Espacios. Vol. 35 (Nº 1-Especial) Año 2014. Pág. 2


Turismo y Desarrollo Sustentable: fortaleciendo la comunidad, la innovación y el poder local de negociación

Tourism and Sustainable Development: Empowering Communities, Innovation al local negotiation capacities

Christine LE GARGASSON 1 y Arnoldo PIRELA 2

Este trabajo contó, entre otros, con el apoyo de ECOS-Nord-FONACIT y del Laboratorio de Innovación y Aprendizaje (LIA). Es uno de los resultados del Proyecto: “Petróleo, tejido productivo y turismo en la cuenca del río Orinoco ¿qué opciones para un desarrollo sustentable de los territorios?” y del Proyecto LOCTI: “Tejido Productivo y Turismo en Venezuela: Innovación y Desarrollo Sustentable”.


Contenido

RESUMEN:
Revisamos brevemente las distintas visiones y enfoques sobre desarrollo sustentable haciendo énfasis sobre la importancia de los análisis y propuestas pluridisciplinarias y multiactores, incluyendo los temas relacionados con la innovación y sus particulares manifestaciones en lo que se relaciona con el turismo como asunto de gestión territorial. Presentamos el caso de una estrategia de desarrollo sustentable diseñada para Ciudad Bolívar en donde se persigue: hacer del turismo un motor de prosperidad económica y social así como un factor de competitividad para toda la ciudad; hacer de la ciudad un destino de referencia, en la medida que expresa la integración de su identidad cultural con su entorno natural; recuperar la capacidad de negociación de Ciudad Bolívar en relación con los poderes regionales y nacionales, apoyándose en el turismo como factor de prestigio y elemento “empoderador”; y garantizar la continuidad del proyecto turístico en el corto mediano y largo plazo.
Palabras claves: Desarrollo sustentable, Turismo, Innovación

ABSTRACT:
We briefly review the different views and approaches about sustainable development to strength on the importance of multidisciplinary and multi-stakeholder proposals, including issues related to innovation as it relates to tourism as a matter of territorial management. We report the case of a sustainable development strategy designed for Ciudad Bolivar where pursued: making tourism an engine of economic prosperity and social well as a competitive factor for the entire city, making the city a landmark destination by full expressing their cultural identity and natural environment; regaining bargaining power of Ciudad Bolívar face to face regional and national powers.
Keywords: Sustainable development, Tourism, Innovation


Introducción

Las ideas sobre desarrollo sustentable irrumpieron en la agenda política hace ya muchos años. Especialmente  durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro-1992, sirvieron para alegar una doble e implacable constatación: las estrategias de desarrollo predominantes durante esas últimas décadas del siglo XX no lucían efectivas para reducir las desigualdades en grandes zonas de la tierra, a la vez que impactaban profundamente – en casos de manera irreversible – sobre los equilibrios ambientales indispensables para la vida humana. Se avanzaba así en una tendencia  de opinión 3 y políticas públicas, en marcha hacia una mayor preocupación respecto de los temas ambientales (Council on Foreign Relations, 2011). Acerca de lo cual hay que reconocer variaciones de ritmo en el tiempo, particularmente en los períodos de aguda crisis económica mundial como el actual. Lo que preocupa a las organizaciones y sectores de la opinión mundial que son más sensibles o están más activamente involucrados en la causa ambiental.

La comunidad científica internacional ha hecho su contribución con este rumbo general de interés en el tema. En los años sesenta se aceleró su ritmo, acompañado por “Primavera Silenciosa” de la bióloga Rachel Carson; y se afirmó con el impactó notable que sobre la opinión pública mundial causó el informe de Donella Meadows, con doctorado en biofísica e investigadora del MIT, sobre los “Límites del Crecimiento”, realizado a solicitud del Club de Roma; probablemente el primer gran éxito de opinión para una ONG ambientalista, presidida por el economista y activista político Aurelio Peccei. Los biólogos, químicos y especialistas en dinámica de sistemas y ecología habían provocado el nacimiento de una opinión pública global en relación con los pesticidas y otros problemas que ponían el foco de atención sobre las industrias química y petroquímica, fenómeno que se alimentó de grandes desastres ambientales con importante trascendencia mediática como “Love Canal” en USA (finales de los 70’s), el naufragio de la “Amoco Cadiz (1978) o la terrible catástrofe de Union Carbide en Bhopal-India (1984) y muchos otros accidentes o desastres que han llenado durante estos años las “páginas amarillas” de los diarios y los horarios estelares de la televisoras. Actualmente podemos argumentar acerca de la potenciación del fenómeno de sensibilización ante el tema ambiental, particularmente en los países más desarrollados,  consecuencia, entre otros, de los muy exitosos esfuerzos de divulgación de los climatólogos (Wilke, Adam, 2013)  respecto a los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antrópico.

Pero no obstante esa contribución de los científicos “duros”, detrás de ese fenómeno de opinión pública mundial nos interesa particularmente algunos aspectos claves y con impacto sobre el tema del turismo y sus tendencias más actuales en favor de un turismo de naturaleza y respetuoso de los procesos culturales locales. También nos interesan elementos que son comunes a todo o casi todo el variopinto espectro del pensamiento sobre el desarrollo sustentable, desde Amartya Sen, el PNUD  y el IPCC hasta Joseph Stiglitz o Al Gore o su premiada película “Una verdad incómoda”. El objetivo de este artículo es exponer los elementos esenciales de una estrategia concebida para el caso de Ciudad Bolívar, precisamente para dar cuenta de la complejidad de dimensiones que requiere hoy invocar el desarrollo sustentable del turismo. También nos interesa destacar  tanto el papel de la experimentación como de la innovación con relación al turismo y en el marco del desarrollo sustentable, pero entendidas en su sentido más amplio que no puramente tecnológicas, sino todas aquellas dimensiones en que tanto sus factores determinantes como los impactos se reflejan en la compleja trama de  aspectos económicos, organizativos, ambientales, sociales e institucionales o políticos.

No obstante, queremos advertir al lector que el objetivo de este artículo está muy lejos al de hacer un “survey” o revisión exhaustiva sobre los temas del desarrollo sustentable (UN-DESA, 2012), sobre las tendencias en ese pensamiento (Harris,  Wise, et al, 2001), ni tampoco sobre el tema de la innovación en turismo. En relación con los aspectos teóricos sólo nos interesa llamar la atención de algunos elementos que nos permiten leer con mayor amplitud la estrategia expuesta para el caso de Ciudad Bolívar. Ubicándonos en ese amplio espectro del pensamiento sobre desarrollo sustentable y destacando que los diversos enfoques o llamados en favor de un desarrollo sustentable invitan a todos los actores - públicos, privados, institucionales y sociedad civil - para garantizar que sus decisiones, estrategias de desarrollo y acciones sirvan para construir equilibrios sostenibles frente a desafíos económicos, sociales, ambientales o éticos; de modo que tanto las actuales como las futuras generaciones puedan satisfacer sus necesidades y construir bienestar.  Una tarea nada fácil especialmente en el caso Venezuela, atosigada desde hace tres lustros por una extrema polarización política e ideológica.

