Espacios. Espacios. Vol. 31 (4) 2010. Pág. 3

Implantación del Centro Nacional de Tecnología Química ¿Porqué es difícil construir interfases en un país en desarrollo?

Model of company’s strategy for cooperations

Alexis Mercado y Marely Malavé


Una nueva agenda de política científica y tecnológica para Venezuela

Una revisión de los esfuerzos de política en los diferentes niveles (desde la Constitución aprobada en referéndum en 1999, pasando las diversas leyes y sus reglamentos relacionadas con la ciencia en ciencia y tecnología, planes y programas de política) evidencian un cambio en el enfoque de la promoción, desarrollo y uso del conocimiento científico y tecnológico en Venezuela que procura una mayor participación de la sociedad. Al otorgarle rango constitucional, se reconoce la importancia de la actividad de C y T para el desarrollo del país, pero además se amplían los ámbitos de responsabilidad social, al incorporar explícitamente al sector privado como promotor y ejecutor de estas acciones. Esta es una diferencia clara en el enfoque del Estado con relación a experiencias anteriores.

A partir de este mandato constitucional en el ámbito específico de la ciencia y la tecnología, se formula el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2005 – 2030, en el año 2004, instrumento en el que destaca la voluntad de inclusión y el intento de planificar con una visión a largo plazo, y se sanciona la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) aprobada en una primera versión en 2001 y ampliada y mejorada en 2005, estableciendo aspectos inéditos en el tema de la participación y el financiamiento.

La creación de espacios para el desarrollo tecnológico

A mediados de la presente década, se registra un esfuerzo por construir espacios para el desarrollo tecnológico. En una perspectiva integral que supera la visión ofertista limitada, concentrada exclusivamente en la promoción de la actividad científica, se decreta la creación de instituciones orientadas al desarrollo tecnológico. Se crean la Agencia Espacial Venezolana (hoy Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales – ABAE), El Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Telecomunicaciones (CENDIT), el Centro Nacional de Innovación Tecnológica (CENIT) orientado a actividades de I+D en el área de Hardware, el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnologías Libres (CENDITEL) en el área de Software y el Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ). Se refuerzan además, centros ya existentes como el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), la Fundación Instituto de Ingeniería (FII) y el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y el CIEPE.

Estos organismos tienen como objetivo general incrementar las capacidades de desarrollo tecnológico endógeno, e incrementar el impacto social de la actividad de I+D, retos importantes si se toma en cuenta la situación de la estructura productiva de escaso nivel técnico y altamente dependiente de las soluciones tecnológicas foráneas.

La creación del CNTQ

Para la creación del CNTQ se conformó un equipo de expertos proveniente de la academia y la industria a fin de determinar los objetivos y características que debía tener un organismo encargado de promover el desarrollo tecnológico de una industria clave para el país. En primer lugar se planteó una disyuntiva: crear un centro de desarrollo tecnológico o un organismo de interfase que promoviera los vínculos entre las universidades y/o centros de investigación con las empresas? Una primera idea que alcanzó consenso en el grupo de expertos fue la necesidad de superar la visión ofertista, rechazar una conducta muy enraizada en el elaborador de política o el gerente del centro de I+D que se manifiesta en la frase “nosotros conocemos lo que requiere la industria”. Era imprescindible partir de la precisa caracterización de los requerimientos de las empresas (problemas u oportunidades) para construir una agenda de proyectos a ser desarrollados conjuntamente con universidades y centros de investigación. En ese sentido, el organismo se concentraría en promover exclusivamente este tipo de proyectos. Proyectos provenientes exclusivamente de universidades y centros de investigación no se considerarían pues para ello existen en el país diversos organismos y mecanismos de apoyo, creados desde la etapa vinculacionista, para tal fin.

El segundo aspecto era que acciones emprender en lo inmediato para atacar los problemas citados. Se recurrió a la metodología de Análisis Estructural con el fin de determinar las variables que ejercen mayor influencia sobre el sistema (el organismo interfase encargado de promover el desarrollo tecnológico de la industria química y petroquímica) y sobre la cuales es necesario trabajar para modificarlo positivamente.

