Espacios. Vol. 7 (1) 1986. Pág 4

El surgimiento de la investigación industrial en Venezuela

Walter Jaffé


¿Cuál ha sido el éxito de este proceso de creación de una capacidad de investigación industrial en el país?

La continuidad de las actividades, en términos de desarrollo de las organizaciones, niveles de financiamiento, número de personal, etc., es la primera medida, bastante aproximada, de éxito. En el caso de los centros de investigación independientes, que trabajan en un mercado abierto, puede usarse el índice de autofinanciamiento, medido por ejemplo como el porcentaje de ingresos generados por investigación y servicios contratados sobre los gastos totales, excluyendo costos de depreciación, para evaluar su éxito. El aumento de la productividad y el número de productos y procesos nuevos comercializados exitosamente constituye una medida más representativa, aunque más difícil de determinar debido a las ambigüedades de las categorías involucradas.

La poca información disponible sólo nos permite algunos comentarios sobre esta cuestión, más bien de tipo impresionista. Así podemos decir que en el caso de los organismos del sector público, se constaba cierta continuidad pues en la actualidad operan todos las organizaciones fundadas en el década de los setenta. El desarrollo de un pequeño grupo de ellas ha sido creciente y constante (INTEVEP y Centro de Investigaciones de SIDOR) mientras que la mayoría ha experimentado fuertes fluctuaciones o un claro estancamiento e inclusive retroceso en su desarrollo, por lo general determinadas por las disponibilidades presupuestarias del gobierno nacional o por las cambiantes políticas y opiniones de las autoridades en las distintas instancias decisorias involucradas (Cuadro N° 7).

En cuanto a los niveles de autofinanciamiento se localizó información publicada únicamente en los casos del IMME y del CIEPE, que alcanzaron el 12 y el 17% aproximadamente de autofinanciamiento, tal como se definió anteriormente, para el año 1981 (2). La impresión personal que se tiene es que ninguno de los organismos del sector público que actuaban en el mercado abierto (CIEPE, CICASI, CITO, IDEC e IMME) durante ese período, habían podido superar el 20% de autofinanciamiento, lo que refleja una baja utilización de la capacidad disponible por parte del sector productivo.

No contamos con información publicada acerca de la continuidad de las actividades y unidades de investigación industrial identificadas en el sector privado. El conocimiento personal de algunas experiencias sugiere que en muchos casos, luego de algunos años de actividades, se abandonó el esfuerzo al presentarse problemas económicos en las empresas y problemas de efectividad y consecuentemente de credibilidad interna de estas unidades y actividades. Esta historia es un tema de gran interés que aguarda un estudio y análisis profundo en el futuro.

CARACTERISTICAS DE LA INVESTIGACION INDUSTRIAL TEMPRANA EN EL PAIS

Tal como se evidencia en la sección anterior, no hay suficiente información, cuantitativa y cualitativa, sobre el período inicial de la investigación industrial en el país, como para permitir un riguroso análisis y caracterización del mismo. A pesar de ello arriesgaremos esbozar algunos rasgos de las mismas, con la intención de motivar la investigación de este proceso, en virtud de la importancia práctica que tiene esta experiencia para el futuro de la investigación industrial en el país.

La característica más resaltante en primera instancia, es la poca importancia, que la investigación industrial tuvo en el contexto general del proceso de desarrollo industrial en dicho período. Aún no contando con información exhaustiva sobre el número de empresas que realizaron este tipo de actividades durante dicho período, creemos que los estudios de Salas Capriles identifican con bastante aproximación el número total de empresas involucradas y este es minúsculo frente al universo de empresas industriales del país. Otra faceta de esta característica es la insuficiente demanda por parte del sector productivo de las capacidades ofrecidas por las unidades creadas.

Esto es válido en términos generales, tanto para el sector público como para el privado y la misma es la causa del problema de la poca continuidad y apoyo que ha tenido esta actividad en el país. Se exceptúan los sectores industriales que han tenido una planificación a mediano y largo plazo, y que son básicamente la industria petrolera y la industria siderúrgica estatal, por lo que ellas presentan las experiencias más exitosas en esta materia en el país.