Desarrollo sustentable: desde una visión pluridisciplinaria y con un enfoque multiactores

Nos interesa destacar que las distintas visiones y enfoques sobre desarrollo sustentable sostienen o respaldan análisis y propuestas pluridisciplinarias y multiactores, particularmente en los  aspectos teórico-metodológicos, incluso desde el punto de vista práctico  aunque no en todos los casos  son explícitas visiones y enfoques en relación con la organización de las acciones destinadas a promover el desarrollo. Además, y no obstante la aguda controversia que se alimenta desde trincheras político-académicas, afirmamos que es posible identificar en casi todos una crítica fundamental a los enfoques tecnocráticos, bien sean estos de carácter paternalista, autoritario, neoliberal u otros 4.  En América Latina, por ejemplo (Gadynas, 2004), afirma que: “... la sustentabilidad débil es sobre todo una apuesta tecnocrática, y por lo tanto enfatiza la gestión y el gerenciamiento” y concluye enque  “las vertientes fuerte y súper-fuerte aceptan la mirada técnica pero como una entre varias”. Ahora bien, lo relevante, es el reconocimiento de que  para todoses indispensable una “...aproximación política, entendida como un debate y deliberación pública entre los diferentes actores envueltos en la temática del desarrollo” 5. Desde nuestro punto de vista el debate acerca de la tecnocracia, es más una cuestión de equilibrio y de transparencia: la tecnocracia permite planificar y organizar las intervenciones públicas y la Agenda 21 o los sistemas de indicadores de responsabilidad social y ambiental son ejemplos de ellas. Aún más,asumimos que  en estos asuntos las posiciones no distan mucho unas de las otras. Esto si tomamos la conclusión que sobre el debate hace Kenneth A. Shepsle, a quien no se le podrían clasificar como “fuerte o súper-fuerte”, en el sentido de Gudynas. Entonces podemos resumir nuestra visión respecto a este tema del desarrollo sustentable del turismo echando mano de la expresión de Shepsle: “La política ya no solamente es parte del problema, también es parte de la solución” 6.

Partimos de la idea de que el turismo está involucrado en ese desafío. Con 940 millones de viajes internacionales en 2010 (OMT, 2012) y una movilidad creciente de las personas, el turismo se ha convertido en un fenómeno planetario, mientras que en países como Venezuela, Brasil o Chile el consumo de los nacionales durante vacaciones y días festivos supera el 80% del total atribuido a los turistas extranjeros. Por otra parte, si bien el turismo es un fenómeno muy antiguo, su crecimiento se ha acelerado con el desarrollo de las infraestructuras de transporte, el mejoramiento del nivel de vida en grandes zonas del globo, con la apertura de los grandes bloques ideológicos de la Guerra Fría y con la mundialización de los intercambios y con la dinámica misma del cambio tecnológico y la innovación, tanto en sentido amplio como en el específico a las tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC’s). Se puede decir que casi toda la superficie del planeta se volvió una cancha del juego para satisfacer las aspiraciones de los individuos y grupos humanos a viajar por todo su país o por todo el globo. Ese fenómeno se acompaña de una dispersión geográfica cada vez más importante, tanto en el nivel de la oferta como de la demanda. Además, en los países menos avanzados el turismo se está volviendo uno de los sectores que más contribuyen positivamente a la balanza de pagos: mientras la parte del turismo dentro de las exportaciones de servicios alcanza al 30% en el nivel mundial, y a más de 53% para los países menos avanzados; también es la primera fuente de divisas para el 38% de los 50 países más pobres de la tierra. 7

Así pues, desde la perspectiva de la demanda, tal crecimiento explosivo demuestra que el turismo se volvió tanto una necesidad como un gusto para muchos de nuestros contemporáneos.  Además, dependiendo del motivo de su desplazamiento, personal o profesional,  el viajar es fuente de grandes emociones para el homo turisticus, ávido de conocer, de “descubrir el otro lugar”, de comprar una oportunidad para descansar o juntarse con los suyos y un espacio para reunirse con colegas o clientes cuando se trata de turismo de negocio. Incluso el fenómeno ha llevado a sociólogos (Dumazedier, Joffre,1962)  y economistas (Serna, J. M. 2005), a reflexionar sobre la sociedad del ocio o sobre la economía del ocio; en este último caso confrontada a la teoría económica del trabajo como la definió Adam Smith en 1776.

Así pues, en el nivel de la oferta el turismo responde a distintas necesidades: una contribución a la creación de valor donde hacen falta fuentes de trabajo e ingresos ( Binkhorst, 2008); un factor de mejoramiento de la infraestructura – vías de comunicación, servicios de salud etc. – que también benefician a las poblaciones locales (Organismos multilaterales como el BID tienen programas y financian proyectos para desarrollar “infraestructura productiva y turística); una fuente adicional de recursos para conducir políticas de preservación de la biodiversidad y del patrimonio cultural (García Carrillo, 2009), condición misma del atractivo del destino; un catalizador de iniciativas en el nivel local, por el carácter transversa del turismo (García M. et al, 2009) que abre posibilidades de “partnership” y arreglos tipo “clusters” entre el sector privado y las instituciones públicas, pero también entre todos los actores del desarrollo local (actividades primarias, artesanía, transporte etc.) (Jackson and Murphy, 2002); una fuente de orgullo nacional o local y de elevación de la autoestima en la población (Robinson, M. y Picard, D., 2006), al ofrecer a los locales la oportunidad de cultivar el arte ancestral del recibimiento y de compartir su cultura.

Turismo e innovación

Es importante destacar que en la medida del crecimiento en el volumen del mercado mundial del turismo, también éste ha crecido en innovación y sofisticación, potenciados en las últimas décadas por la dinámica de los desarrollos en las tecnologías de información y comunicación (TIC’s) y sus aplicaciones, al igual que por la evolución tecnológica en los sistemas de transporte aéreos, terrestres y marítimos, incluso por la compleja trama innovadora en la industria de la construcción, pero también por los nuevos enfoques abiertos a partir de los debates sobre desarrollo sustentable (la gobernanza de los proyectos, los modelos de repartición de los beneficios del turismo o los de desarrollo de la educación, la mercadotecnia enfocada en el mejoramiento de la calidad del servicio y lo relacionado con la experiencia turística de la clientela, etc.) Estos son algunos de los elementos que le permiten  a (Scheidegger, E, 2006) responder afirmativamente a la pregunta más general desde el punto de vista de las teorías de la innovación: ¿hasta qué punto la innovación se ha convertido en una rutina que le permite a las empresas mantenerse a la delantera de la competitividad en la industria del turismo?

