereses de unos y otros divergen o convergen, cómo el desorden que siempre está presente en el trabajo de investigación se transforma en un orden que resulta diferentemente satisfactorio al investigador y al cliente, cuáles son las expectativas de uno y otro y cómo se resuelven en la práctica. (2) Es a través de estudios de casos que se pueden apreciar los cambios que sufre el proceso de investigación cuando se analiza lo que ocurre en el laboratorio y el producto resultante -ya no un artículo científico, un elemento para la controversia y finalmente el conocimiento público-, sino un resultado (producto o proceso)- que responde a las demandas de un cliente que ha contratado un trabajo de investigación específico para producir algo en el mercado de bienes y servicios.

Interrogarse sobre el origen de un proyecto adquiere sentido, especialmente por la forma como ese origen puede incidir sobre los resultados a que puede llegarse (Maguire and Kench, 1984, pp. 371-397). La idea inicial de un proyecto puede originarse en un investigador académico o en la industria. Hay proyectos que se le ocurren a uno o más investigadores universitarios y que son desarrollados en un medio académico con escasos o ningún insumo de la industria. Generalmente los científicos universitarios están bien previstos de un stock de ideas teóricas y una buena formación científica básica, a las que se agrega, en grados variables, un conocimiento de la práctica industrial prevalente. Diferentes circunstancias pueden favorecer la chispa inicial de un proyecto que puede dar lugar a otros posteriormente, cada vez más vinculados a las condiciones industriales. Los estudiantes pueden aportar considerablemente a la investigación aplicada que se hace en un medio académico: tato cuando son estudiantes de pregrado y sus proyectos no son piezas definidas, como cuando ya en el postgrado procuran dar respuesta a problemas científicos fundamentales que están en el meollo de la comprensión de problemas aplicados. Todos estos proyectos crean nuevo conocimiento acerca de los procesos industriales, conocimiento que probablemente no existiría si los investigadores universitarios hubieran esperado que la industria les pidiera que los investigaran.

Otros proyectos, en cambio, también surgen en el medio universitario pero en ellos la interacción entre las universidades y la industria empieza cuando los investigadores llevan sus ideas a la industria en una etapa temprana de definición. En estas condiciones suele ser más difícil rastrear los orígenes de las ideas de investigación, porque, en la fase de conceptualización, que está marcada por un alto grado de incertidumbre, existe una estrecha conexión entre factores cognitivos e interpersonales. Es sólo a medida que la situación de investigación se concretiza y se vuelve más determinada, que emerge una distinción más nítida entre factores cognitivos e interpersonales (Schulze, 1990). Como bien lo demostraron Callon y Latour (1986), las transformaciones que sufre la idea inicial hasta llegar a ser el proyecto que finalmente se desarrollará en la industria, pueden ser muchísimas y los resultados a menudo se parecen poco a la idea inicial. Pero aquí también los vínculos preexistentes entre los dos ámbitos (académico e industrial) son importantes. El científico conoce a otros científicos en la industria, o a algún gerente. Muchas veces las pasantías estudiantiles cumplen con este objetivo. Frecuentemente se trata de ofrecer a la industria existente mejores maneras de hacer lo que se venía haciendo, encarando problemas ya percibidos por la industria.

Los proyectos que, por otro lado, resultan de ideas o iniciativas de la industria, responden en principio a una demostración de confianza de la industria respecto de la institución académica, o de un conocimiento personal del investigador o laboratorio al que se le lleva la idea. Ya eso de por sí es positivo porque permite establecer puentes de comunicación entre los dos ambientes. Hay evidencia abundante que los investigadores universitarios tienen más probabilidades de construir vínculos con firmas que poseen sus propios departamentos de I&D, donde trabajan otros científicos. Esto parece obvio porque se trata de un lenguaje “cultural”, de similitud de lenguaje y métodos y problemas más parecidos. Volveremos sobre este punto al considerar más detalladamente al cliente.

Pareciera, entonces, que el nivel de interacción previo de los investigadores académicos con firmas clientes es más importante que el locus de origen de la idea de inevstigación, aunque alguna vez es la primera vez. Atribuir simple y llanamente ingenuidad comercial a los investigadores parece demasiado simplista y no siempre verdadero. Pueden haber múltiples razones por las cuales en un dado momento una industria no se interese en un invento realizale y ventajoso. Por otro lado, se reconoce que la universidad no es un ambiente favorable para probar una tecnología en la cual se requiere un desarrollo de gran escala. Tampoco es raro que se critique u objete el hecho que la investigación que se realiza en el medio académico se preocupa más por la aclidad que por el costo.

¿Qué percepciones de relevancia social tienen los distintos actores sociales involurados y qué tipos de colaboración tienen lugar? ¿Cómo se logra esa colaboración? ¿A través de qué medios? ¿Cómo se estabilizan esas relaciones en el tiempo? Si se estabilizan ¿Inciden realmente sobre la vida académica y consiguientemente sobre la actividad científica, o funcionan principalmente para proteger al resto del sistema académico contra las influencias externas? Estas y otras preguntas son las que intentamos responder en un estudio empírico de casos de interacción que involucraron a investigadores e instituciones brasileños y venezolanos.

* Jefe del Departamento de Estudios de la Ciencia, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Apdo. 21827, Caracas 1020-A, Venezuela.

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