Si partimos de la concepción que el proceso de industrialización venezolano adolece de muchas deficiencias debido a su falta de adaptación a condiciones y necesidades locales, su bajo nivel de productividad y de calidad, su alto costo en término de errores en la selección de procesos y equipos, entre otras características, deberíamos postular que existía y existe una demanda potencial por investigación industrial, concebida ésta como un instrumento para evitar y superar estas fallas. La insuficiente demanda y poca importancia de ella puede explicarse entonces en términos macroeconómicos por la falta de incentivos económicos reales para hacer estas inversiones debido a la posibilidad de mantener altas tasas de rentabilidad a pesar de las deficiencias indicadas.

Por otro lado, puede pensarse igualmente en la existencia de un problema de una deficiente oferta de servicios por parte de las unidades de investigación industrial creadas, expresada en mecanismos de comunicación con el sector productivo inadecuados, actitudes y prácticas que despiertan desconfianza entre los posibles usuarios, poca capacidad de respuesta ante solicitudes de servicios e investigaciones, entre otros factores, que pueden explicarse por problemas conceptuales y organizativos debidos a la inmadurez e inexperiencia. Esta situación puede presentarse tanto en organismos del sector público como en unidades de investigación en el seno de una empresa, pública o privada, pero probablemente sea más agudo en centros independientes.

No es posible ponderar la importancia relativa de estas causas, u otras que pudieran postularse. En todo caso puede calificarse el surgimiento de la investigación industrial como anticipado, pues se adelantó a un proceso de desarrollo industrial que debido a su juventud, falta de visión estratégica, concentración en sectores industriales de tecnologías maduras, concentración en el mercado interior, u otras razones, no aprovechó y quizás todavía no aproveche plenamente las ventajas que le ofrece esta actividad.

Si esta caracterización es correcta debemos explicar por qué y cómo fue posible esta anticipación y ello nos lleva a analizar en más detalle el papel de los distintos actores que intervinieron en el proceso de creación de las unidades de investigación industrial.

En el caso de tres organismos (INTEVEP, CICASI y CITO), estuvo involucrado el CONICIT en el proceso de creación, concretándose éste en asociación con otras instituciones (en el caso de CICASI, con Corpozulia y LUZ, en el caso del CITO, UDO, Corporiente y otros), o recogiendo otro organismo la iniciativa inicial como fue el caso de PDVSA con la constitución del INTEVEP. La creación del CIEPE fue iniciativa de la Corporación Venezolana de Fomento, pero CONICIT tuvo un papel protagónico en su reorientación y consolidación posterior.

El Centro de Investigaciones de SIDOR y el Laboratorio de Telecomunicaciones de la CANTV fueron creados por las empresas matrices, detectándose en ambos una inspiración foránea para esta decisión. El IDEC por su lado, igualmente fue creado por su organismo matriz, la Facultad de Arquitectura, inspirada en el modelo del IMME. En todos estos casos es posible identificar una o varias personas, que jugaron un papel protagónico en dicho proceso.

No conocemos a quien correspondió la iniciativa de organizar las actividades o unidades de investigación industrial en las empresas del sector privado así como la motivación de estas acciones. Dada la concentración de ellas en algunos grupos industriales de avanzada, sospechamos que pueden haber jugado un papel clave los empresarios dueños de ellos. Notamos por otro lado, una posible relación de este proceso con la organización por parte del CONICIT del 1° Congreso Nacional de Ciencia y Tecnología en el año 1975, dada la coincidencia de esta fecha con la creación de muchas de estas unidades. Este evento representó y constituyó una verdadera agitación en pro del desarrollo de la ciencia y tecnología en el país con un énfasis muy marcado de concebir la investigación y el desarrollo como herramientas de desarrollo económico y social, involucrado a muchos empresarios y gerentes del sector privado en el mismo. Postulamos que ello influenció a algunas empresas del sector privado a organizar unidades de investigación y desarrollo en su seno así como a investigadores e ingenieros a incursionar en la creación de empresas, particularmente en el sector electrónico.

Es de notar que excluyendo las empresas productivas del sector público, se identifican como organismos de promoción de la investigación industrial al CONICIT, la CVF, Corpozulia, Corporiente y algunas universidades (UCV, LUZ, UDO, Carababo, Politécnico de Barquisimeto, Instituto Universitario Tecnológico de la Región Capital), faltando en este listado importantes organismos y en particular el Ministerio de Fomento, organismo rector por ley del desarrollo industrial nacional, los cuales al parecer no tomaron conciencia del potencial papel de esta actividad en el proceso de desarrollo económico y social.