Pero en realidad la innovación en turismo tiene sus particularidades. Por una parte, las que se asocian propiamente con el producto turístico, asimilado a un bien inmaterial, y su carácter como “experience good” (“bien experiencial”) o bien resultado de una experiencia que puede ser personal o colectiva. Por excelencia se trata de una experiencia individual “validada ex post facto por los consumidores, quienes la implantan en su memoria, e incluso construyen sobre ella8; pero también colectiva y compartida, tanto en el momento de consumir el bien – turismo de grupo, turismo familiar y otros- como antes y después del consumo por vía de las redes sociales – emergencia de comunidades virtuales con tema de destinos y experiencias de viaje-. Todo lo cual da al turismo un dinamismo innovador muy alto, particularmente dentro de la tendencia actual a la “customisation” o producto hecho a la medida del cliente. Este dinamismo entra en juego en relación con la ya reportada evolución en la  opinión pública mundial respecto al tema ambiental. En conclusión, hay una tendencia muy fuerte a diseñar productos no solamente para el interés de experiencias personales de vinculación con la naturaleza y/o con la cultural local del sitio que se visita, pero también motivados por la conservación y preservación del territorio con sus recursos naturales y culturales. Por otra parte, la innovación en turismo tiene otros aspectos particulares que se relacionan con las especificidades de la I&D, del mercadeo o de la patentabilidad de los resultados, en algunos casos similares a la manufactura y en otros a los  servicios.

No obstante, en relación con este tema de la innovación, insistimos en que lo más importante es la capacidad innovadora de las organizaciones (privadas, públicas o comunitarias) a cargo del desarrollo del turismo en un sitio determinado. Es una dinámica que, en general, enfrenta la capacidad de producir cambios tecnológicos, económicos y organizativos en el mercado específico en que participa una organización, con la capacidad de otras empresas u organizaciones de variado tipo y carácter de la propiedad para responder eficientemente ante las acciones y cambios que produzcan sus competidores o que se activen en su entorno. A partir de esa dinámica competitiva, al mismo tiempo que co-operativa, se despliegan al menos en cinco categorías, como las llama (Nordin,  2003): Innovación en productos o servicios, Innovación en procesos, Innovación gerencial, Innovación en logística e Innovación institucional. Precisamente, esta última se refiere a los aspectos de colaboración o regulatorios que se hacen o se pueden promover en una comunidad y territorio determinado; un aspecto cada vez más importante en la medida que el desarrollo del turismo se entiende como un asunto de gestión territorial,

Un asunto de gestión territorial

Está claro que hay una alto número de territorios, con gran variedad de actores involucrados, explorando las posibilidades de generar o aumentar su atractivo turístico, vislumbrando un motor de crecimiento y de desarrollo económico en capacidad de contribuir a la creación de riquezas y de bienestar, pero también para aumentar el “resplandor” de ese territorio, buscando además beneficios indirectos que puedan multiplicar el atractivo del territorio hacia metas distintas (otros inversionistas, nuevos habitantes, mundo académico, otros). No hay dudas que tantas veleidades inducen una competencia cada vez más intensa entre destinos turísticos en los escenarios regionales y mundiales.

Pero la realidad turística puede ofrecer otra cara: el turismo, al igual que otros sectores económicos, necesita cuestionar ciertas condiciones de su desarrollo, en cuanto hay abundantes evidencias de que las actividades turísticas pueden contribuir a la degradación no solamente de los sitios visitados pero también de las condiciones de vida de la población local (Sharpley, 2002; y Pedersen, 2005).  Esa degradación puede ser aún más grave cuando existen debilidades en las instituciones locales y en especial cuando su capacidad y actitud para la planificación y organización de la actividad es poco propicia a la incorporación de todos los elementos que permitan aprobar un examen de sustentabilidad del turismo. Entre los problemas ante los cuales se requiere de planes de gestión territorial y políticas claras están:

  • Las actividades turísticas consumen recursos naturales en grandes cantidades (agua, energía, biodiversidad etc.): en los “resorts” del Caribe, un turista consume entre 5 y 10 veces mas agua que la población local (PNUE, 2005) 9.
  • Según los datos del grupo de expertos eCLAT, en el año 2007 el turismo contribuyó con el 4,95% de las emisiones mundiales de CO2, debido a los transportes emisores de gases de efecto invernadero (GEI), contribuyendo a los desequilibrios climáticos.
  • Las migraciones de turistas ejercen una presión sobre el patrimonio natural y cultural local (presión física consecuencia de la concentración de los flujos en zonas con gran atractivo y sitios de mayor prestigio – litoral, islas, vestigios históricos…-); las presiones se manifiestan también en lo cultural y en relación con el patrimonio inmaterial, cuando se observa una desarticulación del tejido social o una “folklorización” de las expresiones culturales tradicionales.
  • Un gran cantidad  de las empresas que contribuyen al desarrollo del turismo (construcción de alojamientos, transportistas, organización y comercialización de viajes etc.) tienen su sede principal en los países desarrollados y generalmente concentran los beneficios económicos de la actividad: el síndrome de las “fugas económicas” 10 demuestra que la economía generada por el turismo en el nivel local puede ser muy reducida en comparación con las cantidades de dinero que transitan por los tesorería de las líneas aéreas y  los operadores turísticos internacionales; mientras menos estructurado está el tejido económico local, más elevadas son las fugas.
  • Por último, hay que subrayar que las condiciones de trabajo para los empleados del sector turístico son regularmente denunciadas como: trabajo informal, baja calificación de los empleos, precariedad de los contratos (estacionalidad turística), pésimas condiciones de alojamiento de los empleados de temporada etc. (Organización Internacional del Trabajo, 2010).

Por todo ello es obvio que las tensiones sociales y políticas no dejan de aparecer, al mismo tiempo que han crecido desde hace un par de décadas numerosas iniciativas individuales y colectivas a lo largo de la cadena de valor turística, que se proponen corregir esos desequilibrios y orientar la actividad turística hacia formas de desarrollo sustentable.  Organizaciones mundiales, gobiernos nacionales y locales, comunidades, empresas y prestadores de servicios, universidades, comunidades de investigadores y ONGs en todas partes del mundo, exploran nuevos caminos para proponer y difundir buenas prácticas en favor de un desarrollo sustentable del turismo, las cuales se pueden resumir en el control de sus externalidades, pero también en la búsqueda de una gobernanza compartida; con la experimentación y la innovación como procesos claves para alcanzar esas metas.

Buenas prácticas de desarrollo sustentable

Se pueden mencionar aquí algunas de esas buenas prácticas, ya siendo adoptadas en numerosos destinos comprometidos en un desarrollo sustentable de su turismo; queremos subrayar que todos los territorios, incluyendo a aquellos posicionados en el turismo de masas, que sigue dominando la oferta en el nivel mundial, no solamente pueden pero también deben seguir ese camino.