Mediante consultas con diversos especialistas de la academia y la industria, se identificaron treinta y ocho variables del sistema que respondían tanto a requerimientos de la oferta (universidades y centros de investigación) como de la demanda (industria). Mediante un Delphi, se seleccionaron finalmente nueve variables clave que se analizaron en el Taller de Análisis Estructural (TAE) las mismas se enumeran a continuación 5:

  1. Percepción de los Investigadores y Académicos de la Actividad de I+D Industrial
  2. Percepción de los Industriales de la Actividad de I+D en el Mundo Académico
  3. Sistemas de Información
  4. Capacidad Tecnoproductiva de la Industria
  5. Capacidad Tecnoproductiva de las Universidades y Centros de Investigación
  6. Desarrollo de Tecnologías limpias
  7. Estructura Virtual
  8. Financiamiento del Centro
  9. Capacidad de Gestión de la Asistencia Técnica Local

El análisis estructural permitió determinar las relaciones entre las variables mediante el llenado de una matriz que permite estimar la influencia de cada variable sobre las demás. A partir de esta se estimó la motricidad y la dependencia de las nueve variables; mediante un programa matemático se identificaron las variables clave, de poder, que deben ser consideradas para modificar positivamente el sistema, a saber: Capacidad Tecnoproductiva de la Industria” (4) y “Financiamiento del Centro” (8). Estas se caracterizan por influenciar fuertemente a las demás variables y ser poco influenciadas. se dice que presentan alta motricidad. En consecuencia, debían ser consideradas dentro de los objetivos para poder concebir un Centro que pudiera generar impacto.

Este resultado tenía mucho sentido pues la gestión de una EDI implica estar muy atento a las demandas del sector productivo. Conocer sus capacidades innovadoras y requerimientos en materia tecnológica con la finalidad de llevar a la práctica proyectos que efectivamente mejoren su capacidad tecnológica. En segundo lugar contar con financiamiento adecuado para alcanzar los objetivos esperados en proyectos que cuenten con estudio de factibilidad. La asignación de recursos debe priorizar proyectos que tengan alto potencial de utilidad práctica, y tomar en cuenta las etapas de escalamiento y producción industrial, fases que al final son clave del desarrollo de capacidad tecnoproductiva de la industria.

Un segundo grupo de variables importantes son “Capacidad Tecnoproductiva de las Universidades y Centros de Investigación” (5) y la “Capacidad de Gestión de la Asistencia Técnica Local” (9). Estas ejercen gran influencia sobre las otras variables, pero son fuertemente influenciadas (variables de conflicto); son por naturaleza inestables por lo que actuar específicamente sobre ellas resulta muy complejo y el impacto sobre el sistema puede ser limitado. Son variables que interesa modificar actuando sobre las variables de poder. Se consideró que debían ser seguidas con atención, ya que son elementos complejos que obstruirían el desarrollo del Centro.

La implantación: primeras experiencias- el choque con la realidad.

El CNTQ inicia actividades en Agosto de 2006. Los primeros esfuerzos para promover vínculos a partir de necesidades concretas de la industria, evidenciaron, aparte de las ya tradicionales dificultades de aproximación (propósitos y dinámicas diferentes de estos dos ámbitos) problemas tales como: estructuras organizacionales que entorpecen la interacción, dificultad de muchas empresas para caracterizar adecuadamente sus problemas y plasmarlos en proyectos e inexistencia, en diversos casos, de capacidades de I+D en las universidades para resolver problemas de las firmas, en especial de aquellas pertenecientes a sectores intensivos en capital 6.

Una importante actividad de difusión mediante foros y seminarios en los que se enfatizaba la construcción de la agenda de trabajo desde la demanda captó la atención de diversos sectores de la industria. Sin embargo, la estrategia de contactar directamente a las unidades productivas para identificar problemas u oportunidades confrontaba resistencias. Elementos de desconfianza ante la presencia de un organismo del Estado y las aludidas limitaciones técnicas de las empresas, se erigían como un obstáculo importante para acceder a ellas.