El papel del Estado no se redujo sólo a la creación directa de unidades de investigación industrial. Tuvo una influencia sobre el surgimiento de esta actividad también a través del apoyo que dio a la investigación científica y tecnológica en ámbitos académicos, así como a través de tímidas medidas de impulso al desarrollo tecnológico en la industria, tales como la normalización técnica y la promoción de la productividad.

Así, la existencia de un sector de investigación relativamente maduro en universidades y centros de investigaciones como el IVIC permitió un rápido desarrollo de varios centros independientes, al contar con personal altamente capacitado y con experiencia en investigación que se trasladó a estos centros. Esto se dio en cierta medida en los casos del CICASI y del CIEPE y en forma muy destacada en el INTEVEP, que se inició en base a un grupo de investigación completo del IVIC, con varios años de experiencia acumulada. Sugiere este hecho un papel para la investigación básica que raras veces es reconocido y valorado. No existió en rigor durante el período analizado una política de desarrollo tecnológico en el país, tal como lo evidencia la actuación tímida y contradictoria del Estado en la creación y desarrollo de organismos de promoción y control de aspectos tecnológicos del desarrollo industrial en las áreas de la propiedad industrial, la normalización técnica y la productividad presentada en el cuadro N° 8. Es por ello que postulamos que la influencia de estos organismos en el proceso de surgimiento de la investigación industrial fué muy escasa.

El análisis de los sectores industriales en los cuales se concentró la actividad de investigación industrial en su etapa temprana nos permite deducir en cierta medida el tipo de investigación realizado. Es de suponer a priori que una industria joven, con menos de veinte años de existencia y surgida de una política de sustitución de importaciones, basada generalmente en tecnologías maduras, requerirá en primera instancia una investigación industrial orientada hacia la adaptación, asimilación y dominio de procesos y equipos, para luego de alcanzar cierto grado de madurez abordar objetivos más ambiciosos como serían el desarrollo de productos y procesos mejorados, en lo que pudiera calificarse todavía como innovaciones incrementales y eventualmente el incursionar en áreas de tecnología de punta.

De hecho, la investigación industrial detectada durante el período en referencia, se concentró en la industria de la construcción, química, petróleo y metalurgia básica. Los dos primeros son dominados por la industria privada mientras que los restantes corresponden al sector público. En el caso de la industria de la construcción se trata de una de las industrias más importantes del país en términos de inversión y mano de obra utilizada y su obligada adaptación a condiciones locales, tales como materias primas, condiciones geográficas y climática, etc., explican la existencia de una demanda por servicios técnicos especializados, asesorías e investigación, que fué satisfecha en parte por el Estado, a través de las universidades y por un centro independiente como el INVESTI. Sugiere ésto una investigación industrial fuertemente orientada hacia los servicios de análisis y pruebas.

En el caso de la industria química, que asumió por si misma la investigación industrial, ésta probablemente se orientó a reducir la dependencia de fuentes de tecnología externa, es decir, al dominio de los procesos instalados. Esta misma orientación explica el surgimiento de la investigación industrial en las industrias petroleras y siderúrgica, de propiedad estatal.

Tal como se señaló en la sección anterior nace esta función en muchos casos concretos a partir del control de calidad. La calidad es el elemento tecnológico del proceso productivo que más rápidamente exige atención en una industria naciente, debido a que a través de él y del precio, la empresa se relaciona con el consumidor. Puede entonces plantearse el nacimiento de la investigación industrial a partir del control de calidad como un modelo típico en procesos de industrialización basados en tecnología importada.

En las industrias metalmecánicas, automotriz y textil no se identificaron actividades de investigación industrial y en otras tales como la farmacéutica y alimentos sólo casos aislados, a pesar del significativo dinamismo presentado por casi todas estas industrias durante el período en referencia.

Ello se explica por la orientación exclusivamente al mercado interno de estos sectores y las pocas exigencias en cuanto a calidad del mismo, debido a las condiciones altamente protegidas bajo las cuales se dió el proceso industrializador en el país por el efecto combinado de las barreras arancelarias y de la moneda sobrevaluada.

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