  • Antes de todo es importante convencer a los gobiernos e inversionistas de todos los niveles sobre la importancia del turismo: muchos de ellos todavía manifiestan reticencias a involucrarse en el sector, a pesar de su alta contribución a las economías y sobre todo en países en desarrollo; se puede notar muy frecuentemente un desconocimiento del turismo y una falta de comprensión conduciendo a ciertos temores, bien por razones de riesgos inherentes al sector o para preservarse de las consecuencias negativas; las cuales, cuando existen, son siempre muy visibles. Por eso no solamente se trata de difundir una cultura turística pero sobre todo de recordar que el turismo sustentable implica un compromiso fuerte del sector público con estrategias a mediano-largo plazo y planes de manejo precisos, incluyendo exigencias de medición de los impactos detectables en cada nuevo proyecto: el “dejar hacer” es el peor enemigo del turismo sustentable.
  • Por otra parte, es indispensable adoptar una “visión territorial” cuando se trata de turismo; esa visión se entiende a través de políticas locales integradas que tomen en cuenta las necesidades de la población local, las del turista y las del territorio desde una perspectiva patrimonial: políticas de ordenamiento territorial con el mejoramiento de las infraestructuras, búsqueda de mecanismos fiscales que favorezcan inversiones locales, movilización de servicios y actividades productivas locales por las empresas turísticas (fomento de sectores tradicionales incorporados a la cadena de valor turística como la agricultura, la pesca, la artesanía…) etc.
  • Una implicación estrecha de las comunidades locales en la concepción y la gestión de las actividades turísticas se impone como otro punto central: el turismo sustentable ha sido erigido por las Naciones Unidas, por la Organización Mundial del Turismo y muchos otros  organismos multilaterales (BID, CAF, BM) como un instrumento de reducción de la pobreza, al servicio de la realización de los “objetivos del milenio”. Ahora bien, es cierto que esas intenciones “top-down” son importantes como marco global de referencia, pero también es necesario recordar que una de las palancas claves en la reducción de la pobreza consiste en favorecer la emergencia de iniciativas individuales o comunitarias locales, en el nivel empresarial y de gobernanza de proyectos, con tal de incorporar y profesionalizar las capacidades laborales indispensables para satisfacer las necesidades del turista y para fijar actividades económicas y empleos estables.
  • La diversificación del producto turístico con el objetivo de difundir mejor la actividad turística a nivel espacial y temporal se presenta como una buena práctica con mayor fuerza: no solamente como respuesta para aliviar las presiones ejercidas sobre las zonas más concurridas y repartir los impactos económicos del turismo a mayor escala - incluyendo a las comunidades con altas necesidades -; pero también como herramienta de diversificación y de construcción de la fidelidad de las clientelas – explorando nuevos potenciales turísticos y mercados-nichos que permitan ampliar la(s) estación(es) turísticas a lo largo del año (turismo de naturaleza, turismo itinerante, turismo participativo, etc.).

El caso Ciudad Bolívar: el papel de los actores con sus intereses

Nuestro punto de partida, si atendemos a los conceptos más ampliamente aceptados sobre desarrollo sustentable, es que existe una gran variedad de actores involucrados en el desarrollo turístico local, cada quien con responsabilidades e intereses propios, los cuales tienen que nutrirse y articularse con el fin de coordinar iniciativas. La concertación, la co-construcción, la gobernanza compartida contribuyen a sumar energías y mancomunar esfuerzos y recursos.

Entonces, cuando nos proponemos construir una propuesta de desarrollo turístico sustentable en un lugar como Ciudad Bolívar,  se trata de elaborar un proyecto por y para los actores locales, a saber:

  • El nivel político, como responsable de la gestión de un territorio, es clave en el proceso de “turistificación”: siempre sirve recordar, antes de todo, que lo primero que escoge un turista es el territorio a visitar, mucho antes de decidirse por tal o cual alojamiento. Entonces es una responsabilidad del nivel político proponer una visión global y a futuro, integrando a la dimensión turística, impulsando las dinámicas de trabajo entre actores locales, tomando decisiones y orientando presupuestos a favor del turismo - creación o extensión de las redes de servicios, agua/plantas de tratamiento/energía, embellecimiento de los espacios públicos, mejoramiento de las infraestructuras de transporte, valorización del patrimonio natural y cultural, etc.-;  todo ellos con tal de estimular a la inversión privada. La función política local consiste además en representar y defender los intereses locales de cara al gobierno regional y al nacional. Pero también frente a grandes corporaciones -sean privadas, públicas o mixtas- con fuerte influencia sobre el territorio propiamente dicho o sobre los territorios vecinos. El gobierno municipal de Ciudad Bolívar está obligado sentarse en la mesa de negociación con PDVSA, con las grandes empresas metalúrgicas y de energía instaladas en Guayana, con los grandes consorcios constructores y propietarios de Centros Comerciales en Ciudad Guayana, con tal de pesar en las decisiones que puedan impactar el territorio del Municipio Heres en el corto/mediano/largo plazo. Aunque el turismo suele ser un sector bastante consensual, más allá de las sensibilidades políticas, bien sabemos que puede ser instrumentalizado para revindicar poderes individuales o corporativos. Lo que normalmente es muy perjudicial, incluso desde el punto de vista estrictamente financiero, pues es un sector que requiere mancomunar los esfuerzos para cubrir inversiones, tanto públicas como privadas, de nivel local o  global, que suelen ser muy altas.
  • No hay duda que los empresarios turísticos locales, de todos los tamaños, juegan un papel fundamental, pues sin iniciativa privada no hay turismo: transporte, hospedaje, restauración, actividades culturales, deportivas o de diversión constituyen el núcleo básico de la oferta turística. Los operadores privados contribuyen directamente en la calidad del destino y construyen una cadena de valor económica en la cual se inyectan los gastos de los visitantes. Su existencia y su motivación reposan en la viabilidad económica de los negocios pero también en la calidad de la relación con el gobierno local y entre ellos. Por otra parte, la actividad turística, particularmente en un territorio como Ciudad Bolívar donde no hay otras opciones de desarrollo, está en clara y directa interdependencia con todas o casi todas las actividades productivas (agrícolas, industriales, de pesca, construcción, comerciales y de servicios) para efectos de la mutua supervivencia.  El mayor reto de los empresarios es construir una fuerte capacidad innovadora que les permita producir cambios y mejoras tecnológicas, económicas y organizativas ante los cuales sus competidores se vean en la necesidad de reaccionar, al mismo tiempo que ser capaz de responder eficientemente ante los cambios y mejoras que se produzcan en su entorno. Entonces las empresas están obligadas a construir y animar redes de trabajo eficientes con clientes, proveedores, gobierno y comunidades locales para generar y desarrollar los flujos económicos esperados al momento de la inversión y adaptarse constantemente a la evolución de la demanda.
  • La sociedad civil incluye a los residentes individuales y organizados: un residente está involucrado con el turismo en tres niveles; primero, como huésped es un eslabón de la cadena de recibimiento; segundo, como trabajador saca sus ingresos del turismo; y tercero, como consumidor puede utilizar servicios e instalaciones creadas para las necesidades del turismo (actividades culturales, deportivas y recreativas, pero también carreteras, aeropuertos, servicios de salud). Una estrategia de turismo sustentable debe considerar y respetar al ciudadano en cada uno de esos tres estatus.
  • Las Universidades y la comunidad científica local tienen normalmente una imagen pública como  faro cultural, signo de progreso y opinión autorizada que pueden ejercer directamente en el cumplimiento de su misión fundamental en materia de formación de recursos humanos. También como difusores autorizados de información construida sobre bases sistemáticas y validada por canales nacionales e internacionales. Pero en un sentido más amplio, son además actores esenciales en la formación de opinión pública. La otra vocación importante que todos los actores reconocen para Ciudad Bolívar es la Educación, particularmente  por la presencia de varias universidades públicas y privadas. Una estrategia de turismo sustentable para Ciudad Bolívar está obligada a contar con la participación de la gran variedad de universidades públicas y privadas que hacen vida en la región, particularmente con la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG) cuya sede nacional del rectorado esta en propio Casco Histórico de la ciudad.
  • Las comunidades pobres como El Zanjón  y Perro Seco son una cuña vital dentro del propio Casco Histórico de la ciudad, el patrimonio urbano de mayor atractivo. Son también la punta del iceberg  de una extensa zona de pobreza que demanda integración económica y social, al mismo tiempo que constituye una mina de autenticidad cultural y de potenciales iniciativas emprendedoras, sin la cual una estrategia del desarrollo turístico simplemente no tiene posibilidades de éxito sustentable. Pues un patrimonio cultural no está hecho sólo de edificios, museos  y acervos culturales, sino de gente real y una dinámica sociocultural viva, palpable e intensa. Adicionalmente, hay un marco legal de estímulo a la organización comunitaria que tiene carácter nacional y no puede quedar fuera de la consideración en la estrategia de desarrollo del turismo, de los estímulos a la innovación y de los mecanismos que dan fuerza al poder local de negociación. 