Era evidente la tensión generada al tratar de poner en práctica los instrumentos diseñados en los estudios de factibilidad por los expertos, sobre todo cuando se confrontan con realidades empresariales y académicas caracterizadas por una ausencia casi absoluta de culturas de cooperación e interacción.

Este factor emergió como un elemento central de la gestión. Para el CNTQ era, y es, imperativo contribuir a modificar culturas de comunidades de investigación que presentan grandes dificultades para comunicarse con el mundo industrial y de ámbitos empresariales caracterizados por una débil cultura tecnológica, que generalmente busca solución a sus problemas en el exterior, dejando pocos espacios para el aprendizaje. ¿Como convencer a estos actores que trabajar cooperativamente en I+D+i era útil para las organizaciones?

Gran parte del esfuerzo se ha concentrado entonces en trabajar con las empresas, pues existían dudas acerca de si efectivamente estaban interesadas en trabajar con la academia y tenían capacidad para hacerlo. en otras palabras estimular su capacidad tecnoproductiva. En ese sentido, las asociaciones empresariales, en especial las de la industria química y alimentaria, se han constituido en socios importantes para colaborar en el diseño de los programas y difundirlos en la estructura empresarial.

La naturaleza de los proyectos adelantados hasta el momento está determinada por el nivel de capacitación tecnológica de la firma. En la generalidad de los casos manejados hasta ahora, los problemas identificados apuntan a la formulación de proyectos para optimizar los procesos para hacer un uso más eficiente de los recursos y/o minimizar la generación de desechos, en consonancia con capacidades tecnológicas de operación o producción (para usar conocimiento incorporado o asociado a sistemas de producción e instalaciones existentes) y/o, cuando mucho, de ingeniería y diseño, con la finalidad de modificar procesos existentes pudiendo producir cambios en los sistemas de producción (Kim, 1997). Para los requerimientos del primer tipo, se han conseguido capacidades en las universidades que han respondido satisfactoriamente a tales demandas. Para los segundos, al surgir requerimientos tecnológicos más complejos, relacionados fundamentalmente con el diseño de procesos, se ha determinado que en diversas áreas, no existe ni el conocimiento ni la experiencia en las Universidades y Centros de Investigación para afrontarlos, lo cual ha dificultado la conformación de equipos de proyecto 7.

De estos resultados se constata entonces que la “capacidad tecnoproductiva” de las universidades y/o centros de investigación es una variable de conflicto que debe ser debidamente considerada dentro de la gestión del CNTQ. Estimularla desde los requerimientos específicos de la producción a fin de generar los impactos tecnológicos planteados en los objetivos del Centro.

Como puede apreciarse, son múltiples los factores que dificultan la labor de un organismo interfase como el CNTQ. Las debilidades estructurales del SNCTI deben ser tomadas muy en cuenta a la hora de diseñar las políticas. En este sentido, deben adoptarse estrategias de aprendizaje amplias que consideren desde labores de carácter adaptativo de la tecnología hasta el desarrollo de capacidades de investigación y desarrollo en áreas de frontera vinculadas a las principales actividades productivas del país.

Lo anterior plantea una revisión de las políticas adelantadas inicialmente por el Centro. Las aristas de la vinculación en las condiciones de un país en desarrollo, con grandes debilidades institucionales, son múltiples y complejas. Esto lleva a redefinir algunas de las estrategias iniciales, para lo cual se está trabajando en un plan estratégico en el que se establezca que el CNTQ no funcione apenas con el propósito de ser interfase sino que tenga capacidad no sólo para promover el establecimiento de vínculos sino para formular y participar en el desarrollo de proyectos que impulsen las “capacidades tecnoproductivas” de la industria y de la estructura científica y tecnológica nacional.