El potencial turístico identificado

El amplio trabajo de diagnóstico que se ha llevado a cabo en Ciudad Bolívar durante los últimos 6 años 11, nos permite precisar y resaltar los pilares de su potencial turístico. Es decir, los elementos en los cuales apoyarse para construir una política turística exitosa y sustentable; esos elementos se comportan como atractivos directos para el turista o como factor facilitador que acompaña el desarrollo de las actividades turísticas.

El Casco histórico: es el elemento central del atractivo particular de Ciudad Bolívar para los turistas, particularmente para los nacionales pero también para extranjeros; identifica la ciudad y le da carácter. Tiene un importante valor histórico para Venezuela, para otros países de la región y su evocación tiene alcance global: conocida como “Angostura” fue sede en 1819 del Congreso ante el cual Simón Bolívar pronunció su célebre discurso inaugural donde propone la creación de la que se conoce en la historia de Suramérica como la Gran Colombia; y anuncia una nueva Constitución antes iniciar la exitosa campaña militar por la independencia que lo llevó hasta los territorios de Perú y de Bolivia que toma su nombre. Esos acontecimientos históricos confieren a Ciudad Bolívar una notoriedad que se puede valorizar mejor en la propuesta turística. 

Además, dentro del Casco Histórico, El Zanjón aparece como un rasgo singular, en comparación con otras ciudades patrimoniales de Venezuela o de América Latina. El Zanjón es la barriada de mayor tradición en la ciudad. Posee una extensión de nueve hectáreas y destaca por lo singular de su topografía marcada por las rocas más antiguas de la tierra, en armoniosa conjunción con árboles centenarios y sus características arquitectónicas. Su vista al Orinoco y al puente Angosturas, los atardeceres, sus habitantes ilustres (desde sus inicios ha sido cuna de reconocidos músicos, pintores, poetas, destacando el Maestro Jesús Soto artista consagrado internacionalmente), su dinámica social y cultural actual (manifestaciones folklóricas y artísticas, exhibición permanente de obras como murales y esculturas, en lo que han denominado “Eco museo Parque El Zanjón”), también su rol en la fundación y desarrollo del resto de la vieja “Angostura”. El Zanjón hace un aporte clave y confiere al Casco histórico de Ciudad Bolívar un valor adicional de singularidad y personalidad que puede valorizarse y mercadearse con gran originalidad.

En conclusión:  Ciudad Bolívar y su Centro Histórico poseen el potencial para volverse uno de los principales destinos de estancia cultural en Venezuela. Posee una riqueza cultural original con significado en el nivel nacional y en países vecinos, y resonancia en muchos otras regiones del globo.

La creación y el desarrollo de Ciudad Bolívar es indisociable de la naturaleza excepcional que la rodea y de la cual ha dependido a lo largo de su historia. No sólo su original nombre se inspiró en el río que la baña y le da vida sino que la naturaleza reafirma su presencia y su papel como entorno paisajístico y como soporte de su desarrollo económico (pesca, oro, diamante, transporte y comercio fluvial). Como quiera que aprecie la ciudad, el Orinoco y sus 2.140 kilómetros de curso aparecen indudablemente en primer orden: describe un gran arco que delimita una naturaleza excepcional. Se forma por la unión de las aguas de unos 715 Ríos, sin tomar en cuenta los numerosos riachuelos, arroyos, caños y quebradas, que forman la mayor reserva hídrica del país; y hacen parte de la gran reserva hidroenergética que provee casi el 70% de la electricidad que se genera en todo el territorio nacional.

La cercanía a destinos turísticos de gran notoriedad, con especificidad paisajística, cultural y científica reconocida a nivel mundial: gran parte del potencial turístico de Ciudad Bolívar, actual y futuro, reposa en su capacidad para “empoderarse” en función de valorizar un papel activo como “puerta de entrada” a los destinos de la Gran Sabana, Canaima, el Salto Ángel, los Tepuyes, el Delta y el Amazonas venezolano. No obstante, el diagnóstico ha mostrado que una gran cantidad de flujos turísticos hacia esos sitios no transitan por Ciudad Bolívar, y cuando lo hacen la Ciudad no logra convertir el turismo de transito (noche de alojamiento) en un turismo de estancia (“un viaje dentro del viaje”).

En conclusión: Ciudad Bolívar posee la legitimidad para desarrollar un compromiso ambiental fuerte y afirmase como principal centro de distribución hacia los sitios eco turísticos de la Gran Sabana el Delta y el Amazonas. Es una Ciudad hecha de naturaleza y vinculada a un complejo ecosistema de valor excepcional, el Orinoco en primer plano

Los planes de explotación de reservas por más de 200.000 millones de barriles de petróleo están en desarrollo desde los años 90 y el curso de su despliegue integral no hay dudas que transformará radicalmente la realidad económica, social, ambiental y geográfica de todo el Orinoco, particularmente de la rivera norte: desde el Estado Guarico hasta Delta Amacuro. Justo en Soledad, para referirnos sólo a los territorios más próximos, la lógica de una explotación petrolera a gran escala (un condominio con tres mejoradores de petróleo pesado y otros desarrollos productivos y urbanísticos) hará sentir su peso determinante en la estructura de todos los mercados de bienes y servicios que existen en Ciudad Bolívar, y también en su infraestructura.

Particularmente relevante será el impacto sobre la vivienda, el empleo, el urbanismo, los servicios públicos, los servicios personales y las posibilidades de ocio y distracción, como consecuencia de las demandas proveniente de las miles de personas que trabajaran y realizarán su vida cotidiana con referencia a los recursos de hidrocarburo existentes al otro lado de la “Piedra del Medio”.

Los nuevos asentamientos de población van a aumentar la zona operacional de Ciudad Bolívar en su función de espacio turístico, cultural, recreativo y de formación: se estiman que unos 500 mil venezolanos podrían trabajar en las distintas actividades productivas que se desarrollarán en toda la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) durante los próximos seis años, muchos de ellos asentados a 3 horas o menos de carretera hasta Ciudad Bolívar.

El proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco ofrece a Ciudad Bolívar perspectivas de desarrollo turístico de gran amplitud: turismo de negocio, turismo recreativo, turismo cultural, turismo de formación profesional etc.

Por otro lado, abre un espacio de innovación y de experimentación en cuanto a la forma de lograr una vinculación harmoniosa entre turismo y petróleo. Pero es importante que a lo largo del desarrollo de la faja del Orinoco, Ciudad Bolívar se vuelva un interlocutor presente y activo en relación con los proyectos petroleros, para adquirir “peso específico” en las decisiones y contribuir para orientarlas hacia valores de responsabilidad económica, social y ambiental. En particular, es de gran importancia modular la clase de profundas distorsiones socioeconómicas y ambientales que han ocurrido en otros centros de producción petrolera, tanto en Venezuela como en otras partes del mundo, y que ya están ocurriendo con los desarrollos en curso en los territorios de la Faja Petrolífera del Orinoco.

En conclusión: Ciudad Bolívar puede y debe jugar un papel clave para lograr coherencia y complementariedades dentro del desarrollo regional alrededor del Orinoco. La faja petrolífera del Orinoco es una oportunidad para aprovechar.

Venezuela, al igual que muchos otros países de América latina, se caracteriza por una débil institucionalidad, una fuerte inestabilidad política y en casos o épocas como la de Venezuela actualmente, una marcada polarización política. Alrededor de estas circunstancias frecuentemente se crean dificultades para el necesario trabajo participativo y el logro de una consensual visión de futuro entre los actores.

No obstante, hemos podido constatar que en relación con Ciudad Bolívar existe un consenso, tanto local como nacional, acerca del potencial turístico de la ciudad, incluso sobre aspectos medulares de la manera como puede ser desarrollado y los actores que deben intervenir en su valorización. Es muy importante que un proyecto de desarrollo turístico cuente con esta clase de consenso de todos los sectores sin importar la posición económica, social, política e incluso partidista.

En concusión: La convergencia de visiones de los actores locales en relación con el turismo es una base sólida sobre la cual se pueden construir proyectos de largo plazo que aportarían continuidad a los desarrollos. Un consenso en las instituciones y en la ciudadanía acerca del potencial turístico, que incluso rebasa las fronteras sociales y la polarización política.

Al cruzar el potencial de desarrollo turístico identificado con los desafíos territoriales a nivel económico, social y ambiental, y tomando en cuenta las capacidades disponibles (recursos económicos, capacidades profesionales, motivación de los actores), se puede construir una ambición de imagen turística de Ciudad Bolívar con objetivos claros que perseguir.

Para construir una imagen de destino turístico y un sector económico integrado

Se trata enfocarse en un manejo ejemplar del patrimonio, tanto cultural como natural, con participación pública, privada y ciudadana. Más específicamente, ese objetivo principal se puede descomponer en 4 objetivos estratégicos:

1) Hacer del turismo un motor de prosperidad económica y social así como factor de competitividad de la ciudad.

Ciudad Bolívar necesita densificar y fortalecer su tejido económico, estimulando sectores económicos con altas perspectivas de crecimiento y desarrollo. El turismo, con su capacidad de encadenamiento con casi todos los otros sectores económicos locales, puede ejercer un significativo efecto de palanca sobre la economía local. Organizaciones especializadas en el tema (OIT) han demostrado que en los países emergentes un empleo turístico puede crear entre 2 y 3 empleos indirectos, por sus relaciones transversales y su efecto multiplicador.

2) Hacer de Ciudad Bolívar el destino venezolano de referencia por la ejemplar integración de su identidad cultural con su entorno natural.

La estrecha vinculación existente entre cultura y naturaleza en Ciudad Bolívar ofrece al Municipio una oportunidad para instaurar un proceso de mejora continua y de innovación en materia de responsabilidad ambiental, en beneficio de la calidad de vida de los ciudadanos, del atractivo turístico del destino y de su imagen en la escena venezolana e internacional. El Barrio El Zanjón posee todas las características para actuar como proyecto piloto en ese tema, migrando de su “estatus” de barrio marginal, para jugar un papel clave en la revitalización tanto arquitectónica como social del casco histórico.

3) Recuperar la capacidad de negociación de Ciudad Bolívar como capital legitima del estado, apoyándose en el turismo como factor de prestigio.

En las últimas décadas, Ciudad Bolívar ha perdido el esplendor que la había caracterizado, debilitándose en el plano demográfico, económico, urbanístico, y en casi todo lo demás. No se trata de manejar una visión nostálgica del pasado, pero sí de utilizar el turismo para ganar las fuerzas que le permitan crecer en modernidad y en reconocimiento regional y nacional: desarrollo urbano, embellecimiento, preservación ambiental, integración social ...

4) Garantizar la continuidad del proyecto turístico en el corto, mediano y largo plazo.

El éxito de un proyecto de desarrollo turístico reposa en la participación de todos los actores, sin importar su posición o condición económica, social y política, pero también en la constancia de los esfuerzos dedicados. Por el momento, se nota un ensamble de iniciativas poco coordinadas entre ellas y en el tiempo, así como cierta falta de continuidad en la política y en la gestión. Es importante instaurar mecanismos que permitan inscribir la estrategia turística en un proceso de desarrollo sostenido y pertinaz.