Un nuevo marco institucional cataliza la gestión del CNTQ

La entrada en vigencia de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) en septiembre de 2005, al establecer la obligación de invertir en actividades de innovación, coadyuvó a la interacción con las firmas, mediante la asesoría en la identificación de proyectos, algunos con demandas muy específicas de I+D. Sin embargo, como se indicó, la mayoría de las oportunidades identificadas se orientan a la optimización de procesos e implantación de sistemas de producción, revelando las limitaciones en cuanto a capacidad tecnológica de las firmas. Esta información es relevante para la formulación de políticas en este ámbito.

La LOCTI, al establecer de manera amplia las actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación, ha permitido redefinir el alcance de la gestión del CNTQ. Se han concentrado esfuerzos en la formulación de programas que ataquen problemas estructurales de la industria vinculados a la gestión en los ámbitos de Tecnología, calidad – inocuidad y ambiente, temas que emergen como grandes debilidades de la estructura industrial. La existencia de claras relaciones entre el desempeño innovador, o de manera más general, de la capacidad tecnológica con la capacidad de gestión en las áreas señaladas, ha permitido formular algunos programas, estipulándose que la inversión que realicen las empresas, en la implantación de sistemas con el apoyo de la estructura técnica local sea reconocida como inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación.

Estos programas requieren de la conformación de redes tecnoproductivas que incluyen organismos técnicos del Estado, universidades y centros de investigación, empresas y asociaciones empresariales y técnicas. Estas redes constituyen interfases cuyos mecanismos de articulación, centrados en procesos de aprendizaje institucional (aprenden las empresas, los organismos técnicos y las universidades), pueden realmente aproximar dos ámbitos tradicionalmente desvinculados en condiciones de bajo desarrollo tecnológico.

Responder a necesidades y realidades locales

Transcurridos casi cuatro años del inicio de actividades del CNTQ, es evidente que la actual estructura y organización bajo la que fue concebido no permite responder de manera amplia y satisfactoria a las múltiples e ingentes necesidades de las industrias de procesos. Por esta razón, se está trabajando en la elaboración del plan estratégico. Este se ha planteado como objetivos:

  1. Promover soluciones a las necesidades tecnológicas de la industria de procesos venezolana, con énfasis en la seguridad, salud, ambiente y calidad.
  2. Optimizar la transferencia de conocimientos de I+D+i al sistema productivo, público y privado, nacional.
  3. Promover la internacionalización del CNTQ en el ámbito latinoamericano, mediante la generación de redes de intercambio y cooperación.
  4. Fomentar el desarrollo de una cultura tecnológica que permita una comunicación efectiva entre los diferentes actores de la industria y la academia, que ayude a fortalecer el dominio tecnológico para contribuir a consolidar el modelo productivo considerado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007 – 2013 8.

Las estrategias consideran un reforzamiento de las capacidades del Centro tanto en el ámbito de la gestión organizacional, que permita consolidar mecanismos de sustentabilidad de la redes tecnoproductivas nucleadas alrededor de los programas que desarrolla, como el técnico, mediante el desarrollo de capacidades propias a través de la creación de una unidad de desarrollo técnico y económico que permitirá realizar estudios de factibilidad proyectos y programas tecnológicos y de innovación e intervenir directamente en la ejecución de los proyectos específicamente en el área de optimización de procesos. En otras palabras, ya no es un organismo exclusivo de promoción de vínculos sino que participa también en las actividades de desarrollo tecnológico.

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5. Para las definiciones de las variables ver anexo 1.
6. Los proyectos en estos sectores requieren, en general,de altas capacidades de diseño (especificaciones del proceso, escalamiento industrial, diseño y construcción de reactores) que, como se mencionó, las mayoría de nuestras universidades y centros de investigación no poseen.
7. Ninguno de los proyectos adelantados hasta ahora, puede asociarse a capacidades tecnológicas de I+D (aquella que permite crear nuevo conocimiento y transformarlo en especificaciones para aplicarlo en la producción) (Kim, 1997).
8. Proyecto Nacional Simón Bolívar Primer Plan Socialista - PPS-

Vol. 31 (4) 2010
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