Los ejes de la estrategia

La estrategia de desarrollo turístico tiene que aportar orientaciones claras sobre cómo trabajar para alcanzar los objetivos mencionados anteriormente. En ese sentido, en el caso de Ciudad Bolívar el Primer Objetivo es hacer del turismo un motor de prosperidad económica y social así como un factor de competitividad para toda la ciudad. Entonces la estrategia debe: 1) respaldar un esfuerzo de mejora en la infraestructura urbana que además permite la correcta recepción del turista: terminal de pasajeros, electricidad, alumbramiento, transporte, basura, tratamiento de aguas residuales; 2) concentrar esfuerzos en la recuperación en el Paseo Orinoco y en El Zanjón con sus zonas aledañas: como claro mensaje a todos los sectores sociales acerca de lo que se puede y se debe hacer en el plano urbano y en la dinámica económica y social; 3) incentivar el emprendimientos turísticos de todos los niveles, con particular atención sobre las especificidades y necesidades de capacitación y financiamiento de los emprendimientos artesanales, populares y comunitarios; 4) dando importancia a una política municipal que estimule la inversión de los particulares en favor de proyectos que involucren la recuperación del Casco Histórico: reconstrucción y limpieza de las fachadas, atención a las casas abandonadas y claramente deterioradas; 5) desarrollar animación y espacios de vida social donde se encuentren habitantes y turistas; 6) fortalecer con el turismo al tejido productivo y de servicios locales: artesanía, pesca, comercios; y 7) favorecer la coordinación de los sectores público y privado: módulo de cogestión, fortalecimiento de la Dirección de turismo, modulo de información para los turistas, y sobre las orientaciones del turismo en la ciudad.

El Segundo Objetivo es hacer de Ciudad Bolívar un destino de referencia para los venezolanos, en la medida expresa la integración de su identidad cultural con su entorno natural. Entonces la estrategia debe: 1) asumir la integración de la naturaleza al proceso de modernización urbana: panoramas al río, valorización de la piedra, cuidado a los jardines y a los árboles; 2) Involucrar a la población en la preservación del patrimonio ambiental: limpieza, cuidado del río, pesca responsable; 3) Desarrollar dentro de la ciudad un proyecto de conocimiento e interpretación de la naturaleza circundante y las culturas autóctonas: La Gran Sabana, los Tepuy, la selva, los ríos, la fauna, la flora, y las comunidades indígenas de la región; 4) promover la reflexión y las soluciones para responder a los desafíos ambientales del desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco; 5) integrar coherentemente la política de desarrollo económico y social en los barrios con la política de desarrollo del turismo y de gestión integral del territorio: Los barrios El Zanjón y Perro Seco tienen un papel mayor que cumplir, como ejemplo y como proyecto piloto, un recurso clave para impulsar en la base de la sociedad el emprendimiento individual o colectivo, con su mecanismos de cooperación y solidaridad, pero innovadores y competitivos ; y 6) lograr la incorporación de Ciudad Bolívar a prestigiosas redes de sitios ejemplares: patrimonio mundial de la UNESCO, en primero orden.

El Tercer Objetivo es recuperar la capacidad de negociación de Ciudad Bolívar como capital legítima del Estado Bolívar, apoyándose en el turismo como factor de prestigio y elemento “empoderador”. Entonces, 1) hay que dar visibilidad nacional e internacional a los atractivos turísticos, sus ventajas competitivas y los valores que sustentan la visión de largo plazo: a los turistas, a los medios de comunicación y comunicadores sociales especializados, tanto nacionales como extranjeros; 2) promover los esfuerzos y los compromisos políticos en favor del desarrollo de Ciudad Bolívar, tanto en el nivel regional como nacional e internacional; 3) reivindicar la presencia e intereses de la ciudad en los centros de decisión nacional y regional; 4) fortalecer en las instituciones públicas y privadas las funciones del turismo, la cultura y el ambiente así como el nivel técnico y de comunicación de los funcionarios a su cargo; y 5) promover con transparencia la participación en este esfuerzo de todos los actores y sectores de la Ciudad: pues los beneficiará a todos.

Por último, el Cuarto Objetivo es garantizar la continuidad del proyecto turístico en el corto, mediano y largo plazo. Por ello la estrategia debe: 1) adoptar un esquema de desarrollo turístico compartido, con responsabilidades claramente definidas a corto, mediano y largo plazo; 2) formalizar alianzas estratégicas basadas en la confianza y el mutuo provecho, para acompañar al desarrollo turístico: instituciones de formación y de capacitación, en especial en turismo; cooperación internacional descentralizada, académica, ONG’s; 3) Promover activamente espacios y momentos programados de reflexión y concertación que integren a todos los actores y a todas las comunidades; y 4) fortalecer la función de Ciudad Bolívar como Centro Regional de Capacitación y de Formación, en tanto que complemento virtuoso de la economía turística.

Estos cuatro ejes de la estrategia deben también orientar las ideas claves a resaltarse en la política clientela-producto.

En el caso de Ciudad Bolívar tiene más importancia lograr un crecimiento del movimiento turístico total, que un aumento en la capacidad total de alojamiento (a excepción de productos de alojamiento “de nicho”, pues están en capacidad de generar su propia clientela sin competencia directa con otras empresas): en efecto, las tasas de ocupación de los hoteles y posadas existentes necesitan recuperar los niveles de hace cinco años para que crezca la motivación, la confianza y las solidaridad entre los actores, así como las posibilidades económicas para invertir en el mejoramiento de las instalaciones.

Debido al contexto nacional (política monetaria y de cambio, inestabilidad política, imagen general de inseguridad…), el potencial de clientela adicional que se puede activar a corto plazo se ubica dentro del mercado interno: es decir que los esfuerzos de mercadeo deben enfocarse con prioridad en los Venezolanos.

Paralelamente es muy importante preservar el nivel actual de movimiento turístico internacional, y apoyar a los prestadores de servicios locales que manejan contactos directos con los mercados fuente (posadas, agencias de viaje) ya que de esa manera se maximiza los beneficios en la economía local.

Hay que anticipar desarrollos de clientelas nuevas a mediano y largo plazo, a saber: 1) visitantes desde la Faja del Orinoco, que tengan motivación turística, recreativa o profesional, 2) clientelas extranjeras, cuando el contexto general del país avance un poco y cuando Ciudad Bolívar haya iniciado su proceso de mejoramiento de la infraestructura básica.

Desde el punto de vista práctico, se trataría de traducir la visión estratégica en un plan de manejo operativo en materia de infraestructuras, de estructuración de la oferta turística, de promoción y de comunicación, de animación y de capacitación, de organización turística que desplegar.  Todo de tal modo que las acciones seleccionadas contribuyan para alcanzar los objetivos estratégicos definidos. También las acciones deben inscribirse en el proyecto global del territorio, es decir coordinarse con las otras políticas de la Alcaldía y con las iniciativas de los actores locales, con tal de hacer sinergia entre los esfuerzos y lograr mayor eficiencia.

Conclusión

El turismo, un fenómeno mundial de gigantescas magnitudes, todavía padece por una falta de comprensión y reconocimiento en el nivel de la política de gestión y desarrollo territorial; no se percibe toda su importancia y en muchos casos ni siquiera se entiende el papel que juega o puede desempeñar en la construcción de estrategias de desarrollo sustentable para grandes territorios, con impactos previsibles sobre significativos números de la población actual, sobre las generaciones futuras y sobre toda dinámica competitiva de una economía local regional o nacional.

Esa falencia es debida en primer lugar al predominio de una visión estrecha según la cual el turismo se reduce a una actividad comercial, en las manos de operadores privados; mientras que desde la perspectiva de los equilibrios macroeconómicos, es simplemente una fuente de divisas para equilibrar las cuentas externas, o un sector donde se generan puestos de trabajo, especialmente para jóvenes, lo que atenúa las presiones sociales y políticas. Pero en segundo lugar, no por ello menos importante, el problema fundamental es que apenas se empieza a entender  la complejidad del sector: es muy reciente el turismo como tema de reflexión y en especial como objeto de planificación pública.  Sólo en los últimos treinta o cuarenta años, particularmente con la progresiva apertura de muchos territorios al gran mercado del turismo global, cuando se empezó a plantear con más consistencia la compleja trama de temas y dimensiones involucradas (infraestructuras, ordenamiento territorial, transversalidad, marketing, impactos ambientales y muchos otros) y la tremenda variabilidad de toda esa gran economía  que está sujeta a modas, inestabilidad política o monetaria, situación sanitaria y, sobre todo eso,  la extraordinaria dinámica innovadora que afecta constantemente la competitividad de territorios completos y no sólo de las unidades empresariales a cargo del negocio directo.

Esas dos grandes determinantes de la situación han conducido a muchos destinos a tener que sufrir y soportar las consecuencias negativas del turismo, expresadas en el nivel económico, social, cultural y ambiental. Mientras que  en pocos lugares se ha producido una efectiva  y seria movilización de la  atención política, para abrir espacios de discusión y decisión necesarios para elaborar una visión política de futuro, en favor de un desarrollo turístico controlado y responsable.

En particular, el carácter extraordinariamente transversal del turismo implica adoptar una gobernanza compartida la cual incorpora a la mayor cantidad posible de los actores (políticos, operadores privados, instituciones públicas, comunidad local, sociedad civil) directa o indirectamente involucrados en el proceso de desarrollo turístico, en su dinámica innovadora y en sus impactos. Esa gobernanza sólo se entiende cuando involucra un diagnóstico compartido, una reflexión estratégica concertada y la implementación de un plan de manejo operativo mancomunado. Pues no hay éxito sustentable si no se cruzan miradas, se concilian intereses y suman esfuerzos.

En el caso de Ciudad Bolívar, hace falta ir más allá del contexto adverso de una extrema polarización política que con frecuencia bloquea las posibilidades para construir esa gobernanza. Pareciera que están dadas casi todas las demás condiciones para que se produzca ese manejo operativo mancomunado, de manera  de afirmar y defender una visión a futuro de desarrollo turístico sustentable que comparten todos los actores directa o indirectamente involucrados pero que no se ha podido descompartimentalizar.

Se requiere que esa visión compartida y argumentada, que da peso al territorio para aumentar su poder de negociación según una lógica “bottom-up”, logre un funcionamiento harmónico.  Para que los actores locales mismos, puedan sentarse a la mesa de discusión de esos grandes proyectos vecinos, en la Faja Petrolífera del Orinoco, con fuertes impactos fuertes sobre el territorio, particularmente desde la perspectiva ambiental, atendiendo también a las reflexiones y decisiones de los otros niveles administrativos: regional y nacional. También esa desconpartimentalización es condición sine qua non para la inscripción de Ciudad Bolívar en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO, que además necesita integrarse a redes internacionales que le den visibilidad y oportunidades adicionales para beneficiar de experiencias y experticias exteriores.

Por último, y no por eso menos importante, consciente de esos retos Ciudad Bolívar está accionando esas palancas con la ambición de sostener una cerrada lucha a largo plazo contra la pobreza y la marginalidad que involucra casi seiscientos barrios perfectamente identificados, incluso dentro de los espacios del Casco Histórico, su gran atractivo turístico.  Se trata de abrir perspectivas sociales para las generaciones que vienen, particularmente para los habitantes de esos barrios, rescatar un patrimonio arquitectónico a punto de desaparecer y empoderarse de su papel como capital regional  con tal de defender el valor ambiental, cultural y social de su propio territorio y las extraordinarias zonas naturales aledañas.

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1 Directora-Gerente de la empresa francesa Consultora en Ingeniería Turística MaHoc y Profesora Asociada de la Universidad de Versailles Saint-Quentin-en-Yvelines, Francia, mahoc.clg@wanadoo.fr
2 Profesor Titular (Emérito) Universidad Central de Venezuela (UCV-CENDES), Presidente del Laboratorio de Innovación y Aprendizaje (LIA); Venezuela, arnoldo.pirela@gmail.com
3 Tomamos el tema sobre “Opinión pública y ambiente” entendiendo que se trata de un agregado o variedad de temas con significación colectiva, particularmente en los países más desarrollado; y reconociendo la controversia (por ejemplo: Dougall, E. 2005; Anduiza, E. et al,  2006, Ver también: www.worldpublicopinion.org   ) respecto al manejo y eventual intencionalidad de los estudios de opinión, respecto a cómo puede entenderse la percepción de los problemas ambientales o los cambios reales que se producen en el medio físico y natural y muchos otros aspectos que discuten los especialistas en opinión públicas, comunicación y educación ambiental.  Además, en  países como Estados Unidos el tema de los sondeos de opinión sobre el ambiente ha acumulado años de experiencia mientras que en Europa es más reciente y en países como Venezuela son prácticamente desconocidos.
4 Ver: Sen, A. (1998) "Las teorías del desarrollo a principios del siglo XXI", Cuadernos de Economía, v. XVII, n. 29, Bogotá, páginas 73-100.
5 Ver: (Gudynas, E. 2004)
6 Ver: (Shepsle, 1997)
7 Ver: Barometro OMT del turismo mundial 2007
8 Dencelle, Xavier  (2004) “A Conceptual and Dynamic Approach to Innovation in Tourism”, OECD, Pag. 3. http://www.oecd.org/cfe/tourism/34267921.pdf   Traducción propia
9 Las interacciones entre el cambio climático y las actividades asociadas al turismo han sido objeto de varios estudios durante la ultima década (Todd, 2003; Scott, 2004; Gossling et Hall, 2006): fueron compilados en un informe técnico muy completo por el grupo de expertos eCLAT para la conferencia sobre el turismo y el cambio climático organizada en Davos en 2007 (Simpson, M. et al., 2008).
10 Se habla de « fugas » para calificar a los gastos del turista que no se queda en el país/territorio de estancia; puede alcanzar 98% del total los gastos de los turistas (Caso del Parque Masaï Mara : Universidad Moï, Eldoret, Kenya, CRDI, Nairobi, Sept 2000)
11 En el marco de los acuerdos de cooperación entre la Universidad de Versailles Saint-Quentin-en-Yvelines (UVSQ), Francia, la Alcaldía del Municipio Heres del Estado Bolívar, el Laboratorio de Innovación y Aprendizaje (LIA) y el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES-UCV), Caracas.


Vol. 35 (Nº 1) Año 2014
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